Hace unos minutos saltaba la noticia con una de las adquisiciones más sorprendentes de los últimos meses. Nokia anunciaba la compra de la empresa francesa Withings por 170 millones de euros en una operación que demostraba un curioso interés de la firma finlandesa por el segmento de los wearables.
En Nokia indicaban que llevaban tiempo enviando mensajes sobre lo importante que es para ellos el segmento de la "salud digital", pero lo cierto es que la operación es curiosa por el cambio de enfoque total que Nokia da a su negocio. De abandonar los móviles y centrarse en el segmento de las infraestructuras de telecomunicaciones han pasado a apostar por cuantificadores personales. ¿Por qué?
¿De dónde ha salido Withings?
Este fabricante francés de gadgets no es un recién llegado: hace siete años que comenzamos a hablar de sus productos -básculas "conectadas", aparatos de supervisión de bebés- pero no fue hasta el despegue de las pulseras cuantificadoras que esta firma comenzó a reactivar su protagonismo en el mercado.
Mientras que unos se lanzaban a fabricar relojes inteligentes y otros apostaban por los cuantificadores personales, en Withings hicieron algo que era un híbrido de ambas propuestas. Su Withings Activité quería tratar de aportar lo mejor de ambos mundos y se convirtió en un producto distinto que tenía el aspecto y diseño de un reloj tradicional pero con algunas de las funciones de los cuantificadores.
Esa apuesta se reforzó con el Withings Activité Pop, una revisión del modelo original que entre otras cosas era más económica: pasaba de los 390 euros de su hermano mayor a los 149 dólares.
Nosotros analizamos ese modelo hace casi justo un año y quedaba claro que esta propuesta era muy interesante por su autonomía de batería y por esa función de cuantificación básica (pero limitada). Hace tiempo que la firma no renueva demasiado su catálogo -lanzó una versión en acero de su reloj cuantificador, el Activité Steel- y ahora la incógnita es saber lo que hará Nokia al unir sus fuerzas con esta empresa.
La apuesta por wearables y la salud puede salir bien
El segmento de los dispositivos "ponibles" y su relación con el entorno de la sanidad y la salud pública es uno de los que más proyección de futuro tienen. Todas las grandes de la tecnología entienden que este tipo de soluciones pueden aportar beneficios palpables en nuestra sociedad, y se han convertido en centro de sus estrategias de producto.
Apple precisamente fundamenta parte del futuro de su Apple Watch en este campo: hemos visto como en diversas conferencias en las que hablaba de este producto destacaba su colaboración con hospitales y organismos relacionados con la salud -CareKit y ResearchKit lo demuestran- para evaluar las ventajas que los sensores de este reloj inteligente podían aportar en distintos tipos de afecciones.
En Google ocurre lo mismo, y de hecho esta firma hace tiempo intentó crear una gigantesca base de datos a través de Google Health, un proyecto que murió y que ha hecho que el gigante de internet se acerque a este segmento de una forma de momento más tímida. Los dispositivos basados en Android Wear prestan especial atención a la actividad física y no tanto a la detección de posibles problemas, pero es evidente el salto a una orientación sanitaria más pura sería lógico.
Y mientras tenemos las estimaciones de Gartner, que afirma que las ventas de wearables crecerán un 18,4% en 2016 para pasar a ser de 274,6 millones de unidades. En esos datos se incluye a los relojes inteligentes, que venderán 50,4 millones de unidades, y las pulseras cuantificadoras, que venderán 34,97 millones de unidades este año. No sabemos muy bien en cuál de esas dos categorías mete Gartner a los relojes cuantificadores de Whithings, pero lo que está claro es que el crecimiento en este ámbito es significativo.
Nokia se enfrenta a una competencia feroz
La compra de Withings le permite a Nokia entrar en ese segmento en el que parece garantizado que habrá crecimiento, pero aquí queda por ver cuál puede ser la propuesta de esta alianza que resulta extraña: Nokia abandonó se libró de su negocio de móviles gracias a Microsoft y dedicó todas sus fuerzas a competir en un mercado muy distinto en el que ya estaba presente: las infraestructuras de telecomunicaciones.
De hecho esta diversificación resulta especialmente curiosa por esa vuelta a un mercado de consumo en el que Nokia dejó de tener éxito hace años. Queda por ver qué logra la empresa y cómo influye en la estrategia de Withings tanto en diseño como en producción de dispositivos, pero lo que es evidente es que tiene un camino muy difícil por delante.
Sobre todo porque hay claros protagonistas con los que será difícil competir. No solo en el terreno de los relojes inteligentes, donde Apple y los fabricantes que trabajando con dispositivos basados en Android Wear plantean una alternativa mucho más completa al cuantificador "básico". También en el de las pulseras cuantificadoras puras en las que Fitbit sigue dominando con solvencia aunque fabricantes como Xiaomi también han apostado fuerte por el sector.
Es evidente que el crecimiento del mercado de los wearables y sobre todo la enorme promesa de una integración notable de servicios relacionados con la salud podría darle mucho sentido a la decisión de Nokia, pero también que para lograr destacar tendrán que ofrecer una propuesta realmente diferencial. Veremos cómo le sale la jugada a una marca que parece no querer decir definitivamente adiós al mercado de consumo.
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