Tests rápidos vs PCRs: si el gran reto para frenar el coronavirus es el diagnóstico, estas son las herramientas que tenemos

Algunos de los 340.000 test rápidos que ha comprado el Gobierno para el coronavirus no funcionan bien. Al menos, según publica El País, esas son la conclusiones del Instituto de Salud Carlos III y varios laboratorios de microbiología de varios hospitales de Madrid: tras examinar los primeros lotes se ha descubierto que, aunque deberían tener una sensibilidad de más del 80%, no alcanzan el 30%.

Mientras la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica recomienda no usarlos, Sanidad explica que se trata de una partida determinada y ya ha dado orden para que sea retirada. Sea como sea, lo que parece claro que los tests de diagnóstico, rápidos o lentos, van a ser uno de los grandes temas de estos días. ¿Cuántos tipos de pruebas hay? ¿Cómo funcionan? ¿Para qué sirven?

¿Qué es la sensibilidad? Como será uno de los conceptos más repetidos estos días, tiene sentido entender bien qué es la sensibilidad. Se trata de la capacidad del test para identificar como casos positivos a los casos realmente enfermos. Es decir, se trata de la proporción de enfermos correctamente identificados. Cuando queremos usar una prueba para hacer un screening o cribado se necesita que sea muy sensible. De esa forma, una vez 'cribada' una población podemos estar seguros de que hemos identificado a la mayoría de enfermos.

¿Cómo diagnosticamos el COVID19? Guía rápida para entender los distintos tests y sus diferencias

Aunque se están trabajando en nuevos sistemas de diagnóstico, a día de hoy existen dos grandes alternativas a la hora de 'diagnosticar' casos de la enfermedad que produce el coronavirus. El primero que se desarrolló y el más utilizado en nuestro país son las PCRs, el otro son los tests rápidos basados en kits inmunológicos. Estas son sus principales diferencias, ventajas y debilidades.

PCRs

Máquina de PCR (Termociclador)

La PCR, siglas en inglés de "reacción en cadena de la polimerasa", es una técnica molecular muy utilizada en todos los laboratorios biomédicos desde los años 80. Resumidamente, esta técnica sirve para identificar la presencia de un determinado segmento de material genético en una muestra concreta. Para ello, el procedimiento consigue identificar esas cadenas concretas de ARN y, a través de una serie de transformaciones, multiplicarlas lo suficiente para que sea sencillo identificarlo gracias a un colorante fluorescente.

La principal ventaja de este tipo de pruebas es que solo necesitamos la secuenciación del virus para identificar una cadena de ARN específica y empezar a diagnosticar a los pacientes. Además, es muy fiable y, si se hace correctamente, no arroja falsos positivos. Como la técnica se centra en multiplicar trozos del virus, si el virus no está en la muestra, es imposible que dé positivo.

Por el otro lado, las PCRs solo detectan si tenemos el virus en el organismo (y aparece en la muestra tomada). Eso quiere decir que no detecta personas que ya se hayan recuperado de la enfermedad o que aún tienen bajos niveles del virus en su organismo. Además, la técnica necesita máquinas específicas (un termociclador) y suele llevar varias horas (el tiempo que necesita el proceso en multiplicar las cadenas genéticas y dar positivo).

Tests rápidos

Cuando la enfermedad ya afecta a una cantidad importante de personas, los investigadores pueden identificar los anticuerpos y proteínas específicos de la enfermedad. Con ellos, se pueden crear lo que denominamos 'tests de inmunocromatografía'. La prueba de este tipo más conocida es la de embarazo, pero hay muchas más. En su formato habitual, tienen dos formas: o bien son tiras de papel que tienen “adheridas” las proteínas del virus y, al introducirse en una muestra de sangre, reaccionan. O tienen "adheridas" anticuerpos específicos que permiten descubrir las proteínas del virus en un exudado nasofaríngeo.

La principal ventaja de este tipo de pruebas es su velocidad (15-20 minutos) y, sobre todo, que no necesitan instrumentos específicos más allá del propio kit. Son muy útiles para realizar pruebas domiciliarias o, como este caso, para hacer cribados generales de forma sencilla y rápida.

Su principal defecto es que, sobre todo cuando son nuevas, pueden tener problemas de sensibilidad. La inmunocromatografía necesita identificar proteínas y anticuerpos lo suficientemente específicos como para usarlos como baliza. Con las PCRs es mucho más fácil y con una secuenciación y una buena base de datos se puede empezar a hacer reactivos. En el caso de los 'tests rápidos' el proceso de diseño es mucho más lento y ofrece más problemas.

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