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Un exoesqueleto como uniforme de trabajo: hemos visitado una fábrica que los está probando

Hablamos mucho de la revolución robot y de si algún día nos acabarán quitando el trabajo, pero antes de que eso pueda llegar a los seres humanos de carne y hueso aún nos quedan recursos para mejorar las condiciones de nuestros puestos de trabajo tirando de innovaciones como exoesqueletos. ¿Cómo es trabajar con un exoesqueleto? Nosotros hemos podido comprobarlo, casi en nuestra propia piel.

En la planta de Almussafes (Valencia, España) de Ford están llevando a cabo desde el año pasado pruebas con exoesqueletos con el fin de ver si son una opción para mejorar la ergonomía en ciertos puestos de trabajo. Nada de buscar algo como aquel brazo robótico de la NASA o que un operario pase a ser una especie de Robocop: la idea aquí es que sea una ayuda para que una tarea pesada no lo sea tanto al final de la jornada.

Una posible solución cuando los problemas son la ergonomía y el espacio

Aunque hace algo más de cuatro años que los exoesqueletos van tomando una forma más definida, es desde hace dos cuando hemos visto una especie de auge en las ideas y las aplicaciones de los mismos. Desde llevar una silla a cuestas como quien viste un pantalón hasta una posible ayuda para rehabilitación, lo que hemos ido a ver con nuestros propios ojos es muy parecido a este exoesqueleto que repartía la caga de hombros a otras partes corporales.

Pero, ¿cómo se llega a pensar en probar exoesqueletos cuando aún no son un recurso habitual? Según nos explicaron en Ford, concretamente Israel Benavides, Ingeniero de programa de ergonomía, se les ocurrió probar al ver que los operarios tenían que adoptar posturas incómodas en ciertas tareas y otras soluciones no encajaban.

Dos operarios realizando la misma tarea, con y sin exoesqueleto.

Alternativas que en ocasiones no era posible aplicar porque había limitaciones por la propia tecnología o por el espacio. Por ejemplo, consideraron optar por robots colaborativos (cobots) inicialmente, pero en según qué espacios (o para según qué tareas) no era posible instalarlos, y lo que sí encajaba bien era un exoesqueleto, dado que no supone ningún espacio extra más allá del que ocupa el operario, como nos explicó Israel.

"Automatizar es complicado porque requiere un espacio extra que a veces no existe en una línea de producción, y no puede instalarse una máquina grande o robot. El exoesqueleto tiene una ventaja en ese sentido, ya que permite al operario seguir trabajando."

Un ejemplo de cobot.

Así, la idea en este caso es que el exoesqueleto haga más llevadera una o varias tareas como cargar estructuras, usar herramientas con los brazos alzados y manejar un cobot entre otro movimientos (actividades que según nos contaba el ingeniero incluye una línea de montaje de vehículos). Es decir, aportar ergonomía y hacer que las acciones de carga sean más llevaderas repartiendo la misma en más grupos musculares.

En concreto, los exoesqueletos que forman parte de este programa son regulables y pueden ajustarse a las distintas complexiones físicas. Benavides además apuntaba otra ventaja que esperan recurriendo a ellos: que supongan una ayuda en lo referente al envejecimiento de los operarios, al ser una ayuda extra en cuanto las condiciones físicas sufren un empeoramiento por la edad.

"Siempre con la ayuda de los operarios y siempre recibiendo su respuesta"

Ponerse un exoesqueleto no es difícil (siempre requerirá una mano ajena para acabar de ajustarlo, pero una vez hecho esto se pone como una mochila), pero incorporarlo a las líneas de producción no es "vestir y listo". Como hemos comentado, en este caso llevan unos años ya en todo el proceso (estudios, selección de prototipos, etc.) y aún les queda trabajo por hacer, como nos especificó Israel.

Ajustando el exoesqueleto a un trabajador.

