Kamala Harris, actual vicepresidenta de Estados Unidos y potencial candidata demócrata para las próximas elecciones presidenciales en ese país, tiene una tan conocida como ilustre carrera como abogada, en la que no faltan profundas conexiones dentro de la industria tecnológica, una faceta natural dada su experiencia como fiscal de San Francisco, fiscal general de California y senadora.
Sus vínculos se extienden a figuras influyentes como el primer ejecutivo de Facebook Sean Parker, el cofundador de LinkedIn Reid Hoffman, la multimillonaria Laurene Powell Jobs (la viuda de Steve Jobs) y el capitalista de riesgo John Doerr, a quien considera parte de su círculo íntimo.
A lo largo de los años, Harris ha articulado su postura sobre cuestiones clave de política tecnológica a través de varias actuaciones y declaraciones. En su momento señaló su apertura a la idea de dividir a gigantes tecnológicos como Facebook, y abogó por una regulación más estricta para salvaguardar la privacidad del consumidor.
Su énfasis en los derechos de privacidad se remonta, de hecho, a su mandato como fiscal general de California, durante el cual destacó la importancia de equilibrar la innovación con medidas de protección.
Ya como vicepresidenta, Harris ha sido proactiva al abordar la seguridad en línea, particularmente en lo que respecta a cuestiones como la protección de los niños y el acoso en línea. Inició un grupo de trabajo de la Casa Blanca dedicado a combatir el abuso en línea y subrayó la necesidad de proteger a las personas del uso indebido de sus datos personales.
Con todo, algunos críticos dicen que no hizo lo suficiente para controlar el poder de los gigantes tecnológicos a medida que crecían. Sus recientes llamados a una mayor regulación han causado debate en la industria.
IA sí, pero vigilada
La regulación de la inteligencia artificial es otra área en la que Harris ha dejado su huella.
Nombrada por el presidente Biden para supervisar las políticas de IA, aboga por medidas integrales que mitiguen los riesgos asociados con la IA al tiempo que fomentan la innovación. Su visión es la de un equilibrio que garantice la seguridad sin sofocar el avance tecnológico.
A líderes tecnológicos como Marc Andreessen, co-creador de Mosaic y Netscape, y junto a Ben Horowitz cofundador del fondo de inversiones Andreessen Horowitz, se dicen preocupados por la noción de demasiada regulación, que temen puede detener la innovación, por lo que han expresado su respaldo a Trump. Ambos han señalado que ven con preocupación el enfoque de la administración Biden porque podría limitar el potencial de la IA.
En el polémico tema de TikTok, Harris se ha apartado de los llamamientos a la prohibición. Como la ex fiscal y política californiana que es, pesa en su juicio su aprecio por la libertad de expresión y las oportunidades económicas y por eso nunca ha enfilado baterías contra Tik Tok, toda vez que no hay evidencia contundente de subordinación al gobierno chino.
Su postura contrasta con las propuestas anteriores de otras figuras como el expresidente Trump, que en su momento fueron pro-prohibición (de hecho, su gobierno fue el que inició el proceso que eventualmente llevó a la Casa Banca a plantear un veto) pero ahora, en una nueva campaña, parecen haber cambiado para favorecer los intereses de Bytedance sobre los de Meta.
Finalmente, Harris no ha mostrado una postura clara sobre las monedas digitales, el blockchain o los NFT. A diferencia de algunos políticos que tienen fuertes opiniones a favor o en contra de estas tecnologías, Harris ha permanecido mayormente en silencio. Esta falta de claridad hace que sea difícil predecir cómo podría influir en la política de criptomonedas si se convierte en presidenta.
De cara al futuro, si bien es posible que la política tecnológica no domine el discurso electoral, la posición de Harris sobre estos temas podría resultar fundamental, especialmente dados los respaldos y alineamientos dentro de Silicon Valley. Esto se ve acentuado por la elección de parte de Trump de un venture capitalist como JD Vance para ser su fórmula vicepresidencial.
Harris tiene poco tiempo para comunicar sus posiciones a los votantes. De la habilidad para navegar entre la protección del consumidor y la innovación de la industria probablemente dependerá la capacidad de Harris de dar forma concreta a su atractivo para los votantes preocupados por el papel de la tecnología en la sociedad.
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