Hace unas semanas el Ministerio de Sanidad alertaba que entre 2013 y 2017 las enfermedades de transmisión sexual habían crecido un 26,3% cada año. Mientras el crecimiento de la sífilis y la gonorrea atraían la atención de los medios, la tercera en discordia, la clamidia protagonizaba su propio boom haciendo honor a su apelativo: la "epidemia oculta".
Y es que la clamidiasis es una infección compleja que no suele presentar síntomas llamativos hasta que ya es bastante tarde. De esa forma, se extiende silenciosamente entre una población que cada vez más usa menos el preservativo. Ahora, el viejo sueño de la vacuna contra la Chlamydia trachomatis parece que va a convertirse en realidad después de que un ensayo clínico haya demostrado por primera vez la seguridad de un fármaco de este tipo.
¿Cómo vencer a una epidemia que no se ve?
¿Es que no tenemos tratamiento ante la clamidia? Tenemos tratamiento para la clamidia. Aunque las cepas se van haciendo resistentes, ese aún no es el problema. El problema, como digo, es que a menudo esta infección no presenta síntomas y, sin tratamiento, puede provocar una enorme ristra de complicaciones como la infertilidad o un mayor riesgo de contraer el VIH.
La promesa de la vacuna En los últimos años, investigadores de todo el mundo han redoblado sus esfuerzos por encontrar mejores pruebas para detectarla precozmente, pero ante el aumento de las conductas de riesgo en todo el mundo, este tipo de mejoras no han conseguido atajar el problema.
Por eso, la promesa de una vacuna contra la clamidia ha permanecido activa en el imaginario de los científicos. No obstante, los distintos intentos de llevarla a la práctica, han fracasado. Hasta ahora que, según Lancet Infectious Diseases, por primera vez una vacuna experimental se ha mostrado exitosa.
La esperanza viene en forma de ensayo clínico. En un pequeño ensayo clínico de unas 20 mujeres las vacunas no mostraron reacciones adversas y, a diferencia del grupo control, sí mostraron una respuesta inmune. Los resultados han sido tan robustos que todo parece indicar que se podrá suponer un tratamiento similar a la vacuna contra virus del papiloma humano.
El tratamiento aún se encuentra en una etapa temprana de desarrollo, pero da esperanzas de que podamos encontrar nuevas formas de combatir enfermedades infecciosas justo ahora que las infecciones se están convirtiendo en una amenaza demasiado real.