No es millonario, creció con los villanos y su mamá sigue viva: el nuevo Batman de los cómics cambió mucho del lore del superhéroe y esa es parte de su éxito

¿Quién dijo que Batman tenía que ser un millonario huérfano? Bueno, nosotros, pero resulta que estábamos equivocados.

Scott Snyder y sus colaboradores han lanzado lo que no es menos que una revolución en el universo del Caballero Oscuro con Absolute Batman, una serie que, más que desafiar las convenciones establecidas, las vuela en pedazos y, en el proceso, le da al hombre murciélago un solplo de aire fresco que sin duda se agradece.

--Siguen spoilers del primer número de Absolute Batman--

En este nuevo universo, Bruce Wayne no es el heredero de una fortuna. Creció en las calles, rodeado de algunos de los villanos que conocemos de otras sagas, que en esta son sus vecinos, compañeros y amigos. Veremos cómo evoluciona ese elemento particular.

Lo que sí mantiene es un pasado trágico, porque su padre, Thomas Wayne -que no era aquí un médico sino un profesor-, perdió la vida en un tiroteo que ocurrió durante una visita escolar al zoológico de Ciudad Gótica.

Pero su madre, Martha Wayne, sigue viva, lo que añade una nueva dinámica a la vida íntima de Bruce y a su motivación para convertirse en un héroe.

Entra en escena Alfred Pennyworth, que sirve como narrador del cómic y que, lejos de ser el clásico mayordomo británico, es un antiguo soldado de élite y agente del MI6 con un pasado oscuro. Su relación con Bruce está llamada a ser más la de un mentor y compañero de armas, que no se queda al otro lado de una pantalla sino que le da al héroe el apoyo y la guía necesaria para convertirse en el vigilante de Gotham.

Un Batman más humano

Sin perder nunca la espectacularidad del cómic -en especial por un arte dinámico y potente que transmite la fuerza del combate y de la acción-, esta reimaginación de Batman lo humaniza al hacerlo descender de las esferas de élite del personaje original.

Como no es un multimillonario excéntrico con una baticueva llena de gadgets, este Batman debe trabajar, pero justamente su trabajo -ha pasado por las compañías de electricidad, acueducto y saneamiento- le sirve como investigación de campo para conocer profundamente la realidad de Gotham.

La ausencia de una fortuna familiar plantea un cambio radical en la figura de Batman, que deja de ser la habitual figura pro-orden y pro-establecimiento para convertirse en un agente anti-sistema y de seguro obligará a Bruce y Alfred a ser más ingeniosos a la hora de construir sus herramientas y mantener su identidad en secreto.

Este Batman es, por lo tanto, un hombre común que ha sufrido y lucha por hacer de Gotham un lugar mejor y que mantiene el código que lo lleva a esforzarse siempre por preservar la vida de los inocentes e incluso la de sus oponentes.

Y, de nuevo, un cambio como el de traer de nuevo a la vida a Martha Wayne no puede sino impactar en la caracterización de Bruce, que en esta saga tiene amor en su vida, pero también tiene algo qué perder.

Un diseño controvertido pero efectivo

El nuevo logo de Batman, sumamente rectangular y menos estilizado, ha generado debate entre los fans.

Cuando fue revelado, la mayoría pareció odiarlo. Sin embargo, una vez leído el primer número, nos damos cuenta de que este diseño audaz refleja la naturaleza disruptiva de esta nueva versión del personaje y que el logo, que se transforma en un hacha de combate, de hecho promete ser espectacular. Por eso es que nos reservamos las opiniones hasta haber leído los cómics.

Otro cambio, que por ahora resulta interesantísimo, es el de la capa.

De una manera parecida a la que usó Christopher Nolan en su trilogía cinematográfica, en la que la capa podía endurecerse para servir como planeador o para proteger a Batman del fuego, en esta se nos informa que cuando era niño Bruce inventó un puente colapsable basado en los dedos de los murciélagos.

Es fácil entender que esa tecnología está detrás de la nueva capa, que por momentos se comporta como un ser vivo, capaz de agarrar cosas o apuñalar contrincantes y resulta mucho más versátil -y explicable- que el habitual trozo de tela.

Y una sorpresa final llega en el epílogo, en el que dos pilotos de un helicóptero se aprestan a recoger a quien dicen es uno de los hombres más ricos del mundo. Un comentario de uno de los hombres lleva al otro a advertirle que no cometa el error de bromear, porque la persona que van a recoger se caracteriza, justamente, por no reírse nunca. “Por eso -le dice- lo llaman “El Joker”.

¿Por qué funciona?

Después de décadas de historias más o menos similares, es refrescante ver una nueva perspectiva sobre un personaje tan icónico. Es lo que pasó en su momento con obras como Red Son, que imaginaba que habría pasado si la nave que trajo a Kal-El a la Tierra no hubiera aterrizado en la Kansas rural, sino en la Unión Soviética, al otro lado de la Cortina de Hierro.

Al correr el riesgo de eliminar muchos de los elementos más familiares del origen de Batman, Snyder crea un personaje que puede sorprender y que resulta, por momentos, más cercano al lector. Absolute Batman se presta para explorar temas más profundos como la desigualdad social y la corrupción y no podemos esperar a ver cómo evoluciona su historia.

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