En ocasiones hemos hablado del peligro potencial de las regiones costeras en relación al crecimiento del nivel del mar a consecuencia del cambio climático, pero estar en un rincón (o directamente separado) de la masa continental ha significado estar expuesto a ciertas amenazas climáticas desde hace mucho. Los Países Bajos son una de estas regiones y lo aprendió a palos, de ahí que decidiesen crear un grandioso dique de ocho kilómetros de longitud.
Se trata de Oosterscheldekering, una palabra en holandés que traducida sería algo como “barrera anti-tormentas del Escalda Oriental”. Esta megaconstrucción formó parte de un gran plan para evitar futuros desastres como lo acontecido en la terrible inundación de 1953, provocada por la destrucción de los diques y que se cobró más de 1.800 víctimas. Y a grandes males, grandes remedios, literalmente.
8 kilómetros, dos islas artificiales y diez años de construcción
Ese gran plan al que hacemos referencia en la introducción es el Plan Delta (Deltawerken). Una estrategia que en realidad se pensó antes de esta catástrofe, cuando en 1937 el Ministerio de Agua y Obras Públicas (Rijkwaterstaat) realizó unos estudios por los cuales detectaron el peligro de la nación en las épocas de subida del nivel del mar y las corrientes más poderosas.
El Plan Delta empezó con la idea del represamiento a largo plazo de la desembocadura de algunos ríos holandeses, como el Brielse Gat y el Botlek, pero lo acontecido en el 53 hizo que se replanteara la ejecución pasando ésta a ser radical. En veinte días se formó la Comisión del Delta y se estableció un plan de mayor magnitud, cuya obra más destacada acabaría siendo Oosterscheldekering.
La idea original de Oosterscheldekering era la de la construcción de un dique completamente cerrado, pero esto provocó una gran polémica por la previsible desalinización del agua estancada y su repercusión medioambiental. Por ello se optó por construirlo de manera que sólo se cerrase en situaciones de riesgo.
Las obras se iniciaron en 1976 y su desarrollo costó algo más de una década. Se completó en 1986, aunque la carretera que va sobre el dique no estuvo lista hasta un año después.
La estructura de Oosterscheldekering se basa en 65 pilares de hormigón y un total de 62 compuertas de acero, cada una de 42 metros de ancho y 6 a 12 metros de altura. Los pilares miden entre 35 y 38,75 metros de altura y pesan unas 18.000 toneladas. Según la web del Museo Watersnood, cada uno de estos pilares requirió 7.000 metros cúbicos de hormigón y costó en torno a un año y medio.
Además, la envergadura del Proyecto Delta era tal que se tuvo que construir tres islas artificiales, dos de ellas sirviendo de base de Oosterscheldekering. Sirvieron para construir las piezas del dique, habilitando una dársena seca de 1 kilómetro cuadrado (a más de 15 metros bajo el nivel del mar) que posteriormente se inundó y recurriendo a barcos especiales para ensamblar los elementos y acabar los pilares, como el Cardium (el barco más caro de la flota Delta, cuyo nombre significa "berberecho").
Concretamente son las islas de Noordland y Neeltje-Jans. Ésta última (al centro del estuario) además se acabó usando como base para el centro para visitantes y de mantenimiento.
Así, Oosterscheldekering une las islas zelandesas de Schouwen-Duiveland y Noord-Bevelan, de manera que actúa de barrera protectora del interior de la provincia de Zelanda. Como hemos dicho, en total son 8 kilómetros de dique, pero sólo el área de las barreras móviles ya mide casi 3 kilómetros (que no es poco).
Será una verdadera maravilla si funciona
En su web oficial explican que la construcción de toda la barrera costó 2.500 millones de euros y que en teoría con ella se reducirá la probabilidad de inundación a una vez cada 4.000 años.
La barrera se cierra si el agua queda a un nivel por encima de los 3 metros NAP ("Nivel Normal de Amsterdam"). Su duración estimada es de 200 años y se dice que se llegó a considerar como la octava Maravilla del Mundo por la Asociación Americana de Ingenieros Civiles. Si es así motivos tiene por lo enorme del proyecto, aunque sobre todo la esperanza es que no vuelva a haber inundaciones tan desastrosas como años atrás.
Imagen | Watersnoodmuseum