'Ben-Hur': la historia de una obra maestra que ya era un clásico 60 años antes de que Charlton Heston se subiera a la carroza

'Ben-Hur': la historia de una obra maestra que ya era un clásico 60 años antes de que Charlton Heston se subiera a la carroza

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Ben-Hur

Corría el año 1880, y el mundo aún se maravillaba ante las proezas de la Revolución Industrial. El siglo XX se aproximaba, como un amanecer del que solo se ven los primeros destellos, y en el mundo se libraban, simultáneamente, la Guerra del Pacífico, la de Aceh, la anglo-afgana y la anglo-egipcia, por no hablar las guerras indígenas en América.

En medio de este panorama, fue justamente un militar retirado, veterano de la Guerra México-Americana de 1846 y de la Guerra Civil de 1861, quien escribió un libro que emergió de las sombras para convertirse en un fenómeno cultural sin precedentes. Su título era: Ben-Hur: A Tale of the Christ y fue publicado un 12 de noviembre.

El escritor en mención fue Lew Wallace, que además de militar (llegó al rango de mayor general) fue abogado, político y diplomático, y que, en sus palabras, encontró en la escritura una forma de expresar su profunda fe y su pasión por la historia.

Ben Hur

Es por eso que su novela no solo cuenta la historia de Judá Ben-Hur. Claro, el personaje titular es ese príncipe judío que es esclavizado por los romanos y se convierte en auriga en el circo romano. De manera paralela a la narración de Judá, se desarrolla la historia de Jesucristo, otro hombre judío, de la misma edad y la misma región. El desenlace de la obra sigue a Ben-Hur en su conversión a seguidor de Cristo.

Un impacto perenne

Lew Wallace

Lo que distingue a Ben-Hur de otras obras de su época es su ambición. Wallace no se limita a contar una historia de aventuras, sino que entrelaza elementos históricos, religiosos y filosóficos para crear una narrativa de gran profundidad. Un dato sorprendente es que contó que escribió la mayor parte del libro sentado bajo un árbol en el patio de su casa rural en Crawfordsville, Indiana.

La novela explora temas como la fe, la venganza, la redención y el amor, todo en un marco de enorme envergadura, con una narración rica en detalles y personajes complejos. La descripción de las carreras de cuadrigas, las batallas navales y las intrigas palaciegas son tan vívidas que transportan al lector al corazón de la antigua Roma y su publicación supuso un antes y un después en la literatura estadounidense.

La novela se convirtió rápidamente en un éxito de ventas, y llegó a superar, incluso, a la célebre Uncle Tom's Cabin de Harriet Beecher Stowe. Su influencia se extendió más allá de las fronteras de Estados Unidos, con traducciones a numerosos idiomas y adaptaciones al teatro y, eventualmente, al cine.

Wallace no creía que su novela pudiera ser llevada al teatro, porque secuencias como la de la carrera de carrozas eran, creía, imposibles de confinar a un escenario. Los productores lo sorprendieron contratando ingenieros que crearon bandas sin fin sobre las que ocho caballos entrenados podían galopar mientras un fondo móvil creaba la ilusión de desplazamiento.

La obra se estrenó en Nueva York en 1889 y fue interpretada por unos increíbles 21 años. Se estima que unos 20 millones de personas vieron sus más de 6.000 funciones.

Era cuestión de tiempo para que Hollywood viniera a llamar a la puerta… y lo hizo. Wallace murió en 1905, así que fue su hijo quien vendió los derechos a la MGM en 1921.

La primera película, una cinta muda de 1925, fue, si acaso, un éxito moderado. Pero cuando el estudio lanzó una nueva versión en 1959, con Charlton Heston a la cabeza, quedó claro que esta vez no reparó en gastos: la película fue una megaproducción en cuyo rodaje se utilizaron más de 200 camellos, 2.500 caballos y más de 10.000 extras.

Ben Hur

Ben-Hur se convirtió en éxito que recaudó más de 40 millones de dólares en su lanzamiento y que terminó por ganar once de los doce premios Oscar a los que estaba nominada, Mejor Película, Mejor Director (William Wyler) y Mejor Actor (Heston).

Hoy, 144 años después de su publicación, Ben-Hur sigue siendo una obra relevante y profunda. Su capacidad para explorar temas universales, como el bien y el mal, el amor y el perdón, la hace resonar con lectores de todas las edades y orígenes e, impulsada por la fuerza de su adaptación fílmica, es la definición viva de un clásico de la edad dorada del cine y, en últimas, de una obra maestra.

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