“Si las escuelas hubieran actuado como amplificadoras de los contagios, ya debería observarse un efecto en la incidencia global”. Con esas palabras, el Computational Biology and Complex Systems group de la Universidad Politécnica de Cataluña concluía que las tres primeras semanas con las clases abiertas no han tenido un impacto significativo en la evolución de la pandemia en España.
En el informe, uno de los que remiten periódicamente a la Comisión Europea y el ECDC desde marzo, analizan la evolución de la incidencia acumulada en el conjunto del país y estudian con detalle la situación de las comunidades autónomas que aportan datos específicos sobre la población infantil. Es, por tanto, un trabajo preliminar, pero frente al peor de los escenarios (un repunte de la incidencia y el colapso del sistema educativo por los cierres de clases y escuelas) estos datos provisionales son esperanzadores.
El informe, explicado
¿Qué ha hecho exactamente los investigadores? El informe repasa la situación de la pandemia semana por semana desde la apertura de los colegios observando tanto la incidencia general (por cada 100.000 habitantes en 14 días) como la incidencia entre los menores de 18 años en cuatro autonomías (Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Castilla y León). Además, por su especial importancia (y por el repunte de casos que tenía en septiembre) los investigadores analizaron también (de forma limitada por la falta de datos) la situación de Madrid. Así, en total, la población escolar analizada superaba el 60% del país.
¿Qué han encontrado? En primer lugar, que la incidencia acumulada entre los menores de 18 años de la Comunidad Valenciana muestra un pequeño descenso, en torno a un punto porcentual. Lo demás son noticias regulares o malas (pese a que tienen su explicación). Por ejemplo, los datos muestran que tanto en Andalucía como en Cataluña han sufrido un pequeño aumento de la incidencia en la población infanto-juvenil. No obstante, no parece conectado con las clases y sí con "un mayor esfuerzo diagnóstico", explicaba Clara Prats, una de las autoras, en El País.
Es decir, tanto Cataluña como Andalucía han cambiado recientemente sus protocolos de rastreo y seguimiento hacia procedimientos que, por sí solos, explicarían el aumento de la incidencia de casos. Evidentemente, los autores no pueden descartar que las escuelas tengan algo que ver, pero insisten en que por ahora no hay ningún indicio que los lleve a pensar en ello. No obstante, lo peor se lo lleva Castilla León.
Un aumento muy considerable que no se puede explicar Y es que Castilla y León sí que ha sufrido un importante de casi el 10% entre los niños de 0 a 9 años. Y como reconoce los propios investigadores, aún no tienen una respuesta clara de por qué se ha producido. Sin embargo, los datos de la Junta señalan que los rastreos no han encontrado cadenas de transmisión en las escuelas pese a realizar PCRs a todos los grupos burbuja. Esto hace que, tras analizar las distintas posibilidades, concluyan que el aumento está más vinculado al de la incidencia general que al efecto propagador de los centros escolares.
Una idea sobre las cadenas de contagios Precisamente sobre esto, sobre los contagios en las escuelas, el informe aporta algunas ideas interesantes. Usando los datos recopilados en Cataluña, descubrieron que el 87% de los casos encontrados no generaron ningún contagio en su clase. El 7% generó otro infectado; el 4%, dos; el 1%, tres; y el 0,6% generó un número superior. Este fenómeno, de confirmarse, puede explicar por qué las escuelas han sido más eficaces frenando la escalada de contagios.
¿Por qué ha ocurrido esto?
Pese a que, como decíamos, los datos son provisionales, lo cierto es que ninguno de los principales pronósticos esperaba encontrarse con esto. Con el ejemplo de otros países en mente, parece claro que las medidas (ya sean las institucionales o las impulsadas por la concienciación social) han surtido efecto. No obstante, hay un factor a tener en cuenta que puede torcer esta evolución prometedora: el clima.
Como nos dicen algunos expertos, "en nuestro país a estas fechas, las temperaturas siguen siendo benignas, lo que permite una ventilación natural muy potente (más de las renovaciones necesarias incluso) de tal modo que casi es como estar en la calle". No obstante, las temperaturas ya han empezado a bajar y eso puede conllevar que en colegios sin ningún tipo de renovación mecánica del aire, el cierre de ventanas conduzca a un efecto amplificador de contagios. El invierno se acerca y más vale que estemos preparados.
Imagen | Taylor Wilcox
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