Nos contaba acerca del programa que el objetivo final es seleccionar el mejor prototipo en julio de este año y posteriormente contactar con universidades (la Universidad Politécnica de Valencia y otra de Alemania) para hacer pruebas de biomecánica, cambio térmico, contracción muscular, etc., con el fin de determinar el efecto final de los exoesqueletos sobre los operarios, los beneficios y las desventajas (antes y después del uso). Una fase de estudios que según calculan habrá finalizado a finales de año.

Israel matizaba a este respecto que en estos tests no buscan sólo medir la contracción del grupo muscular al que se destina el exoesqueleto (como pueden ser hombros o espalda), sino ver cómo reacciona todo el cuerpo. Esto es porque según nos explicaba el responsable del proyecto "estos instrumentos no quitan carga o trabajo; lo que hacen es distribuirla" (la reparte del hombro a la cintura, etc.).

De este modo, la carga se distribuye a músculos más fuertes (yendo, por ejemplo, de deltoides a bíceps femoral y cuádriceps). Es decir, este tipo de exoesqueleto no da una fuerza "extra", sino que lo que hace es un reparto más equitativo del esfuerzo que se hace al cargar algo para reducir la fatiga y el riesgo de lesión, de manera que el esfuerzo se soporta mejor.

En este sentido y en el caso que nos ocupa, al combinar todos los estudios miran, por un lado, la parte subjetiva (la de los operario) y la parte científica (la de las universidades) de cómo afectan los exoesqueletos al operario, algo que desde Ford matizan. Así lo explicaba Benavides:

"No se trata de hacer "un Superman", se trata de hacer la vida más fácil al operario. Algo para la vida diaria. De hecho, su respuesta es la base sobre la que se hace todo. Es el operario el que toma la decisión, no quienes evaluamos la experiencia."

Lo que han estado haciendo es probar todo lo que va habiendo disponible en el mercado, centrándose en exoesqueletos para espalda y hombros. Al final van a probar un total de nueve prototipos para tener una paleta muy amplia para ver qué hay en el mercado de verdad.

¿Cómo se determina si un exoesqueleto vale o no? En este caso el que acaba validando o no la aptitud del exoesqueleto es el operario, al fin y al cabo quien lo acabaría usando. Benavides explica en nombre de Ford que "el trabajador es la base, el motivo de que se busque una solución y que éste esté a gusto es la clave", de ahí que quienes lo prueban son voluntarios y que tras cada test se les pase un cuestionario de 13 preguntas (en el que pueden añadir comentarios).

Al terminar la sesión con el exoesqueleto se realiza un cuestionario al trabajador que lo ha vestido.

Todo ese feedback se recoge para tener una estadística propia, pero también se comparte con el proveedor, de modo que pueda haber futuros prototipos que incorporen mejoras que interesen. Así es como éstos diseñan nuevos modelos con las condiciones específicas de la planta, a tenor de las respuestas de los operarios y dichas condiciones, de ahí que en la compañía insistan en que lo esencial del proceso es qué respondan éstos, como nos transmitía Israel.

"La clave es el operario. Siempre con la ayuda de los operarios y siempre recibiendo su respuesta."

Cómo es un exoesqueleto para un operario

En cuanto a cómo son estos exoesqueletos, en el caso de Ford han ido probando estructuras de aluminio o acero inoxidable, si bien nos explicó Benavides que hay empresas colaboradoras que están viendo de hacerlos con fibra de carbono para aligerarlos. Las estructuras varían según la aplicación, el que estaban probando cuando fuimos (y que nos probamos nosotros) tiene un eje principal del que salen dos ramas, una a cada brazo.

Perfil de la parte superior del exoesqueleto que estaban probando en Ford en ese momento. Tenía una estructura en forma de T, con un soporte para la cabeza.
El soporte para los brazos.

Primero se ajusta y luego se activa haciendo un movimiento con los brazos, y para desactivarlo se pulsa un botón. Es bastante sencillo, aunque como hemos dicho siempre lo ha de ajustar alguien externo la primera vez (hay unas ruedas en el soporte principal para ajustarlo según la altura de los hombros, amplitud de espalda, etc.).

