Donald Trump regresará a la Casa Blanca en 2025. Su victoria sobre Kamala Harris pone a EEUU en un punto de inflexión al que no es ajena la industria tecnológica.
Y aunque en su primer mandato (2017-2021) Trump implementó políticas que afectaron profundamente a los gigantes de la tecnología, a menudo enfrentándose con las empresas más influyentes del sector, incluidas Facebook, Google, Amazon y Twitter, nada garantiza que las cosas sigan igual ahora que, sin necesidad de volver a ser candidato, no tiene nada qué perder.
Las principales áreas de impacto en el sector tecnológico podrían incluir la regulación antimonopolio, el manejo de la competencia global, la protección de datos y la lucha por la supremacía en la IA.
A continuación, exploramos en detalle las implicaciones que un segundo mandato de Trump podría tener para este ecosistema esencial.
Regulación Antimonopolio
Durante su primer mandato, Trump adoptó un enfoque escéptico hacia el poder de las grandes tecnológicas, si bien no tomó medidas tan drásticas como algunos de sus asesores más críticos del sector.
Pero a pesar de sus declaraciones y amenazas, bajo su liderazgo las críticas a la concentración del poder y el manejo de los datos por parte de las grandes empresas tecnológicas surgieron mucho más a menudo del extranjero, y no de los reguladores en EEUU. En lo que respecta a la competencia desleal y las prácticas monopolísticas, Trump no tiene mucho qué mostrar.
De ahí el apoyo que las grandes tecnológicas, habitualmente más cercanas a la izquierda, parecieron mostrar a su regreso al poder. Agobiadas como están por multas y procesos en muchos países, las empresas del sector ven en Trump la posibilidad de un gobierno que las defienda a ellas, no a los consumidores.
Sin embargo, por tratarse de un líder personalista, más propenso a actuar sobre simpatías y animosidades que sobre políticas o incluso ideologías, es posible que las actuaciones de una administración Trump 2.0 dependan de quién está al otro lado de sus decisiones.
No cabe duda de que Elon Musk verá aumentado su poder, incluso de cara al colapso en cámara lenta de X (anteriormente, Twitter). Pero la posibilidad de un enfoque más agresivo en la fragmentación de empresas tecnológicas como Facebook o como Google está sobre la mesa.
El conflicto con China
Caso aparte son tecnológicas chinas como Huawei y TikTok, a la que en el pasado Trump convirtió en blancos de sus ataques. Trump impuso sanciones contra empresas chinas como Huawei y ZTE, argumentando preocupaciones de seguridad nacional y competencia desleal.
Si Trump regresa a una política de confrontación con China, es posible que gigantes como Apple y Google se hallen, de pronto, en problemas para operar en el crucial mercado chino.
Aunque nunca entró en detalles sobre sus planes, Trump ha favorecido la idea de un arancel del 10% a los productos importados a EEUU desde todos los países, ya sean o no aliados de Washington. Es una propuesta que expertos advierten podría desestimular el consumo porque el costo adicional se transmitiría al precio final y encarecería una infinidad de productos, entre ellos, la tecnología.
Trump dice que esa medida favorecería a los productores nacionales y los protegería de la competencia externa y quienes la defienden creen que podría, a la larga, reducir la dependencia de Estados Unidos de materias primas y componentes del extranjero.
Pero aunque atraídas por la noción de nuevas oportunidades de inversión, las tecnológicas estadounidenses saben también que la propuesta de Trump podría elevar de manera marcada sus costos de producción.
Finalmente, hay un elemento adicional en este apartado: la lucha por la supremacía en la IA. Por irónico que parezca, las tecnológicas estadounidenses ven en Trump su mejor oportunidad de plantarle cara a China, que es el único poder que concebiblemente podría disputar el liderato en ese terreno.
Trump se ha mostrado a favor de levantar múltiples restricciones para que la investigación en el campo de la IA -y en especial la búsqueda de la IA general- puedan avanzar a paso veloz, para asegurarse de que EEUU no quede rezagado frente al gigante asiático.
Inmigración y la fuerza laboral tecnológica
Probablemente ningún tema haya tenido tanta relevancia en esta campaña como la inmigración, quien además de sus aspectos sociales y económicos tiene una importancia clave para la industria tecnológica.
En su primer mandato, Trump adoptó una postura restrictiva hacia la inmigración, especialmente la de trabajadores altamente calificados a través de visados como el H-1B.
Pero en su segundo mandato, en el que ha prometido deportar a millones de inmigrantes indocumentados, probablemente el foco de Trump no esté puesto en la migración calificada, lo que relajaría, al menos en parte, las críticas de Silicon Valley, que depende de la llegada de talento global para mantener su liderazgo en innovación.
Por todos estos motivos, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca promete tener implicaciones trascendentales para la industria tecnológica. Al menos en el corto plazo, es de esperar un periodo de adaptación a una política cambiante, que marque el inicio de una nueva era de incertidumbre para los gigantes de la tecnología.
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