Spotify sí que cree en blockchain: así funciona Mediachain, la empresa que acaba de comprar

La revolución bitcoin, dicen, no está en bitcoin, sino más bien en su pilar fundamental, la cadena de bloques o blockchain. Esta tecnología subyacente es la que está siendo de hecho aprovechada por entidades financieras y por empresas de todo tipo más allá del bitcoin.

Entre esas empresas a las que las ventajas de blockchain han conquistado está Spotify, que hace unos días adquiría Mediachain Labs. Esta empresa permitirá a Spotify ofrecer una gestión mucho más detallada y precisa para atribuir de forma precisa cada canción a sus creadores y propietarios y para que el sistema de pagos sea "más justo".

Pagar no es el problema, es saber a quién pagar

En Spotify ya llevaban tiempo trabajando en el desarrollo y aplicación de tecnologías basadas en la cadena de bloques para poder identificar el trabajo de los artistas musicales en internet. Como explicaba el analista Ameer Rosic en Medium, uno de los problemas más importantes en el segmento musical es la gestión de los derechos de autor.

¿Quién escribió la canción? ¿Quién tiene la licencia? ¿Quién es el propietario? Son algunas de las preguntas que surgen en una industria que quería encontrar un método de darle a cada participante en el proceso el pago adecuado.

El problema sacudió a Spotify el año pasado, ya que la empresa accedió a pagar 30 millones de dólares a las productoras musicales tras una demanda por parte de la National Music Publishers Association (NMPA) por royalties impagados.

Tras acceder al pago, los responsables de Spotify comentaron que a menudo no pagar royalties se debía a que no tenían los datos legítimos sobre los derechos de las canciones que emitían, de modo que era difícil encontrar a la empresa o persona adecuada para hacer el pago y que ésta demostrara efectivamente que merecía tal abono de royalties.

Metadatos como acompañantes del contenido

Este tipo de idea es la que han comenzado a aplicar los responsables de la gestión de las licencias Creative Commons, que están también resolviendo ese problema gracias a la cadena de bloques.

Hay aún más proyectos en este nicho de mercado que son dignos de mención. Benji Rogers creó hace tiempo dotBlockchain, una empresa que estaba íntegramente orientada a aplicar ese sistema de "libros de cuentas" típico de las cadenas de bloques al segmento musical.

El proyecto es especialmente ambicioso, ya que pretende incluso estandarizar un nuevo tipo de "códec" con la extensión .bc en el que se incluya no solo la canción como tal, sino también un conjunto de metadatos relativa a ella que permitan identificar cosas como los detalles de los propietarios de los derechos, los términos de uso, o las restricciones de las licencias. Sería algo así como un MP3 o un AAC supervitaminado con esa información que permitiría gestionar esas transferencias y los pagos a los artistas de forma mucho más potente.

Cadena de bloques al rescate

Eso es lo que la tecnología de Mediachain podría resolver. Su plataforma permite crear una "capa de datos compartidos" que según ellos "es clave para resolver el problema de la atribución, dando facilidades a los creadores y propietarios de los derechos y habilitando un modelo más eficiente y sostenible para la creatividad online".

La startup, que se creó en 2016, ha creado una base de datos P2P que permite registrar, identificar y seguir la distribución online de trabajos creativos gracias a la cadena de bloques, que actúa como certificación del propietario del contenido y como "libro de seguimiento" que permita conocer todas las transacciones a las que se ha somentido esa canción de forma análoga a lo que esta tecnología hace con criptomonedas como bitcoin o Ether.

Los responsables de Mediachain pretendían de este modo resolver ese gran problema que existe no solo en el ámbito de la música, sino en cualquier trabajo u obra distribuida en internet. Los textos, las imágenes, los vídeos, o la música se difunden en internet de forma increíble, pero saber quién fue el verdadero responsable de la creación de dichas obras (y si se basó en obras anteriores con o sin licencia) era especialmente complicado.

Los escritores, fotógrafos, productores de vídeo o músicos no tienen la capacidad de demostrar y proteger la propiedad de sus trabajos e ideas, algo que hace difícil la monetización de dichos trabajos en este entorno digital en el que nos encontramos.

La atribución de la que hablábamos es muy complicada, pero la cadena de bloques y sistemas como el desarrollado por Mediachain —que es Open Source (está en GitHub), y que de hecho seguirá siéndolo— se centra en temas como el aprendizaje automático (machine learning) y esa tecnología del blockchain para ofrecer un servicio destacable.

Uno en el que los usuarios no solo pueden adjuntar información a los ficheros y obras creadas, sino también realizar búsquedas inversas para localizar a los creadores. Y eso, en último término, permite pagar de forma justa a esos creadores y a quienes han participado en todo el proceso de creación y distribución de esas obras.

Vía | TechCrunch
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