Los paneles solares fotovoltaicos son una herramienta muy atractiva de generación de energía eléctrica. Sobre todo en los países con un clima benigno que disponen de muchas horas de luz solar durante la mayor parte del año. Las células con las que están fabricados suelen ser de silicio o arseniuro de galio, y tienen una propiedad muy interesante: son capaces de transformar la radiación solar en electricidad con una eficiencia que suele oscilar entre el 15 y el 22%.
Estos son los paneles que todos conocemos, los convencionales, pero hay otro tipo de paneles solares mucho menos conocido y que promete poner las cosas cada vez más difíciles a los diseños con células de silicio o arseniuro de galio: los paneles orgánicos. Y es que un grupo de científicos chinos ha conseguido mejorar esta última tecnología lo suficiente para que empiece a posicionarse como una alternativa muy sólida a los paneles fotovoltaicos que utilizamos actualmente.
Buenos, bonitos y… más baratos
En vez de recurrir a células fotovoltaicas de silicio o arseniuro de galio, los paneles orgánicos utilizan células de carbono y plástico, por lo que su fabricación es sensiblemente más económica. Esta es su primera ventaja, pero no es la única. Además, estos materiales les confieren una flexibilidad estructural muy atractiva que permite instalarlos en superficies que no tienen por qué ser planas. En teoría, incluso podríamos llevarlos en la ropa con el propósito de utilizar la energía eléctrica que generan para, por ejemplo, cargar la batería de nuestros dispositivos móviles.
Pero hay un «pero». Uno importante. La razón por la que los paneles fotovoltaicos orgánicos, los de carbono y plástico, no han conseguido imponerse a los paneles con células de silicio a pesar de su inferior coste y mayor flexibilidad no es otra que su menor eficiencia. Y es que hasta ahora eran un 50% menos eficientes que los diseños convencionales, por lo que su eficiencia solía oscilar entre el 7 y el 10%. Pero, precisamente, esta es la desventaja que los investigadores chinos de los que os he hablado antes están enmendando.
La eficiencia del silicio «a tiro de piedra»
El «truco» utilizado por este grupo de científicos para incrementar la eficiencia de sus células fotovoltaicas orgánicas consiste en fabricarlas a partir de un sándwich de dos capas de material activo que son capaces de absorber diferentes longitudes de onda de la luz solar. Curiosamente, han confesado que se han inspirado en la estructura de las celdillas de los paneles OLED utilizados por los fabricantes de televisores, que también son de tipo orgánico.
En cualquier caso, lo realmente importante es conocer en qué medida se incrementa la eficiencia de estos paneles. Según las pruebas que estos científicos han hecho públicas este parámetro se incrementa hasta alcanzar una eficiencia superior al 17%, lo que los sitúa en la órbita de los paneles de silicio o arseniuro de galio. Pero esto no es todo. Estos investigadores también han asegurado que no tardarán en incrementar esta cifra hasta alcanzar el 25%, lo que provocaría que los paneles orgánicos sean más eficientes que los convencionales.
Como veis, sobre el papel pintan bien. Son más baratos, flexibles, y, además, parece que su eficiencia a medio plazo será mayor que la de los paneles solares que utilizamos actualmente. Pero, ¿qué sucede con su vida útil? ¿Sufrirán las células orgánicas una degradación similar a la de las celdillas de los paneles OLED? Parece que no. Estos científicos chinos pronostican una vida útil de unos 20 años, por lo que, si se confirma todo lo que han dicho, el coste del Kilovatio/hora de energía producida con estos paneles será atractivo. Estaremos atentos y os seguiremos contando cuando tengamos más información.
Imagen principal | Airman 1st Class Clayton Wear
Vía | BBC News
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