Encontrarse un polizón tiene dimensiones estratosféricas (incluso algo más arriba) si hablamos de la Estación Espacial Internacional (ISS). Eso, junto a la atractiva y temida idea de encontrar vida más allá de nuestro planeta ha hecho que se hable de el posible origen extraterrestre de una bacteria encontrada en la ISS.
Puede que estos días hayáis visto las fascinantes imágenes que compartían desde la ISS de uno de los paseos que se daba un astronauta trabajando en los exteriores de la estación, gozando del fabuloso punto de vista del propio trabajador al ver las imágenes que capturaba con una cámara de acción. Y precisamente en uno de estos paseos, los rusos recogieron muestras de la superficie de la parte de dicho país, las cuales se han analizado encontrando a esta controvertida bacteria.
Lo que se ha encontrado
Lo que ha ocurrido es que se ha encontrado una bacteria que no estaba presente en el módulo de la ISS en su lanzamiento, según explica el astronauta ruso Anton Shkaplerov a TASS, una agencia de noticias del mismo país. El origen en concreto son los recovecos de la superficie del módulo donde se acumulan restos de combustible provenientes de los motores, por los cuales pasaron los hisopos y algodones de los astronautas que tomaron muestras.
Las muestras llegaron a la Tierra donde se analizaron, revelándose la presencia del microorganismo. Y aunque el astronauta no ha entrado en detalles, habla del origen espacial de la bacteria (la cual de alguna manera ha podido llegar al exterior de la ISS), añadiendo que probablemente no sea peligrosa.
Lo que falta por saber
El anuncio no deja de ser llamativo, pero se trata de una prueba aún en estudio del que sabemos sólo parte. Ni siquiera han confirmado la especie o el género del microbio, y tampoco vemos que la ESA o la NASA se hagan eco del hallazgo de momento en ningún sentido.
La NASA, de hecho, pasó el balón a Roscosmos (la agencia espacial rusa) cuando en CNet preguntaron por el asunto. Éstos, a su vez, tampoco han comunicado ni esclarecido nada, refiriendo al medio al hallazgo de pancton en la ISS, algo que en su momento también fue controvertido al no haber confirmación (sino dudas) por parte de los colegas estadounidenses, como recogieron en Forbes, apuntando a una posible contaminación durante el lanzamiento.
De este modo, aún no se ha podido descartar el origen terrestre de la bacteria en cuestión. Se ha visto que algunos microorganismos terrestres aguantan las (más arduas) condiciones de vida en el espacio exterior, haciendo gala además de su ya conocida rapidísima capacidad de evolución y adaptación, cambiando su forma para ser más resistentes.
La clave puede estar en los polvos (espaciales)
La duda es que si efectivamente no estaban en el lanzamiento, ¿cómo se han asentado en el exterior de la ISS? Quizás la clave esté en las nubes de polvo espacial, una hipótesis que planteaba hace justo algo más de una semana el investigador Arjun Berera (de la Universidad de Edimburgo) tras estudiar las corrientes de polvo espacial y su choque continuo en la atmósfera terrestre.
Al igual que pasa con el polen en la Tierra, el científico apunta a estas corrientes como un posible factor para la proliferación de la vida (lo que se conoce como panspermia). Dada la velocidad a la que viajan (unos 70 kilómetros/segundo), el impacto contra nuestro planeta puede dar lugar a que pequeñas partículas de ésta salten más allá de la atmósfera y viajen por el espacio exterior (donde se haya orbitando la ISS).
Por otro lado, está el matiz de Shkaplerov de que esta presunta bacteria extraterrestre no parece peligrosa. Además de determinar el origen de dicho microorganismo, será importante asegurar que se trata de una cepa que no resulte virulenta ni ahora ni en un futuro, dado que por esto que apuntábamos de la rapidísima adaptabilidad se han dado casos de bacterias a las que las vacaciones en la ISS sentaron tan bien que pasaron a ser más mortales que sus primas las de la Tierra.
Veremos pues si acabamos sabiendo más de estas visitantes o polizones, vengan de donde vengan. De momento tenemos los pies en la Tierra, nunca mejor dicho, hasta tener confirmación de todos los aspectos por parte de los laboratorios. Es innegable que hay ganas de tener respuestas de los confines del universo y de encontrar "vecinos", pero mejor será guardarnos los fuegos artificiales cuando esté confirmado al 100%.
Imagen | NASA
En Xataka | Ross 128 b, el planeta con posibilidad de albergar vida que quiere arrebatarle el puesto de más cercano a Próxima b