La primera vacuna humana contra el Ébola ya está aquí. Oficialmente. La Unión Europea acaba de aprobar Ervebo, la vacuna desarrollada por Merck y la Agencia de Salud Pública de Canadá. No es una sorpresa, hace unos meses el comité de la Agencia Europea del Medicamento ya recomendó su autorización en la Unión porque existe una "necesidad médica no satisfecha".
Sin embargo, en mitad del infierno en el que se ha convertido la epidemia de la República Democrática del Congo, esta noticia (sumada a los nuevos tratamientos) llega como agua de Mayo.
¿Qué está pasando con el Ébola?
Desesperada, este verano la OMS declaró el "estado de emergencia global" en la República Democrática del Congo con la esperanza de poder "aumentar los fondos y los recursos para frenar la epidemia". Infructuosamente, hay que decir.
Pese a que el número de muertes ha superado ya las 2.000, el clima de desconfianza entre los ciudadanos congoleños sirve de combustible a los grupos que piensan que, sencillamente, el Ébola no existe. La situación ha desembocado en un infierno asistencial con centenares de ataques contra instalaciones, decenas de heridos y más de diez asesinatos.
El mundo académico e investigador estaba, mientras tanto, en otra cosa. "Encontrar una vacuna lo antes posible contra este terrible virus ha sido una prioridad para la comunidad internacional desde que el Ébola golpeó África Occidental hace cinco años", explicaba Vytenis Andriukaitis, el comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria en el anuncio público de la autorización condicional de comercialización
¿Qué significa "autorización condicional de comercialización"?
La primera autorización condicional de comercialización se concedió en el año 2006. Era una forma de acelerar el acceso a medicamentos destinados a pacientes con necesidades médicas no cubiertas, a luchar contra amenazas de salud pública en situaciones de emergencia o destinados a tratar enfermedades raras.
En general, aprobar un medicamento es un proceso muy lento que requiere toneladas de datos sobre su funcionamiento, efectividad y seguridad. Y lo es por muy buenas razones, hemos sufrido suficientes problemas sanitarios ocasionados por medicamentos que no conocíamos del todo bien. Sin embargo, en ciertas ocasiones, necesitamos ser más rápidos.
Las autorizaciones condicionales de comercialización se aprueban más rápido que las autorizaciones normales y requieren menos datos para ello. Los necesarios para hacer el costo beneficio; es decir, para asegurarnos que hacen más bien que mal. No son una vía muy usada. En la primera década se autorizaron unos 30 centrados en enfermedades que ponen en riesgo la vida o que son seriamente debilitantes (como la infección por VIH, el cáncer de mama, la epilepsia infantil severa o la tuberculosis multirresistente).
¿Y ahora qué?
"La decisión de hoy es un gran paso adelante para salvar vidas en África y más allá", decía el comisario Andriukaitis. E, incluso en la complicada situación de la República Democrática del Congo, podemos decir que lleva razón. Sobre todo, porque en realidad los datos de Ervebo son bastante buenos: de las 100.000 personas vacunados en la República Democrática del Congo, solo un 3 por ciento han desarrollado la enfermedad.
Sin embargo, la autorización y la puesta en marcha de todos los mecanismos oficiales no se traducirán en un frenazo inmediato de la epidemia. La OMS ya anunció que no habrá dosis disponibles hasta mediados de 2020 y las vacunaciones que se están llevando a cabo bajo un programa experimental en condiciones patentes de precariedad.
Poco a poco, vamos cercando al que durante años ha sido uno de los virus que más alarma han despertado en la opinión pública internacional. Aún queda mucho trabajo, pero noticias como estas son, sin lugar a dudas, una excelente noticia.
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