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El Ascensor de los Cien Dragones, el elevador exterior más alto del mundo y un gran intruso en un Patrimonio de la Humanidad

China fue, es y será un país de récords. Es una basta extensión de territorio (el cuarto país más grande del mundo), la nación más poblada del planeta y también uno de los que más megaestructuras alberga, entre ellas el Ascensor de Bailong, también conocido como el Ascensor de los Cien Dragones.

Una estructura que llegó a lograr tres récords Guinness por sus dimensiones y la velocidad de desplazamiento de la carga, si bien una construcción de esta envergadura no suele estar exenta de discusiones y ésta no escapó a la norma. Está situado en Zhangijiajie y llega a medir unos metros más que la Torre Eiffel de París, aunque con unas vistas muy distintas.

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El Ascensor Bailong (百 龙) (que significa "Cien dragones") es un elevador construido en cristal y acero en la ladera de un gran acantilado en el área Wulingyuan del Parque forestal nacional de Zhangjiajie, en la provincia china de Hunan. Parque que además de este elevador también dispone del puente de cristal más largo del mundo, de 430 metros sobre un valle de 300 metros.

Se trata de una estructura de 330 metros de altura que alberga tres ascensores de doble cubierta, pudiendo subir de una vez hasta 50 personas (con la duración aproximada de un minuto por trayecto) o un total de 1.380 personas en una hora (18.000 en un día). Su construcción tuvo un coste de 120 millones de yuanes (unos 16,5 millones de euros en 1999), durando de 1999 a 2002, si bien tras su apertura se cerró temporalmente por motivos de seguridad, volviéndose a abrir en 2003.

Cada ascensor tiene una capacidad de carga de de 4.900 kilos, y con todas estas características logró obtener hasta tres récords en el Libro Guinness en fecha de julio de 2015:

  • El ascensor exterior más alto del mundo.
  • El ascensor de doble cubierta más alto del mundo.
  • El ascensor más rápido con mayor carga de pasajeros del mundo.

Para su construcción se necesitó hacer túneles y perforaciones en la pared de arenisca de cuarzo que se había elegido para albergar el ascensor, teniendo que ahondar hasta 154 metros. También se instalaron sismógrafos, de modo que en caso de detectar un terremoto la estructura se evacúe con el tiempo suficiente.

La ubicación no fue elegida evidentemente por casualidad. Se trata de un enclave cercano a Shuiraosimen, uno de los paisajes más visitados en el parque por la altura y las vistas. Y precisamente el incremento de visitas esperado (y logrado) fue uno de los puntos con los que no todo el mundo estuvo de acuerdo, así como lo invasivo de la estructura.

Imagen:Clarín

A los ecologistas no

Decíamos que las megaestructuras no suelen estar exentas de polémicas y que ésta no se salvaba. En este caso debido al hecho de que el elevador de los Cien Dragones fuese a construirse en medio de un parque forestal nacional (de hecho, fue la primera región en China que recibió este calificativo), lo cual supuso mucha protesta por parte de agrupaciones ecologistas y otros colectivos. No en vano, en 1992 Wulingyuan fue oficialmente reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, y siete años después allí se iba a plantar un elevador para verlo todo mucho mejor (e invadir el espacio natural).

Según reportaba Beijing Today en diciembre de 2001, el gobierno local había construido los ascensores sin consultar al comité de la UNESCO, puntualizando que en los sitios nombrados Patrimonios de la Humanidad no están permitidas las nuevas construcciones. De hecho, ese mismo año se demolieron cientos de edificios en Zhangjiajie como respuesta a una advertencia de este comité en 1997 en cuestión de exceso de desarrollo comercial.

Por otro lado, estaban las cuestiones de seguridad que antes hemos mencionado. Tras abrir unos meses, el elevador de Bailong tuvo que parar operaciones en septiembre de 2002 tras un requerimiento del Ministerio de Construcción por motivos de seguridad.

En 1998 la Oficina de Protección Medioambiental de Hunan sancionó el proyecto tras una evaluación de impacto medioambiental, aunque el final de esto ya lo hemos visto. Y de hecho explicaba Peng Hanshou, director de la división de Protección Natural de Zhangjiajie a CCTV que la mejor solución para resolver el problema medioambiental del elevador, que tampoco tiene colores consistentes con los alrededores, sería demolerlo, pero que debería ser una orden proveniente del Ministerio de Construcción.

Imagen: Clarín.

Tampoco estuvo a favor Xie Ninggao, profesor de la Universidad de Beijing en aquel momento, tras estudiar la viabilidad de los ascensores en 1999. En ese momento se opuso y lo mantenía en las declaraciones a Beijing Today en 2001, tildándolo de "desarrollo devastador" y afirmando que el ascensor de los Cien Dragones "ha destruido la autenticidad e integridad del lugar" y que no se trataba sólo de un problema de seguridad.

"Desde el punto de vista de la ciencia, la industria y la ley no debería haber habido ningún problema con haber rechazado los permisos desde el principio". Xie Ninggao, profesor de la Universidad de Beijing

¿Quién estaba a favor? Quienes consideraban que el elevador podrían aliviar los caminos de la montaña del tráfico excesivo y evidentemente veían el beneficio económico, aunque los que protestaban apuntaban a que lo que no se necesitaba era algo que atrajese más turismo. De hecho, el área ya recibía en el año 2000 unos cinco millones de turistas cada año antes de construirse el ascensor.

Sun Delong, presidente de la compañía del Elevador de Bailong, afirmó que sin este ascensor los turistas tendrían que acampar al no poder visitar el sitio en un día y que se llenaría de miles de tiendas y que en dos años la empresa se convertiría en una "súper fuente de impuestos", calculando unos 10 millones anuales. Sumando más ceros a esto, se calculó en ese momento que los ingresos diarios de la estructura rondarían los 200.000 yuanes.

Como podemos ver el ascensor finalmente no se demolió, aunque Zhuo Zhiyuan (ingeniero jefe del proyecto) afirmó a Beijing Today que un ascensor así no debería de haberse construido desde el punto de vista medioambiental, pese a ser "realmente conveniente para el turismo". Añadió además que en ese momento ya era tarde para hablar de si debía construirse o no, y que lo único que podían hacer era "aprender la lección y no volver a repetir un error así jamás".

Imagen | Amazing China Trip

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