Para millones de personas, entre ellas la generalidad de los colombianos, es inconcebible una rutina diaria que no incluya, como comienzo infaltable, una ducha.
En nuestro país y en nuestros días, el ritual de la ducha diaria se enseña desde niños, y está tan arraigado como el café de la mañana.
Es una práctica profundamente integrada en nuestro tejido cultural, sostenida por las nociones de limpieza y las expectativas sociales. Pero ducharte todos los días podría no ser tan indispensable y, de hecho, hay voces que sugieren que, incluso, podría no ser la bendición para la salud que hemos creído durante mucho tiempo.
El tema surgió de nuevo en virtud de las palabras del alcalde mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán, que esta semana anunció un estricto plan de racionamiento de agua -que comienza aplicarse este jueves- para responder al bajo nivel de los embalses que abastecen la ciudad.
En entrevista con Noticias Caracol, el alcalde Galán dio consejos para ahorrar agua, y entre ellos incluyó la noción de no bañarse si se va a permanecer en casa.
“Si el domingo no va a salir de su casa, no se bañe. Aguante en la casa el fin de semana y el lunes sí se baña. Ese mensaje nos ayudaría muchísimo si logramos que mucha más gente reduzca drásticamente el tiempo de baño”. --Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá.
Qué dicen las estadísticas
En otros países no es necesariamente así. Según el Health Publishing Report de la Escuela de Medicina de Harvard, aproximadamente dos tercios de los estadounidenses se duchan a diario. En Australia es más del 80%. Pero en China, alrededor de la mitad de las personas contesta sin problema que se bañan solo dos veces por semana.
Para muchos, la ducha diaria no se trata tanto de protegerse de los gérmenes como de cumplir con las normas sociales. Para empeorar las cosas, el marketing nos susurra al oído, perpetuando un ciclo que tiene que ver más con hábitos que con limpieza.
Hay, claro, excepciones. Por supuesto que las personas propensas a sudar en exceso, o quienes viven en climas muy cálidos o practican intensa actividad física hallarán necesario bañarse a diario. Pero podemos estar de acuerdo en que ese no es el caso de todos, ¿verdad?
En el otro lado de la discusión se ubican los expertos que aseguran que bañarla en exceso puede, de hecho, ser dañino para nuestra piel, porque la priva de aceites naturales que la protegen.
Las rutinas diarias de limpieza pueden, en ciertas circunstancias, dejar al órgano más grande del cuerpo vulnerable a la resequedad, la irritación e incluso a la acción de bacterias y otros microorganismos.
La piel ya enfrenta los embates de un ambiente contaminado, en el que hay humo, partículas y muchos otros elementos. La teoría de quienes dicen que el baño excesivo la puede afectar es que, salvo que tu ducha diaria sea en un manantial cristalino, la expone a la acción continuada del cloro y una gama de metales presentes en el agua de nuestras ciudades.
¿Deberíamos ducharnos menos?
La verdad es que no hay evidencia concluyente de que sea beneficioso bañarse a diario, como tampoco de que sea dañino. La comunidad científica está dividida en este tema particular, pero los expertos sugieren que, para la mayoría de las personas, unas cuatro duchas por semana son suficientes.
Pero el argumento del alcalde no es médico, sino ambiental, y ahí sí que hay mucho más consenso: romper el hábito de ducharse a diario sin duda sería beneficioso para el planeta.
Los galones de agua que caen en cascada por el desagüe cada día podrían redirigirse hacia fines más sostenibles y por eso, al menos en coyunturas como la actual, tiene todo el sentido del mundo.
Porque lo que nadie puede poner en duda es que ducharse gasta mucha agua. La ducha media de una persona adulta dura unos ocho minutos. Dado que el cabezal de ducha promedio tiene un flujo de agua de 2,1 galones por minuto, cada ducha utiliza más de 16 galones de agua potable.
Esa forma ligera de matemática sugiere que, si una persona eliminara una ducha a la semana (por ejemplo la del domingo, como sugiere el Alcalde), al año ahorraría 842 galones de agua, que equivalen a más de 3.000 litros. No alcanza para llenar una piscina, pero sin duda es una cifra nada despreciable.
Sobre la otra propuesta del Alcalde, la de bañarse en pareja, vamos a necesitar hacer investigaciones más exhaustivas.
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