Tres orcas, la especie de cetáceos conocida con el incorrecto denominador de ‘ballenas asesinas’, golpearon un yate en aguas del Estrecho de Gibraltar, frente a la costa de España, y causaron daños severos al casco y al timón. Los hechos ocurrieron en la noche del 4 de mayo de este año.
Si se acepta la versión de que no fue un ataque provocado, se trata un acontecimiento extraño en sí mismo, toda vez que las ballenas en general evitan el contacto con las embarcaciones y los pocos casos registrados suelen ser siempre accidentes. Pero es todavía más extraño si se considera que otro ataque similar ocurrió dos días antes, cuando un grupo de seis orcas asaltó otro velero que navegaba por el estrecho. Los guardacostas españoles rescataron a la tripulación y remolcaron el barco, que terminó hundido en la entrada del puerto.
Extraño, sí, pero no inusual. En realidad, los encuentros agresivos con orcas frente a la costa ibérica son cada vez menos inusuales, comenzaron en mayo de 2020 y son más y más frecuentes, según un estudio publicado en junio de 2022 en la revista Marine Mammal Science. En marzo de este año, otro velero fue desactivado frente al cabo Espartel por orcas que lo atacaron hasta que rompieron su timón. En julio del año pasado, dos barcos quedaron inhabilitados con daños en el timón en rápida sucesión frente a Galicia, y uno tuvo que pedir un remolque desde Salvamento Marítimo.
Solo entre julio y octubre de 2020, se reportaron al menos 40 incidentes de orcas que involucraron veleros frente a España y Portugal. Desde entonces, son mas de 500 los ‘eventos de interacción’ registrados, si bien solo tres barcos han terminado hundidos. Los asaltos parecen estar dirigidos principalmente a los barcos de vela y siguen un patrón claro, con orcas acercándose desde la popa para golpear el timón, y luego perdiendo interés una vez que han detenido con éxito el barco.
La mayoría de los encuentros han sido inofensivos, con efectos que se limitan al susto de los tripulantes y pasajeros y a daños leves en las embarcaciones. En promedio, las orcas de Gibraltar solo tocan un barco de cada cien que navegan a través de un lugar.
Sed de venganza
Pero el aumento en la agresión hacia los barcos es un fenómeno comprobado, que se hace más inquietante cuando se considera el motivo que los investigadores creen más probable: la venganza.
La hipótesis de los investigadores es que un evento traumático puede haber desencadenado un cambio en el comportamiento de una orca, una hembra en una posición de liderazgo que el resto de la población ha aprendido a imitar.
Los expertos sospechan que una orca hembra a la que llaman 'White Gladis' sufrió un "momento crítico de agonía", una colisión con un bote o una trampa durante la pesca ilegal, que activó un ‘interruptor de comportamiento’. Esa orca traumatizada sería la que inició este comportamiento.
Alfredo López Fernández, biólogo de la Universidad de Aveiro en Portugal, indica que, aunque no se conoce con certeza el origen ni la motivación, está claro que las orcas están haciendo esto a propósito, y la tesis del comportamiento defensivo basado en el trauma gana fuerza día a día.
Las orcas son criaturas sociales que pueden aprender y reproducir fácilmente comportamientos realizados por otros, según el estudio de 2022. En la mayoría de los casos reportados, las orcas se han dirigido directamente al timón de un barco y lo han mordido, doblado o roto.
A medida que crece el número de incidentes, aumenta la preocupación tanto por los marineros como por la subpoblación de orcas ibéricas, que está catalogada como en peligro crítico por la Lista Roja de la UICN. El último censo, en 2011, registró solo 39 orcas ibéricas, según el estudio de 2022. "Si esta situación continúa o se intensifica, podría convertirse en una preocupación real para la seguridad de los marineros y un problema de conservación para esta subpoblación de orcas en peligro de extinción", señalan los investigadores.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com.co
VER 0 Comentario