La cara B de los dispositivos flexibles es su irreparabilidad: se están llevando notas de récord según el criterio de iFixit

Nos suele gustar que nuestros dispositivos de uso habitual sean cada vez más ligeros y finos, pero el hecho de que sean cada vez más livianos tiene un precio: que son más complejos y caros de reparar (si es que es posible). Y esto es lo que está ocurriendo con los que se doblan, porque la irreparabilidad de los dispositivos plegables parece ser de récord.

Hace ya años que las tecnológicas nos ponen más difícil lo de reparar nuestros cacharros, pero al margen de eso y hablando de la construcción hasta el momento nos habíamos encontrado de manera puntual productos que por su construcción lo ponían muy difícil, como el comentadísimo teclado de los MacBook Pro. Con la llegada de los plegables llegan también ciertos métodos para ensamblar que ponen bastante difícil su reparación con respecto a un móvil o tablet estándar (que tampoco es que repararlos sea cosa de niños).

Compiten fuerte, pero no ganan

La gente de iFixit siempre nos desvela los secretos electrónicos y mecánicos de dispositivos de una manera clara y amena, mostrando por un lado hasta qué punto se aprovecha el espacio en algo tan compacto como un smartphone y por otro lo posible que es de reparar. Tienen su propio baremo y ponen una nota del 1 al 10, siendo 1 lo menos reparable y 10 lo que más posibilidades tiene.

Entonces llegaron los móviles plegables y batieron récord, pero por abajo. Después de que el Samsung Galaxy Fold se llevase un 2/10, ha venido el Motorola Razr alcanzando el 1/10. Según el equipo, el Moto Razr es el teléfono más difícil de reparar que ha llegado a sus mesas.

Eso sí, los móviles plegables no han sido los ganadores absolutos, aunque ocupen peldaños del podium. El dispositivo más irreparable según iFixit no es uno plegable, es el Surface Laptop. Un ordenador al que no se puede acceder a su interior sin dañarlo, además de que como suele ocurrir en estos dispositivos tan finos la RAM y otros componentes están soldados a la placa base (por lo que no se pueden reparar ni actualizar o ampliar).

Un futuro cada vez más desfavorable para reparaciones no oficiales

El montaje de estos dispositivos implica el uso de pegamentos y colas, por ejemplo para los cristales trasero y delantero del Fold o las cubiertas del Razr. El hecho de tener que separar esto y no desatornillar, junto con la fragilidad de las pantallas plegables (como destacan en iFixit para ambos plegables), hace que las posibilidades de necesitar un remplazo de la pantalla tras intentar reparar el dispositivo aumenten. Y la batería (junto con la pantalla, una de las partes más habituales que se reemplaza en móviles), aunque puede cambiarse, implica desmontarlo todo, con un alto nivel de dificultad.

Imagen: iFixit

Es algo que era de esperar: son productos y materiales muy nuevos, son muy finos teniendo en cuenta todo lo que llevan y está la parte que comentábamos al inicio de que es lógico que las compañías favorezcan sus propios servicios técnicos. De hecho, la propia Motorola ofrece cambios de pantalla por unos 300 dólares (menos que otros remplazos de pantalla, como el del iPhone 11 Pro Max), que teniendo en cuenta que el dispositivo vale 1.500 dólares puede compensar a comprarte otro si es tu producto ideal.

Falta ver qué hay en los adentros del Samsung Galaxy Z Flip, con especial interés al ser el segundo plegable de Samsung y darnos esa impresión de que parecen haber hecho los deberes. El Fold tuvo que rediseñarse tras fallar las primeras unidades cedidas y mejorar la bisagra, así que veremos si todo lo que explicó la compañía sirve para dar más durabilidad y si mantiene esta tónica de irreparabilidad, tan lógica como desalentadora.

Imagen | iFixit

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