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El trackpad y el touchpad no son rivales para el ratón de toda la vida (o sí)

No puedo vivir sin mi ratón. Cierto que el touchpad de mi portátil funciona de forma razonable y no tengo problema en usarlo cuando no hay otra opción, pero siempre trato de llevar un ratón de viaje en esos casos en los que no voy a poder usar el ratón que uso a diario.

Y sin embargo, hay quien piensa justo lo contrario: los trackpad y los touchpad se han convertido en fantásticas alternativas para usuarios que de hecho los prefieren a los ratones de toda la vida. Y no solo eso: la experiencia demuestra que cada tipo de dispositivo es mejor para ciertos escenarios, y es ahí donde entran alternativas llamativas como los trackpoints o las tabletas gráficas.

El ratón siempre es superior al touchpad (o no)

Un usuario llamado Chris Siebenmann destapaba la caja de Pandora hace unos días al hablar de cómo "un touchpad no es un ratón, al menos no uno bueno" y se quejaba de cómo para él el touchpad de su Dell XPS 13 no podía igualar al comportamiento de un buen ratón.

Me gusta tanto mi Logitech MX Master que hace unos meses compré otro totalmente nuevo en oferta por si el mío se me estropeaba. No puedo vivir sin él.

Este usuario contaba su experiencia e indicaba cómo para ciertas operaciones con su ordenador el touchpad se comportaba de forma aceptable, pero en otros casos parecía evidente que el ratón era claramente superior.

Así, mover el puntero por la pantalla y hacer clic en cualquier elemento era básicamente igual de fácil o rápido en uno que en otro. El desplazamiento vertical en páginas web o documentos también es más o menos equivalente (rueda del ratón en uno, desplazamiento con dos dedos en otro), pero había gestos como la selección de texto o de una región de pantalla que no eran tan cómodos en el touchpad.

¿O sí lo es?

Puede serlo, desde luego: en los comentarios que surgían a esta cuestión en Hacker News un usuario apuntaba a la que él era la solución a ese caso de uso: el dedo índice servía para hacer el clic izquierdo, y el dedo corazón servía para moverse por el trackpad/touchpad para hacer esa selección de texto o de una región del escritorio.

El secreto, destacaba, está en aumentar la sensibilidad de la aceleración del trackpad/touchpad para que con un pequeño movimiento fuese posible abarcar un área de pantalla respetable.

Los gestos lo han cambiado todo

Ese debate demostraba cómo las teóricas ventajas del ratón frente al trackpad o al touchpad se han difuminado en los últimos años.

Lo han hecho gracias sobre todo a la llegada de los gestos a esos componentes para portátiles, ya que con ellos los usuarios tienen por fin acceso a un buen montón de acciones estándar predefinidas que eran difícilmente realizables con un trackpad o un touchpad.

Tenemos un buen ejemplo en el desplazamiento vertical con dos dedos -por cierto, ¿sois de desplazamiento natural -el desplazamiento mueve la vista, no el contenido- o del contrario?, que ha permitido emular esa bendita rueda de ratón que fue uno de las grandes mejoras de los ratones en los últimos años.

Hay por supuesto otros muchos gestos del trackpad o el touchpad que permiten acceder a funciones que antes solo estaban disponibles en el ratón, pero es que además muchos de esos gestos son configurables en los paneles de control de macOS, Windows (Microsoft impulsó su tecnología Precision Touchpad en Windows 10 precisamente para equipararse con los trackpad de los MacBook) o Linux. En este último caso el soporte suele ser algo más complejo, y por ejemplo asignar el botón de en medio de un ratón a una pulsación con tres dedos en el touchpad tiene algo de miga aunque haya solución sencilla vía la consola de toda la vida (y lo he comprobado).

Hay también herramientas específicas para personalizar esos gestos: BetterTouchTool para macOS o AutoHotkey para Windows -que también permite crear accesos directos de teclado-, por ejemplo, lo que permite que aquellos que quieran ir un poco más allá a la hora de exprimir sus trackpad y touchpad puedan hacerlo.

Y sin embargo hay que admitirlo: el touchpad y el trackpad pueden no ser para todo. Pero es que atención: el ratón tampoco.

Cada oveja (y ratón, y touchpad, y trackpad) con su pareja

Aunque es cierto que las diferencias y la efectividad de ambos métodos se han diluido en los últimos tiempos, hay ciertos escenarios en los que un ratón sí tiene ciertas ventajas sobre un trackpad o un touchpad.

El ejemplo más sencillo es el de los juegos, sobre todo en el caso de los FPS en el que el jugador debe poder mirar a su alrededor y apuntar de forma rápida y continua, algo difícil de hacer (aunque no imposible) con el trackpad o el touchpad de un equipo portátil.

Ahí el ratón ofrece una ventaja competitiva sobre otros métodos de control, y ese es el debate que precisamente afecta al juego crossplay en Fortnite: quienes juegan desde el móvil, desde la consola o incluso desde un portátil están en desventaja frente a quienes lo hacen con ratón y teclado. Esa es una de las razones por las que el reciente soporte de estos periféricos en la Xbox One es interesante, por ejemplo.

Este escenario de uso demuestra que ciertos periféricos ofrecen ventajas claras en ciertos casos. El ratón lo hace en los juegos FPS, por ejemplo, pero también ocurre que han aparecido soluciones específicas para otras preferencias.

Así es como diversos fabricantes nos han permitido acceder a soluciones para todos los gustos: el trackpoint que los legendarios ThinkPad integran se ha convertido en seña de identidad de estos equipos, pero también hay ratones con trackball -quienes lo usan no vuelven, dicen- o tabletas gráficas como las fabricadas por Wacom y que son perfectas para artistas digitales: si habéis probado a dibujar con ratón o trackpad/touchpad, firmar documentos o escribir alguna palabra comprenderéis rápidamente por qué esos periféricos tienen sentido.

Afortunadamente el mercado ofrece soluciones para todos los gustos, y ahí incluimos también el Magic Trackpad 2 de Apple y dispositivos que precisamente hacen lo mismo en Windows como el Logitech Wireless Touchpad T650 o el Dell TP713. Todos ellos permiten a los amantes de los trackpad y los touchpad de portátiles disfrutar de esas mismas opciones en equipos de escritorio y con aún más área táctil.

Eso sí: a mí que no me quiten mi ratón. ¿Y a vosotros?

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