En los últimos meses, un grupo de investigadores del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos ha estado investigando casi un centenar de casos de una misteriosa enfermedad pulmonar que parece relacionada con el vapeo y los cigarrillos electrónicos.
Y, en este caso, "misteriosa" no es un recurso periodístico. Al contrario, se trata de una buena descripción de una dolencia que ha debutado ya en cinco estados norteamericanos y que tiene desorientadas (y preocupadas) a las autoridades sanitarias hasta tal punto que han hecho pública la investigación con la esperanza de encontrar más casos que les ayuden a unir las piezas del puzzle.
Lo que sabemos
El viernes pasado, el CDC confirmó que varias docenas de pacientes habían sido ingresados en hasta cinco estados distintos del país. En principio, los síntomas iniciales eran relativamente comunes en las enfermedades respiratorias: dificultad para respirar, falta de aliento o el dolor en el pecho. En otros casos, se presenta también junto a fiebre, tos, vómitos y diarrea.
Además, para incidir en esta confusión, la mayor parte de enfermos son adolescentes o jóvenes adultos, un gran número ha sido hospitalizado como consecuencia de la enfermedad y algunos de ellos han sido internados en cuidados intensivos. Hoy por hoy, el CDC ha identificado 31 casos y sus datos indican que ascenderán a 94 casos en las próximas semanas (cuando se cierren los últimos análisis).
El problema es que, hasta la fecha, no se ha podido relacionar con ninguna enfermedad infecciosa conocida y las encuestas epidemiológicas desarrolladas en más de 14 estados señalan que tiene alguna relación con el vaping y el cigarrillo electrónico.
Lo que no sabemos
El resto de datos son esencialmente desconocidos. Los propios investigadores del CDC han reconocido que, más allá de esa aparente conexión con los cigarrillos electrónicos, aún no tienen claro si el problema está en los dispositivos, en sus componentes o en los ingredientes específicos que se consumen.
Aunque lo inespecífico de la alarma puede sorprender, lo cierto es que se trata de una práctica bastante habitual de cara a poder reunir información suficiente que nos ponga sobre la pista de la sustancia que está causando el problema. Como reconocían los propios fabricantes hace unos años, cuando hablamos líquidos de vaping lo que impera es, sobre todo, el desconocimiento sanitariamente hablando.
En los últimos años la evidencia entorno a los cigarrillos electrónicos se ha ido aclarando poco a poco. Las conclusiones confirman que son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales, sí; pero están muy lejos de no conllevar algún tipo de riesgo para la salud. Algo digno de tener en cuenta a medida que el boom del vaping entre adolescentes se expande de EEUU a otros países.