Las cifras de contagiados por coronavirus de ayer eran elocuentes. Demasiado elocuentes, quizás: los datos de España coincidían casi perfectamente con los datos italianos de diez días antes. Sin embargo, las medidas políticas de un país y otro no podía ser más diferentes. En aquel momento, Italia no solo había creado una "zona roja" aislada con más de 50.000 personas, sino que había ampliado las restricciones a seis regiones del país. Hoy, España empieza a cerrar escuelas en un puñado de municipios de Vitoria.
Repasamos las medidas que han tomado los dos países y comparamos sus tasas de contagios para tratar de entender hasta qué punto Italia es un anticipo de lo que ocurrirá España en los próximos días. Además, para completar la imagen de conjunto, comparamos la evolución española frente a Japón, un país que se considera uno de los casos de éxito en la gestión de la epidemia.
España frente a Italia
La epidemia en Italia
Sin embargo, fue el 21 de febrero con la aparición de 16 nuevos casos (14 en Lombardía y 2 en el Veneto) cuando las autoridades reconocen que hay un brote en marcha en el país y el "contagio comunitario no controlado" es un hecho. Se inician los trabajos para identificar la cadena epidemiológica y controlar a los posibles infectados, pero lamentablemente no tienen éxito. El paciente cero, el que introdujo el virus en el país, no se puede identificar abocando al país a un "escenario de mitigación".
Ese mismo día [20 casos], el Ministero della Salute emite una ordenanza que preveía la cuarentena obligatoria de todos los que habían estado en contacto con personas positivas para infección viral (y vigilancia activa y cuarentena domiciliaria para todos los que habían estado en zonas de riesgo las dos semanas previas). Sin embargo, el brote no da signos de estar controlados.
El día 22 [79 casos], el Consiglio dei Ministri italiano anuncia un decreto que pone en cuarentena a más de 50.000 personas en 11 municipios del norte del país. Entra en vigor al día siguiente y conlleva la suspensión de eventos públicos y privados de cualquier tipo; además del cierre de escuelas, museos, centros culturales y actividades comerciales (excepto la venta de artículos de primera necesidad). Se suprimen las paradas de las líneas de tren que atraviesan la zona roja.
También empiezan a verse los primeros problemas y la resistencia de los ciudadanos que tratan de escapar de los municipios pese a las sanciones. Ante esto, el Gobierno moviliza al ejército y a la policía creando en 35 puestos de control.
El 25 de febrero [320 casos], un decreto del Presidente del Consejo de Ministros amplía las medidas restrictivas a las regiones de Emilia Romaña, Friuli-Venecia Julia, Lombardía, Véneto, Piamonte y Liguria. Se cierran las escuelas, museos, oficinas judiciales de esas regiones hasta el 15 de marzo y se pide a las empresas que implementen políticas de teletrabajo. En esta línea, se suspenden los eventos deportivos en la nueva zona (aunque se permiten algunos partidos a puerta cerrada).
El 1 de marzo [1.694 casos], se aprueba finalmente un decreto que reorganiza el sistema sanitario italiano, armoniza todas las regulaciones locales que habían surgido esos días y zonifica el país según criterios de riesgo. El 4 de marzo [3.089 casos] se cierran todas las escuelas y universidades del país, los estadios deportivos y se introducen restricciones de acceso a hospitales, residencias de la tercera edad y prisiones
El 7 de marzo [5.883 casos] se filtra el borrador de un decreto que impedirá la salida y entrada de la región de Lombardía y 14 provincias del centro norte del país (Módena, Parma, Plasencia, Reggio Emilia, Rímini, Pesaro y Urbino, Alessandria, Asti, Novara, Verbano-Cusio-Ossola, Vercelli, Padua, Treviso, Venecia). Un total de 16 millones de personas quedarían en cuarentena provocando la “huida” de muchas personas al sur del país. El 8 de marzo [7,375] se aprueba el decreto, mientras las dificultades para aplicarlo crecen.
La epidemia en España
En España, en cambio, el aumento de casos empieza el día 25 [8 casos] como consecuencia de la importación de casos desde el foco italiano. Sin embargo, el 26 de febrero empiezan a aparecer casos que no tienen un vínculo directo con Italia. A partir de ese momento, las cifras escalan rápido, pero el Ministerio sigue manteniendo que, con un 90% de los casos perfectamente filiados, no hay pruebas de que se esté dando un "contagio comunitario no controlado" y no procede pasar a un escenario de mitigación.
