Hay quien sostiene que Martin Shkreli fue el "hombre más odiado de 2015" y representaba "todo lo malo que tiene el capitalismo". Y lo único que puedo decir es que se ganó esa fama a pulso, tras anunciar un incremento del 5.000% en el precio de un medicamento que muchas personas necesitan para poder vivir.
Ahora un grupo de estudiantes de instituto acaban de producir el mismo compuesto por unos 20 dólares (37 veces menos que el precio de Shkreli). Y eso, más allá de la anécdota, es todo un aviso a navegantes sobre el futuro de la industria farmacéutica.
El medicamento de 13,50 dólares que pasó a valer 750
La empresa de Shkreli, la farmacéutica Turing, compró el 'daraprim', el nombre comercial de la pirimetamina. Este medicamento desarrollado en los años 50 es el mejor tratamiento que tenemos contra la toxoplasmosis. La toxoplasmosis es especialmente grave en embarazadas (por eso no pueden comer ni cerdo ni jabalí) y en pacientes inmunodeprimidos.
De hecho, los pacientes con sistemas inmunes debilitados, como las personas con sida, dependen de forma muy importante de la pirimetamina. Y, por si fuera poco, también se usa para tratar la malaria.
Pues bien, una vez adquirido el fármaco, Shkreli anunció que su precio iba a actualizarse y, de valer 13.50 dólares, iba a pasar a valer 750 por pastilla. Como en la polémica del epipen, las protestas no tardaron en aparecer y las consecuencias monumentales.
El movimiento maker se encuentra con farmacia de guardia
Ahora un grupo de estudiantes de 17 años han logrado sintetizar la pirimetamina en el laboratorio de su instituto. 3,7 gramos por sólo 20 dólares. No lo están vendiendo, claro: el proyecto escolar trataba de "poner de relieve el ridículo precio del medicamento".
Los estudiantes recibieron ayuda de Open Source Malaria, un proyecto de la Universidad de Sydney y el Gobierno australiano dedicado a buscar una cura para la malaria bajo los principios del código abierto.
¿Serán las farmacéuticas las próximas discográficas?
Más allá de la anécdota, esta noticia pone de relieve que el abaratamiento de la maquinaria de laboratorio y la accesibilidad a compuestos básicos puede revolucionar la industria farmacéutica. ¿Qué futuro les espera a las grandes compañías si empezamos a tener la capacidad técnica de poder crear nuestros propios medicamentos en casa?
Su control de los precios podría desaparecer de la noche a la mañana y, pese a que no hablamos de un futuro cercano, la disrupción digital está a la vuelta de la esquina. Mucho me temo que como el Big Pharma se descuide puede acabar siendo la nueva industria discográfica.
Imágenes | Images Money, MadLab Manchester Digital Laboratory
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