La justicia ha vuelto a dar un varapalo a Bayer a cuentas del glifosato. Tras la condena de agosto de 2018, ahora es un juzgado federal de San Francisco el que ha considerado que hay suficientes pruebas como para considerar que el glifosato, uno de los herbicidas más usados del mundo, fue clave en el desarrollo del linfoma de Edwin Hardeman.
Hoy por hoy, en Estados Unidos hay 11.200 demandas contra los fabricantes de este herbicida. Por eso, tras el segundo fallo en contra, todos los analistas e inversores temen que este solo sea el principio de un largo rosario de derrotas en la próxima década. Desde que Bayer compró Monsanto en junio de 2018, las acciones de la compañía han caído un 36% y la situación no parece que vaya a ir a mejor (al menos, en el corto plazo).
Miles de demandas esperan su momento
El juicio. Según hizo público el martes el Tribunal federal de San Francisco, Roundup (la marca comercial de glifosato propiedad de Monsanto) fue un "factor sustancial" en que Edwin Hardeman, vecino del norte de San Francisco de 70 años, desarrollara un linfoma no-Hodgkins. Es la segunda derrota judicial de en menos de un año y en un juzgado que tiene 'consolidadas' 760 demandas más.
¿No hay multa? No. A petición de Bayer, el juicio se ha celebrado en dos fases. En la primera, se determinaría si existe alguna relación entre el glifosato y el linfoma no-Hodgkins. Esta es la fase que ha terminado ahora. A partir de este momento, durante la segunda fase, se deberá determinar el grado de responsabilidad de la empresa. La empresa, con los informes internacionales que descartan la relación entre glifosato y cáncer, tratará de demostrar que su conducta fue apropiada.
Reacción de la empresa "Estamos decepcionados con la decisión inicial del jurado, pero seguimos creyendo firmemente que la ciencia confirma que los herbicidas a base de glifosato no causan cáncer", explicaban desde Bayer. El posición es, por tanto, idéntica a la del caso de agosto de 2018, "la decisión no cambia el hecho de que más de 800 estudios científicos, las conclusiones de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y las autoridades reguladoras en todo el mundo respaldan el hecho de que el glifosato no causa cáncer y no causó el cáncer".
Aunque, desde la compañía alemana que ahora tiene la responsabilidad civil derivada de la conducta de Monsanto, confían “en que las pruebas de la segunda fase muestren que la conducta de Monsanto ha sido apropiada y la compañía no debería ser responsable del cáncer del Sr. Hardeman”, según han explicado en un comunicado.
Reacción de los mercados. Los inversores, en cambio, no lo tienen tan claro. Tras el fallo del juicio de Hardeman, las acciones de Bayer cayeron un 12% y, aunque luego comenzaron a recuperarse, acumulaban una caída del 9,61% al cierre de la bolsa. Además, como señalaba más arriba, desde junio de 2018, cuando el gigante alemán compró Monsanto por 66.000 millones de dólares, las acciones de la compañía han caído un 36%.
¿En qué situación queda la relación entre el glifosato y el cáncer? En la misma. En 2015, la OMS calificó el glifosato como "probablemente cancerígeno para los humanos”. La misma categoría que la carne roja. No obstante, todas las autoridades sanitarias y el consenso científico coinciden en que es seguro cuando se usa adecuadamente: la dosis que se ha planteado como cancerogénica es tan alta que es casi imposible exponerse a ella de forma accidental.
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