Los impuestos saludables entrarán en vigencia en Colombia desde el próximo primero de noviembre, lo que ha generado dudas tanto en los consumidores como en los comerciantes que van a vender estos productos.
Tanto la comida chatarra como las bebidas azucaradas tendrán precios más altos desde la semana entrante, principalmente como una primera visión por parte del gobierno Petro para atacar lo que considera un problema de salud pública. Si bien el impuesto puede que tenga un impacto en los precios, también se corre el riesgo de que afecte la economía de las tiendas de barrio.
De hecho, desde finales de 2022 los mismos tenderos han dicho que la reforma tributaria tiene el potencial para acabar con más de 250.000 negocios, de un total de 450.000 tiendas de barrio que existen en Colombia. Productos comunes como la gaseosa, el salchichón o las galletas subirán de precio desde el próximo mes.
¿Los tenderos van a pagar el impuesto saludable?
Luis Carlos Reyes, director de la DIAN, explicó durante una rueda de prensa que el impuesto saludable está diseñado para ser monofásico. En palabras sencillas, el impuesto será pagado solamente una vez en la primera etapa, ya sea en la primera venta, en el retiro de inventarios o en el proceso de importación.
Esto quiere decir que el impuesto será pagado una única vez en el proceso, y los eslabones en la cadena no tendrán que asumir nuevamente el costo del impuesto. Esto, en teoría, significa que las tiendas de barrio no tendrán que cobrar el impuesto, aunque es probable que de todas formas tengan que asumir costos más altos.
La razón de los costos más altos será debido a que la cadena de producción ahora tiene un costo más elevado, y a su vez este costo va a ser pasado por cada punto hasta llegar al consumidor. Frente a la pregunta sobre si este impuesto va a ser asumido por los consumidores colombianos, la respuesta del director de la DIAN fue que dependerá de la elasticidad en la oferta y demanda.
En adición a la aclaración, Luis Carlos Reyes también afirmó que los restaurantes no tendrán afectación en cosas que no sean insumos comestibles. Elementos como la prestación de servicios, los suplementos dietarios y los polvos para reconstituir no estarán gravados con el impuesto, dijo el director.
El aumento en el costo aumentará de forma gradual desde noviembre hasta llegar a su pico en 2025. Desde noviembre se aplicará un impuesto de 10%, que luego subirá a 15% en 2024 para culminar con 20% en 2025.