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Los efectos de la cuarentena total en España se verán en 10 días: por qué seguirán creciendo contagiados y muertos hasta entonces

Finalmente, el Gobierno de España cerró ayer el país y aprobó un paquete de restricciones para frenar la expansión de la epidemia que no tiene precedentes en nuestra historia reciente. El mensaje es claro: la crisis del coronavirus es un problema terriblemente serio y combatirla va a exigir sacrificios de todos. Es más, los va a exigir durante días o semanas.

Días que serán emocionalmente duras porque lo que veremos es como las cifras de contagiados y fallecidos siguen creciendo sin que las medidas que se acaban de aprobar surtan aparentemente efecto. Y es que, por muy draconiano que pueda llegar a ser el confinamiento general, una cuarentena total como la aprobada este fin de semana en España necesita tiempo para surtir efecto. La pregunta es, ¿cuánto?

¿Lo peor del pico de contagios está por venir?

La clave de la explicación está en esta gráfica que publicaron Zunyou Wu y Jennifer M. McGoogan en el Journal of the American Medical Association (JAMA). En ella se pueden ver dos tipos de barras: las azules, que cuantifican el número de casos "desde la fecha del inicio de los síntomas" y las amarillas, que los cuantifican "desde la fecha el diagnóstico". En el recuento diario de nuevos casos que se da desde el ministerio solo vemos las barras amarillas y eso quiere decir que, en cualquier momento dado de la epidemia, estamos diagnosticando casos sintomáticos con retraso. O lo que es lo mismo, que antes del pico de la epidemia, hay muchos casos que por su temprana evolución aún están por diagnosticar.

Pero si de verdad queremos hacernos una idea de cuándo empezarán a bajar las cifras de nuevos contagios, tenemos que imaginar un tercer tipo de barras, unas aún más precoces: los casos por fecha de contagio. Y es que hemos de tener en cuenta que, de media, los primeros síntomas tardan en aparecer entre cinco y seis días. Por eso, dado que estábamos en pleno crecimiento de casos, es razonable pensar que el grueso de los nuevos contagios estará en los días previos a la introducción de las medidas de distanciamiento social.

Para que nos hagamos una idea, Antonio Villareal estimó que, frente a los 4.209 contagiados que marcaban los datos oficiales el viernes 14, habría unos 11.000 contagiados en el país. Evidentemente, estas cifras aproximadas y, de hecho, él mismo reconoce que "es imposible saber con certeza cuántos casos no diagnosticados deambulan actualmente por el país". Sin embargo, nos da una perspectiva general de la dimensión del brote (y del problema).

Esto nos da un horizonte temporal aproximado, pero claro: si sumamos el periodo de incubación y el periodo entre que aparecen los primeros síntomas y que se diagnostica, es razonable pensar que los efectos de la cuarentena no se verán hasta dentro de, como poco, una semana y media. Es cierto que posiblemente en entornos de trabajo que requieran presencialidad, en entornos familiares o de otro tipo las nuevas infecciones seguirán dándose, pero con las medidas de distanciamiento social las cadenas de contagio deberían frenarse y las cifras empezar a caer.

En este sentido, el caso coreano muestra claramente cómo, aunque el pico de casos nuevos deje de crecer, eso no se nota en las estadísticas de casos hasta días después. Y, de hecho, si solo atendemos a los casos acumulados, la sensación es que la epidemia se va haciendo cada vez peor. Por ello, es importante recordar que las sensaciones son eso, sensaciones que no tienen por qué corresponderse con la realidad.

¿Qué impacto tiene esto en nosotros?

Victoria Strukovskaya

Hace unos días, Reino Unido presentó su plan contra el COVID-19 descartando la aplicación de cuarentenas totales y otras medidas de distanciamiento social porque, según explicaron, los confinamientos tienden a perder efectividad a medida que pasan los días. El motivo no está solo en la posible sensación de ineficacia de las medidas que puede extenderse durante los primeros días.

También en el 'estrés psicológico' que provoca la interrupción repentina de nuestras prácticas cotidianas. "Los cambios repentinos de contexto conllevan alteraciones conductuales y motivacionales", dice Eduardo Polín, psicólogo y profesor de la Universidad Europea de Madrid, "lo que llaman responsabilidad individual no brota de la nada; se entrena". Por ello, es importante, encarar el confinamiento de forma proactiva y buscando actividades que nos resulten reforzantes.

Imagen | Daria Nepriakhina (Agüimes, Gran Canaria)

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