Una serie de explosiones que involucran dispositivos de comunicación de Hezbolá cobró la vida de al menos nueve personas y causó heridas de consideración a cientos más.
Las detonaciones, ocurridas simultáneamente en todo el país, ponen de relieve una nueva dimensión de la guerra tecnológica.
Según los medios libaneses e israelíes, los dispositivos en cuestión eran buscapersonas (beepers) utilizados por miembros de Hezbolá. Los informes iniciales sugieren que los aparatos, que fueron entregados recientemente al grupo, explotaron por lo que se cree fue una intervención electrónica de la inteligencia israelí que sobrecalentó sus baterías.
La explosión simultánea de cientos de dispositivos provocó una situación caótica en un número de ciudades del Líbano. Los heridos han sido trasladados a hospitales de Beirut y sus suburbios del sur, que reportan haber tratado a más de 2.750 heridos, incluidos más de 200 casos críticos.
Las autoridades del Líbano indicaron que entre las víctimas mortales se cuenta una niña de 10 años.
Acusan a Israel
Las acusaciones y especulaciones en torno a las explosiones no se hicieron esperar. La televisora libanesa Al-Jadeed TV señaló con el dedo al ejército israelí, que al momento de esta publicación no ha emitido un comentario sobre el incidente.
The Wall Street Journal y Reuters han señalado que los buscapersonas involucrados eran parte de un nuevo envío y que algunas personas habían notado que los dispositivos se calentaban de manera anormal, lo que sugiere una posible manipulación.
Las implicaciones tecnológicas de este incidente son significativas. El uso de buscapersonas, que podría considerarse anticuado en la era de los teléfonos inteligentes, ha sido visto como una elección estratégica de Hezbolá.
El grupo terrorista eligió usar estos dispositivos, justamente, por ventajas de seguridad percibidas, como la menor vulnerabilidad a la interceptación digital. Las explosiones, por lo tanto, no solo subrayan una posible violación de la seguridad física de los dispositivos, sino que también señalan un nivel sofisticado de interferencia tecnológica.
Según los informes, los funcionarios de seguridad israelíes están en alerta máxima después de las explosiones, que pueden ser una respuesta a un intento frustrado de asesinato contra un ex funcionario de defensa israelí por parte de Hezbolá.
El uso de dispositivos explosivos dentro de la tecnología de la comunicación demuestra una nueva frontera en la guerra, en la que la manipulación de herramientas aparentemente benignas puede tener consecuencias letales.
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