Mucho revuelo -mucho más del que justificaba- causó el uso en una publicación en Twitter de la palabra ‘gerenta’. Es providencial que sea justo en el Día Internacional de la Mujer que se presente la oportunidad de aclarar que no hay que hacer aspavientos; que está, de hecho, reconocido por la RAE y que es justamente por ese revuelo injustificado que debemos proteger su uso, aunque no a todos les guste.
La cosa es así: el trino en cuestión lo hizo Natalia Moreno Salamanca, que comunicaba su nombramiento al frente del Sistema Nacional de Cuidado que, como lo recuerda cerosetenta, fue una promesa de campaña del presidente Gustavo Petro. Moreno se refiere a su cargo como ‘gerenta’ y eso fue, sencillamente, demasiado para algunos.
“Mucha animala”, “esa palabra no existe”, “se dice ‘estudiante’, ‘gerente’, ‘excelente’”, exclamaban algunas de las reacciones. Muchas otras ni siquiera pueden ser citadas, porque son de plano injuriosas. Pero el tono general iba más o menos así:
Como sucede a menudo, las críticas tuiteras se equivocan. ‘Gerenta’ podrá ser menos común, pero existe. Y aunque al día de hoy el sitio web del diccionario pahispánico de dudas de la RAE reconoce que no es normal su uso en femenino, debe recordarse que ese resultado recoge lo que dice una obra impresa por última vez en 2005, que está en proceso de adaptación a la Nueva gramática de la lengua española (2009) y a la Ortografía de la lengua española (2010).
Por eso la misma RAE conestó a la duda puntual con este trino:
También expresó una posición similar en cuanto al uso de ‘presidenta’.
Y por eso mismo también lo rec0ge la vigésima tercera edición del diccionario de la RAE:
gerenta.
1. f. Am. Mujer que lleva la gestión administrativa de una empresa o institución.
Imaginarios
Pero más allá de que la RAE lo acepte, es importante reflexionar sobre por qué causa tanto escozor el uso de palabras como ‘gerenta’, tenienta’ o ‘presidenta’ y no pasa lo mismo, por ejemplo, con ‘sirvienta’.
La respuesta está en los imaginarios asociados a cada palabra. Es cierto que la partícula ‘ente’ no tiene género, como suelen recordarlo quienes postulan que por ese camino deberíamos comenzar a decir ‘prudenta’ o ‘inteligenta’. Es un postulado engañoso porque, como se trata de adjetivos, suelen estar asociados a un sustantivo con un determinado género. Así, una niña inteligente, o una mujer prudente no causan ni confusión ni angustia.
Pero con sustantivos, en especial con aquellos que apuntan a un rol o a una dignidad, es claro que la falta de un género crea sesgos. ‘Teniente’, ‘presidente’ y, sí, ‘gerente’, evocan imaginarios masculinos y por eso es importante que el lenguaje abra espacios para recordarnos que no es así en todos los caso. Es también por eso que nadie sintió jamás la necesidad de adaptar roles como los de cantante o estudiante, que en nuestro imaginario son generalmente abiertos a ambos géneros, y por eso nada de ‘estudianta’ o ‘cantanta’.
A la inversa, partículas como ‘ista’ nunca han reñido con el imaginario masculino, y por eso futbolistas, analistas y -phew- periodistas vamos por el mundo sin aclarar el género a la hora de identificarnos. Lo mismo aplica para cronistas y pianistas. Pero por otro lado… existe ‘modisto’, ¿verdad?
Es retórico, por supuesto que existe. La RAE lo registró por primera vez en 1984.
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