El día 3 de marzo [169 casos], tras tener que poner a casi 200 sanitarios vascos en cuarentena y ante la inminencia de ciertos partidos contra equipos italianos, el Ministerio de Sanidad suspende todos los congresos médicos y jornadas de formación y ordena que ciertos partidos (que podrían conllevar el desplazamiento de personas de zonas de riesgo) se celebren a puerta cerrada.
Ante el crecimiento de las cifras y la aparición de casos en varias residencias de Madrid, la Comunidad ordena el cierre de 213 centros de día y Sanidad ordena la cuarentena de una treintena de familias en Haro (La Rioja) movilizando a la Guardia Civil para asegurar su cumplimiento. Finalmente, el día 9 de marzo [999 casos] Vitoria canceló las clases en varios municipios de la provincia y el Ministerio anunció nuevas medidas para Madrid y el País Vasco que se tomarían a lo largo del día.
Cifras parecidas, ¿respuestas parecidas?
Como se puede ver en el gráfico, Italia tomó medidas mucho más agresivas con menos contagios que España. Por ello, nos hemos puesto en contacto con el Ministerio de Sanidad para tratar de esclarecer qué nos diferencia de la situación italiana de hace unos días. Sanidad explica que "la respuesta italiana a la crisis está marcada por un factor importantísimo. Desde el minuto uno en Italia se vivía un 'contagio comunitario no controlado', algo que hasta la fecha no [hay pruebas de que] ha ocurrido en España".
Ese sería el factor clave que conllevaría un salto desde el "escenario de contención" (en el que el virus aún no se mueve libre por el país y se puede contener) al de "mitigación" (en el que el virus ya está circulando y requiere medidas más agresivas). Desde Sanidad también insisten en que "los casos que están apareciendo encajan en las previsiones que se tenían desde el Ministerio" y, por lo tanto, no suponen una sorpresa ni modifican la hoja de ruta del país.
España frente a Japón
También hemos querido comprar el caso español con el japonés. A lo largo de la crisis, Japón se ha puesto como ejemplo de país que tomó medidas rápidamente y que ha conseguido mantener las cifras de contagios sorprendentemente bajas. Y, en efecto, entre el 31 de enero y el 1 de febrero, con menos de 20 casos diagnosticados en el país, el gobierno nipón inicia los trámites para repatriar a los japoneses que estaban en la provincia de Hubei, mientras que aplicaba restricciones para denegar la entrada al país a todos los extranjeros que hubieran estado en la provincia dos semanas antes.
Sin embargo, el factor determinante fue la llegada del Diamond Princess al puerto de Yokohama. El 4 de febrero, dieron 10 positivos en el barco y el gobierno puso el crucero y sus 3.700 pasajeros en cuarentena. Desde ese momento, Japón inicia un ambicioso plan de control que busca realizar pruebas de coronavirus a toda la población del país como forma de controlarlo.
Sin embargo, el día 23 de febrero, durante el panel de expertos del ejecutivo nipón, se asume que va a ser imposible frenar al virus y recomienda empezar a hacer pruebas solo a personas con un "alto riesgo de complicación". Dos días después, el Gobierno decide adelantar las vacaciones de 12,8 millones de estudiantes en aproximadamente 34.800 centros educativos de todo el país. El 28 de febrero, la isla de Hokkaido decide declarar el estado de emergencia.
Además de estas medidas, el Gobierno ha solicitado a los ciudadanos prudencia toda vez que, constitucionalmente, carece de instrumentos legislativos para limitar los derechos de movilidad de los ciudadanos. Desde entonces, las cifras han mantenido un crecimiento muy reducido (comparado con el crecimiento exponencial de otro países) y esto, en lugares como Corea del Sur, ha despertado suspicacias sobre una posible manipulación de las mismas de cara a evitar la cancelación de los juegos olímpicos.
Las cosas empiezan a cambiar en España
En esencia, la idea con la que trabajaba en el Ministerio de Sanidad era, por un lado, que no existía un "brote español", sino que los casos españoles forman parte del brote italiano. Mientras esto era, se debían tomar medidas teniendo en cuenta las italianas y en coordinación con Europa, pero no se debían copiar porque la situación es estructuralmente distinta. Por otro lado, a diferencia del caso japonés, asumían que el brote aún se podía controlar.
Esta situación ha empezado a cambiar. Porque en su rueda de prensa del 9 de marzo, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, ha reconocido que hay una “obvia transmisión comunitaria” en dos comunidades autónomas: Madrid (que ha duplicado los casos en 24 horas y suma 469 casos) y Euskadi (con 149). Esto obliga al Estado a empezar a implementar medidas de mitigación a nivel regional y deja claro que la crisis en España ha entrado en una nueva fase cuyas medidas, en este momento, están aún por decidir.