Qué frase tan genial para comenzar una cita: "Hay cosas peores que la muerte". John Sotos tiene estas cosas. Es director médico de Intel y durante años trabajó como asesor de House, pero lo que le preocupa ahora es otra cosa: las armas biológicas.
Así lo explicó hace unos días en la DEF CON de Las Vegas: "La razón por la que no han oído hablar mucho de las armas biológicas es que han sido retenidas por una limitación bastante severa, la posibilidad de que se vuelva contra nosotros". Pero, siempre según él, esto puede estar empezando a cambiar.
La revolución genética
¿Por qué? Según Sotos, "la investigación sobre cáncer está generando la tecnología necesaria para manipular el ADN [...]. Y, posiblemente, la misma tecnología que nos permite atacar solo a las células cancerosas, podría superar el problema del retorno". Porque, si no podemos seleccionar a nuestros objetivos con mucha precisión, un arma de este tipo se convierte en una pesadilla.
Hace unos días hablábamos de vacunas que se contagian. Y, como recuerda Sotos, si creamos vectores contagiosos que produzcan mutaciones genéticas se abre, ante nosotros, la Caja de Pandora. Hay mutaciones mínimas capaces de provocar cosas salvajes: diarreas intratables, aumentos elefantiásicos de peso, calvicie o, por qué no, "un intenso olor a pescado".
Armas genéticas, mentes retorcidas
Sin embargo, nos 'tranquiliza'. Es verdad que es tipo de tecnologías no tienen por qué orientarse a matar gente, aunque también es cierto que "hay cosas peores que la muerte". Y los ejemplos que pone son bastante incómodos.
Alex Hern recoge dos de ellos: Imaginad que un comando de veganos radicales quisiera evitar que pudiéramos comer carne (o que nos generare alergia si la tomamos), "hay una mutación para eso". O un grupo de islamistas radicales queriendo imponer el burka provocando intolerancia a la luz solar en las mujeres. "También hay otra mutación para ello".
La ingeniería genética va a cambiarlo todo
Por muy siniestro que nos pueda parecer todo esto, la verdad es que Sotos está más cerca de la ciencia ficción que de la ciencia actual. Está más que claro, y en esto hasta Sotos está de acuerdo, que estas tecnologías no existen. Ni van a existir en mucho tiempo.
Aún no hemos llegado a ese punto de desarrollo tecnológico, pero "es inevitable", dice Sotos
Pero, seguramente, con el tiempo sí que sea "inevitable. Va a haber miles de personas haciendo este tipo de manipulación genética en los sótanos de los hospitales", dice Sotos.
Y, más allá del riesgo real (que hoy por hoy no existe), las declaraciones del director médico de Intel sí que inciden en un problema: la ingeniería genética va a cambiar todo y tenemos que empezar a pensar seriamente sobre ella.