Puede que un robot te quite pronto el trabajo. Los sistemas de inteligencia artificial están comenzando a plantear una de las mayores revoluciones de la historia, y hay quien está planteando ideas singulares para adaptarnos a ese futuro.
Una de esas ideas fue esgrimida por Bill Gates, que indicó que debería implantarse un impuesto a los robots trabajadores como ya se impone a los humanos. Corea del Sur ha anunciado su intención de crear una especie de impuesto robótico que se une al debate sobre la renta básica universal.
Buscando soluciones al auge de los robots en el trabajo
La creciente automatización de todo tipo de puestos de trabajo lleva décadas produciéndose en el ámbito de los grandes robots industriales, pero ahora esa conquista del mundo labora por parte de robots y de sistemas de inteligencia artificial que tienen el potencial de sustituirnos en más y más puestos de trabajo.
Los ejemplos están en todas partes, y en Corea del Sur parecen querer prepararse para esa eventual transición. En realidad el cambio propuesto por la administración de Moon Jae-in no es el de la creación de un impuesto robótico como tal, sino que se ha hablado de reducir (en dos puntos fiscales) y limitar los incentivos fiscales que se dan a las empresas que invierten en automatización.
Esa idea del impuesto a los robots lleva tiempo mascándose en otros círculos más cercanos. El pasado mes de mayo la parlamentaria europea Mady Delvaux realizó una ambiciosa propuesta en este sentido, pero la reacción ante dicha idea fue una negativa casi unánime.
Impuesto robótico como parte de una renta básica universal
En España también tenemos debate reciente al respecto. El secretario general de la UGT, Pepe Álvarez, comentó que las empresas deberían cotizar por las máquinas que sustituyesen a los trabajadores. Más que cotizar, apuntaba Florentino Felgueroso, investigador económico, la idea sería la de hablar de un impuesto a las máquinas.
En NewAtlas argumentaban que entre los problemas que tendría esa implantación del impuesto robótico estaría la más que probable subida del coste de productos para el usuario final, que sería el que acabaría asumiendo esa transición.
El impuesto robótico podría acabar contribuyendo a esa renta básica universal que algunos vislumbran como potencial solución (o al menos alivio) a ese futuro en el que los seres humanos se verán desplazados de millones de puestos de trabajo. Las dudas sobre este modelo son aún enormes, y aunque hay proyectos que evalúan su implantación, las conclusiones son desiguales. Veremos si Corea del Sur aplica esas nuevas políticas, y cómo afectan a su economía y su sociedad.
En El Blog Salmón | El campo de pruebas a gran escala de la renta básica está inevitablemente en Japón
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