Un brote de origen desconocido, 36 horas, 80 millones de muertos. Pánico, inestabilidad, el ejército en las calles, los hospitales desbordados, las bolsas de todo el mundo cayendo en picado. Y no, no es el argumento de una películas de catástrofes.
Es un escenario "completamente plausible" según el informe anual de la Junta de Monitorización de la Preparación Global, 15 expertos independientes convocados por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud para evaluar el riesgo real de pandemia global.
"Plausible" porque los esfuerzos de los gobiernos para prepararse ante un evento de este tipo son, por decirlo de forma suave y moderada, "extremadamente insuficientes". Pero, siendo realistas, ¿Cómo de cerca está el fin del mundo?
"Pánico y negligencia"
La Junta, que se puso en marcha tras la primera crisis del Ébola, publica su primer informe con unas conclusiones claras: cada vez hay "riesgos más graves" de epidemias globales. Y esto es así, no porque aparezcan nuevas enfermedades, sino porque las enfermedades que ya conocemos (el Ébola , la gripe o el síndrome respiratorio agudo grave) son cada vez más difíciles de manejar.
¿Por qué? Fundamentalmente por el aumento de conflictos armados, estados frágiles y el aumento de la movilidad internacional. Pero también por el cambio climático, la cada vez más poderosa urbanización del mundo y la falta de las más mínimas condiciones de salubridad en muchos barrios de las megalópolis mundiales.
Ante esto, la Junta ha elevado el tono: "Durante demasiado tiempo, los enfoques de los líderes mundiales para las emergencias de salud se han caracterizado por un ciclo de pánico y negligencia", dijo Gro Harlem Brundtland, ex primera ministro de Noruega y copresidente del grupo de expertos.
Invertir en confianza
Esto, siendo precisos, no es preciso. En los últimos años, los gobiernos y las instituciones internacionales han tomado medidas para mejorar los mecanismos, tácticas y estrategias frente a crisis de este tipo. En julio de 2019, ya había 59 países que habían desarrollado planes de acción para epidemias de este tipo. Sin embargo, sí llevan razón en que, desde la crisis de la Gripe Aviar, la falta de confianza pública en las instituciones ha crecido en muchos países.
Esto es algo que, sin lugar a dudas, ha mostrado sus consecuencias en las diferencias entre el brote de Ébola en la República Democrática del Congo y el brote en Uganda. La respuesta en la RDC ha sido mucho más ineficaz que la ugandesa y es, precisamente, porque "la confianza entre las comunidades y las instituciones que las atienden es el núcleo de una respuesta de emergencia, pero es casi imposible generar confianza en medio de una crisis".
Sin embargo, debemos ser capaces de entender esta llamada de atención en su contexto. En el contexto de un mundo al que, como hemos visto en las recientes Gotas Frías, le cuesta mucho prepararse para cosas que sabe a ciencia cierta que van a llegar. Es decir, debemos prepararnos más, pero de nada sirve caer en la alarma injustificada.
Imagen | Kelsey Knight, Mikael Seegen
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