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Los zombies no están entre nosotros... todavía

La ficción se ha apoyado en el universo de los zombies para contar todo tipo de historias. Futuros apocalípticos, narraciones de supervivencia... Mezclas de elementos reales con los muertos vivientes que a día de hoy muchos consideran que es un mito que proviene de diferentes culturas. ¿Mito? No estés tan seguro porque ciertas criaturas parecidas a los zombies ya están cerca de nosotros.

Tranquilos, no hace falta que vayáis a por maderas para reforzar las ventanas. Puedes dejar la escopeta en el armario porque a día de hoy es improbable que una horda de muertos vivientes venga a por nosotros. Lo que sí que debes saber es que hay criaturas que bien podrían entrar en esta categoría y algunos experimentos también van en esa dirección.

La naturaleza es bonita, decían

Ah, la naturaleza. Seguro que muchos tenéis una visión idílica de ella. Sus animales, las plantas, los parajes hermosos que recorrer. Todo eso está muy bien pero si ampliamos la imagen en esa foto ideal que tenemos en la cabeza, vemos que haciendo mucho zoom nos encontramos con criaturas que dan muchísimo miedo.

Cuando digo que hay que ampliar no es una metáfora, realmente hay que hacerlo porque muchas de las criaturas que tienen que ver con estados zombies en los animales son parásitos o bacterias. La más conocida de todas es la famosa toxoplasma gondii que afecta a los gatos cuando comen las heces de otros felinos.

Si tenéis gatos seguro que os suena la toxoplasmosis, una enfermedad que es posible contagiarse a los humanos aunque en nuestro caso no tiene un efecto grave. En el caso de estos animales, la bacteria controla parte del cerebro. Los estudios que hay son un poco contradictorios, las investigaciones más recientes apuntan a que lo que ocurre es que este parásito modifica el estado de ánimo de los gatos.

Demtro del mundo de los parásitos tenemos al Ophipcordyceps unilateralis o el causante de que las hormigas se vuelvan zombies. Dicho así suena a película de serie B pero estar en el papel de estos insectos debe ser horrible. Cuando la hormiga es infectada, el parásito controla su cerebro para llevarla a un lugar donde pueda crecer el hongo. Cuando está listo, explota para salir de su cuerpo y crecer como si fuera una especie de maceta.

El nematomoformo, conocido como el asesino de saltamontes es un parásito capaz de tomar el control del cerebro de este insecto para llevarlo al agua, un ecosistema favorable para que el parásito pueda crecer y utilizar el cuerpo para alimentarse de él. En los seres humanos hay algo parecido, la lombriz de guinea.

No os preocupéis porque su efecto no es el mismo que el de los saltamontes pero sí que es capaz de "invitarnos" a ir a beber agua provocándonos una sensación de ardor. No nos invita a quitarnos la vida pero sí que es capaz de crear esta reacción para que vayamos en esa dirección.

Los caracoles que son invadidos por el Leucocloridium paradoxum sufren una horrible transformación física que les modifica los ojos para convertirlos en unas criaturas que parecen haberse escapado del infierno. Los parásitos toman el control del cuerpo para exponer al caracol al sol y ser una presa fácil para los pájaros. Más adelante, crecerá en el interior del ave y al ser expulsada en las heces volverá a repetir su ciclo de vida.

Dentro de los muchos parásitos que hay, tenemos uno que no se va de la lengua, un comentario muy apropiado porque el Cymathoidae vive en el hueco de la lengua de los peces. Sí, habéis leído bien: se la arranca y ocupa su lugar para alimentarse de su sangre y lo que vaya entrando por la boca. No toma un control del cerebro como otros que hemos visto pero sí que maneja su dieta.

El Sacculina carcini es un parásito muy singular. Suele instalarse en los cangrejos de río y controla su cerebro para darle la sensación de que no quiere comer. Poco a poco su huésped se va alimentado de las entrañas para crecer y salir de este animal en un estado maduro y repetir de nuevo el ciclo. Cangrejos zombies podría ser perfectamente el motivo de otra película de serie B.

Acabamos nuestra recopilación de animales zombies con un pájaro que le gusta, como a los muertos vivientes de ficción, comer cerebros. Seguro que el pájaro carbonero común os parece mono pero uno de sus platos favoritos es la materia gris de otros animales parecidos en tamaño a esta pequeña ave. Le gusta atacar a los murciélagos, abrirles el cráneo y alimentarse de su cerebro. Un asesino bastante brutal que engaña con su apariencia de inocente.

¿Qué ocurre con los humanos?

Cualquier amante de la ficción dedicada a los zombies habrá leído sobre los presuntos zombies que se hicieron en la Alemania nazi. De hecho, hay relatos inspirados en todas esas historias. Sí, hubo investigaciones al respecto (el siglo XX tiene un historial de experimentos muy macabros) pero no estuvieron cerca de crear zombies y todo lo que hicieron es muy difuso.

La documentación de la época esta muy esparcida y los huecos que se han ido rellenando son con información que no se puede contrastar. Los teóricos a favor de la hipótesis de los zombies nazis defienden que hay grupos de interés que hacen esfuerzos para que la verdad no salga a la luz, claro que sí.

Cuando los Aliados ganaron la II Guerra Mundial salió a la luz muchísima documentación relacionada con las investigaciones del III Reich. Gracias a estos textos se descubrió que los subordinados de Hitler hicieron pruebas de regeneraciones óseas y de músculos. Ninguna de ellas tenía una relación directa con los zombies o con otras teorías conspiranóicas como la zombieficación del pueblo judío. Eso da para peli de bajo presupuesto también.

A comienzos de los años 50, Allen Dulles (el por aquel entonces director de la CIA) inició la orden del proyecto MK Ultra, un proyecto para crear un sistema que controlara el cerebro y obligara a la gente a decir la verdad en los interrotagorios. Este era el motivo de fondo en la investigación pero no el único ya que durante la investigación se utilizaron diferentes drogas con otros fines que iban más allá de conseguir la información que querían en los interrogatorios.

Fue un proyecto grande para la CIA, en 1953 componía el 6% del presupuesto de la agencia y en los años que estuvo en funcionamiento (hasta que saltó el escándalo) se hicieron pruebas de todo tipo con sujetos de lo más variado: empleados gubernamentales, médicos, pacientes con enfermedades mentales... Según explican muchos de ellos no fueron informados del fin de esta investigación.

Según la documentación que se hizo pública, la CIA tenía la clara intención de crear un material que permitiera inhabilitar a la gente y ponerla bajo su control en función de lo que necesitara. Todo eso quedó atrás, o al menos se alejó lo suficiente de la esfera pública para que nadie volviera a hablar de ello.

¿Qué hay de los parásitos en los humanos? De momento varios informes sin contrastar. Hay científicos que afirman que el Toxoplasma gondii podría evolucionar para ser capaz de controlar al ser humano e inducirlo a un estado zombie. Según este grupo de biólogos, hay pruebas concluyentes en cerdos en los que la agresividad ha aumentado. Puede ser, pero los cerdos son animales que de por sí tienen una cierta tendencia al canibalismo.

Podéis dormir tranquilos, aunque existe una remota posibilidad de que el Toxoplasma evolucione, tendrían que pasar muchos años hasta que una estructura zoológica tan simple como un protozoo sea capaz de hacerse con el control de una máquina biológica tan compleja como es el ser humano.

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