La ciencia tiene problemas y no, no es un juego de palabras. En los últimos años nos hemos dado cuenta de que buena parte de lo que creíamos saber era erróneo, incorrecto o incompleto. Y lo peor de todo es que lo dábamos por bueno sin hacer más preguntas.
La llamada "Crisis de la replicación" afecta a prácticamente todas las áreas de investigación desde la física básica a la psicología social. Y para hacerle frente, se han creado numerosos proyectos para descubrir qué parte de la investigación científica es cierta y cuál no. Ahora llegan los primeros resultados sobre la ciencia del cáncer y no, no son buenos.
Lo que sabemos del cáncer
No quiero empezar sin hacer una aclaración fundamental: vamos a hablar sobre investigación básica del cáncer y no sobre aplicaciones terapéuticas. Los procedimientos médicos son tan rigurosos que las terapias oncológicas actuales están estudiadas al milímetro.
De hecho, nos empezamos a dar cuenta del problema porque había demasiados estudios experimentales que luego no conseguían pasar los filtros, controles y procedimientos que permiten crear nuevos fármacos o terapias.
Es decir, de la misma forma que los problemas de replicabilidad de la psicología no afectan a su núcleo central, los posibles problemas que tiene la investigación biomédica no afectan (o no directamente) a lo que ocurre en los hospitales y clínicas actuales.
Los primeros indicios del problema
En 2011, Bayer Healthcare anunció que sus científicos solo podían replicar el 25% de los estudios básicos en ciencias de la salud. Parecía poco, pero en 2012, Amgen solo fueron capaces de confirmar 6 de los 53 estudios oncológicos más importantes. Eso es un 11%.
Era posible. Las farmacéuticas hacen algo que nadie más hace: repetir experimentos ya publicados para intentar desarrollar enfoques terapéuticos nuevos. El problema es que, escudándose en la confidencialidad, ninguna de las dos presentó más información. Como dice Ed Yong, "irónicamente, sin esa información, no había manera de comprobar si las conclusiones de irreplicabilidad eran, en sí mismas, replicables".
Una llamada de atención
Lamentablemente, no era algo que sorprendiera a la comunidad científica. Más bien, era del tipo de cosas que se comentaban en los pasillos. Lo cierto es que durante décadas hemos tenido muy poco éxito en convertir la investigación oncológica en técnicas clínicas. Y ésta bien podía ser la respuesta.
Como digo no era sorprendente para los expertos, pero eso no quería decir que pudiéramos darlo por bueno. Siguiendo el ejemplo de los psicólogos que ya habían iniciado un enorme programa de replicación, un grupo de oncólogos se lio la manta a la cabeza y decidió (intentar) replicar los 50 experimentos más importantes que la investigación oncológica ha publicado en los últimos años.
Los cinco primeros estudios
El Proyecto Replicabilidad en Biología del Cáncer acaba de presentar en la revista eLife los resultados de los cinco grandes experimentos. Y los resultados son preocupantes: dos de ellos se confirman (en parte), uno no lo hace y los otros dos no fueron concluyentes.
Aunque solo hablamos de cinco estudios, los resultados ya nos dibujan un cuadro muy complejo. Como dice John Ioannidis, profesor de Stanford y uno de los grandes expertos en el tema, "la imagen compuesta es que hay un problema de replicabilidad". Eso parece indudable, como también es indudable que la biología moderna tiene tal nivel de complejidad técnica que conseguir replicar sus hallazgos es, ya de por sí, muy difícil.
Aún queda mucho trabajo por hacer, pero estos primeros resultados adelantan lo que nos vamos a encontrar en el futuro y enfatizan algo que cuando hacemos divulgación o periodismo científicos solemos olvidar: que la ciencia es difícil y disfruta llevándonos la contraria. Los esfuerzos por separar el trigo de la paja en la ciencia contemporánea son una razón más para apostar por ella.
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