Con el movimiento que hace elevando el brazo se activa el exoesqueleto.
El botón que se ve sobre la parte que queda tras el hombro es el que desactiva el esqueleto.

Algunos tienen cintas para ajustar bien los acoples a brazos, etc. (el que ahora estaban probando no las tenía). Eso sí, todos son mecánicos; probaron uno neumático pero se quedó sin aire en breve por el número de operaciones que se hacen en este caso, y tampoco pueden ser eléctricos porque la batería se agota por este gran número de operaciones.

Cómo es llevar un exoesqueleto

Aprovechando nuestra visita a las instalaciones para ver los tests con el exoesqueleto pudimos probárnoslo, aunque obviamente sin interferir en la línea de trabajo. Nos ayudaron a ponérnoslo y nos ajustaron los rodajes traseros que este modelo tenía para que la estructura encajase con nuestras medidas y realizamos los movimientos que haríamos si estuviésemos en dicha línea.

Lo que en un primer momento llama la atención es que efectivamente es ligero, más de lo que aparenta cuando se ve la estructura puesta en otra persona. Se coloca como una mochila de hecho la sensación es muy parecida a llevar una mochila de montaña con refuerzo (vacía).

-----> (AQUÍ CAPTURA DE CUANDO ME LO PONGO)

No nos dieron a cargar nada y no pudimos reproducir la tarea que lo operarios realizaban en ese test tal cual, por tanto no podemos hablar de la distribución de carga a varios grupos musculares. Lo que podemos decir es que la asistencia continua se percibe al acompañar al movimiento de lo brazos en todo momento y que era bastante cómodo tanto en reposo como realizando lo movimientos para los cuales está diseñado (sin carga), y que la activación y desactivación eran sencillas.

Que el exoesqueleto no sea un pretexto para aumentar la carga

Lo que nos transmitieron es que un exoesqueleto puede llegar a ser útil, pero que no es para todos los trabajadores ni para toda la jornada. Nos especificada el encargado de ergonomía que la idea para esta empresa es que no es que sea un uniforme, sino que sea un paliativo.

¿Cuál es el papel que tendría que jugar el exoesqueleto en este caso? Que sea una herramienta que permita que los puestos de trabajo sean constantemente ergonómicos. Es decir, que sea la solución cuando éstos requieren alguna medida más para serlo pero no puedan aplicarse otras por cuestión de espacio y/o coste, de manera que se use durante un tiempo determinado de trabajo (con ciertas posturas, como trabajos en los que los brazos se levantan por encima del hombro).

Por añadir el exoesqueleto no se va a aumentar la carga de trabajo, sería una ayuda.

Por ejemplo, un operario que lleve materiales de un sitio a otro con un carro motorizado no necesitará siempre un exoesqueleto, solamente sería útil a la hora de cargar cajas o realizar cierta tarea. De hecho, aunque se implantasen en esta empresa lo que matizan es que no van a cambiarse los límites ergonómicos o los estándares de ergonomía.

Por el momento siguen con la agenda prevista y los voluntarios se han mantenido en las pruebas, de hecho se han ido añadiendo más según nos comentaba el responsable de ergonomía. Nosotras pudimos preguntar a uno de ellos directamente cuáles eran sus impresiones con respecto al uso de exoesqueleto, y nos habló acerca de que sí notaba cierta ayuda, pero que tenía sus desventajas.

"No es incómodo y al final te cansas menos, pero quita agilidad."

Aún quedan pues aspectos que pulir, tanto en cuanto al ajuste de los modelos y de otros aspectos como la higiene, si podrán/deberán lavarse ciertas partes (por la higiene), etc. También están trabajando en la parte de la legislación (los exoesqueletos son algo que aún no está contemplado en seguros, etc.), ya que como suele ocurrir con la tecnología esto llega antes de que los códigos legales lo contemplen.

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