Guido Tonelli no es muy conocido por el gran público, pero se trata de una persona clave en uno de los descubrimientos científicos más importantes del siglo: el descubrimiento del bosón de Higgs, "la partícula de Dios".
Alguien que ha formado parte de su búsqueda desde que se idearon los equipos y experimentos para encontrarlo hasta que se anunció su descubrimiento en el verano de 2012. 25 años dedicados a un sueño que cambió la física contemporánea. Nos cita en el Caixafórum de Madrid para hablar de la ciencia, la vida y de su libro "El nacimiento imperfecto de las cosas", una crónica de estas últimas décadas.
Un descubrimiento científico, pero sobre todo una historia humana
Xataka: Cuando lees sobre el descubrimiento del bosón de Higgs, ya sean libros de historia o reportajes periodísticos, las personas desaparecen. En cambio, en lo que nos cuentas, los investigadores están vivos. Se puede ver la vocación y la presión. Cómo sufren y cómo se alegran. ¿Cómo fue recordar todo aquello para llegar a plasmarlo en el libro?
Guido Tonelli: Esa es exactamente la razón por la que escribí el libro. Mucha gente me ha dicho que tenía que escribir algo durante estos años. Y una de las razones por las que me decidí a hacerlo fue porque leyendo muchos libros científicos me di cuenta de eso. Sí, tienes razón completamente. Hay mucha ciencia, hay mucha información, pero el componente humano está completamente olvidado.
Es como si fuéramos robots u ordenadores. Y no tiene sentido. La vida que yo he vivido en ciencia es completamente diferente. Y esa es la que yo quería describir en el libro. Así que decidí describir la verdad sin esconder las emociones que son uno de los grandes motores de nuestro trabajo.
¿Y cómo es esa vida? ¿Qué lleva a un físico a hacerse físico?
"Es una vida de verdad, intensa. Algo muy humano"
Los físicos deciden investigar porque les gusta esta montaña rusa de crisis y pequeños éxitos. Todo parece funcionar bien y, de repente, aparece un problema y te desesperas. Y después empiezas a ver la luz y te sientes feliz. Es decir, una vida de verdad, intensa. Es algo muy humano.
Mi intención es describir el trabajo de los científicos como lo que es y no como la imagina la gente. Muchas veces la gente me pregunta cómo es mi día a día. Ellos se imaginan que paso mis días pensando en ecuaciones o escribiendo cosas. No es así, es un completo sin sentido.
De hecho, se refleja muy bien el papel de la aventura, de la búsqueda y, sobre todo, de la esperanza. Pienso ahora en los más de 100 años de búsqueda de las ondas gravitacionales sin saber, ni siquiera, si existían. Y en el caso del bosón fue muy similar.
Guido: Sí, exacto. Casi cincuenta años.
Y hasta que se encontró, Brout, Englert y Higgs podían haber estado equivocados. ¿Cómo se vive eso de trabajar sin saber si lo que estamos buscando existe de verdad?
Guido: Ahora todo parece sencillo, porque hemos tenido éxito. Pero yo realmente pienso que lo que hemos sido es afortunados. Es verdad que la generación a la que pertenezco, la que ha construido todas estas herramientas e instalaciones, ha sido muy apasionadas y ha dedicado 20 o 30 años de su vida a este sueño. Pero, sobre todo, hemos tenido suerte.
"Hemos trabajado muy duro, sí; pero mucha gente ha trabajado muy duro. Es una mezcla entre pasión, dedicación y suerte"
Hemos trabajado muy duro, sí; pero mucha gente ha trabajado muy duro. A veces, tienes tanta suerte que das de bruces con la verdad. Todo esto es una combinación entre pasión, dedicación y suerte.
Esto se ve muy claro en los incidentes. En 2008, el CERN estuvo cerrado durante casi un año. Si este incidente hubiera sido un poco más serio, hubiera sido irreparable. Así que es pura suerte. Durante la construcción del LHC, tuvimos muchas crisis, muchas. El éxito o el fracaso del proyecto se decidían, cada día, por una cuestión de centímetros.
Por pequeños detalles.
Guido Exacto. Un detalle, un pequeño detalle y todo cambia. Por ejemplo, en el descubrimiento de las ondas gravitacionales, donde tengo buenos amigos, pasó algo similar. Unos días antes de comenzar las pruebas, la maquinaria se encendió para enseñársela a algunos mecenas del proyecto.
Entonces se dieron cuenta de que había muchísimo ruido electrónico en los aparatos. En ese momento, hubo una discusión. Algunos decían de parar el experimento, chequear todo y arrancar las pruebas más adelante, sabiendo que todo funcionaba bien. Otros decían, "no, es muy tarde. tenemos que arrancar las pruebas ya".
El equipo decidió comenzar las pruebas cuando estaba previsto y unas cuantas horas después de empezar detectaron las ondas. Si llegan a decir: "Ok, vamos a esperar otro par de días, para aclararnos". Se les habría pasado.
Eso no quiere decir que no las hubieran descubierto (un mes, seis meses o un año después), pero es posible que hoy no estuviéramos hablando aún de ellas. Quién sabe. Es un buen ejemplo de la importancia de los detalles y la suerte.
Un momento increíble
Y me imagino que, igual que en el caso de las ondas gravitacionales cuando se dibujó la onda que era que encajaba con la predicción. En el caso del bosón, cuando se encontrasteis una partícula que encajaba con el modelo de Higgs tuvo que ser un momento...
Guido Increíble. Hay que vivir todo el camino para apreciarlo de una forma tan intensa. Es como si un equipo que siempre ha estado en tercera división gana la Champions League. Mientras estás en el camino, siempre piensas que vas a fracasar como el resto de científicos extremadamente buenos que no tuvieron éxito. Y esto podía pasarnos también a nosotros.
"Aún se me eriza la piel cuando recuerdo aquel momento"
Así que, imagina, cuando lo tuvimos al principio no queríamos creerlo. Luego empiezas a verlo, cada vez más claro, hasta que lo tienes delante. Si me tocas aún se puede notar como se me eriza el pelo. Es una experiencia increíble.
Y eso es, precisamente, lo que quiero explicarle a la gente joven. La ciencia es difícil, hay mucha competencia y requiere una gran dedicación. Pero tiene recompensas: la posibilidad de comprobar si tus sueños son verdad o no".
Esto es muy interesante porque a veces cuando divulgamos ciencia nos centramos en la parte fascinante y sexy de la ciencia. En la curiosidad pura. Una parte que está ahí y nadie lo niega. Pero si no damos una visión realista de la ciencia corremos el riesgo de que no se entienda
Guido Yo entiendo que esto es difícil de explicar. Investigar, como los viajes de los grandes exploradores, es no saber ni dónde, ni cuándo, ni cómo vas a llegar. Ni siquiera si vas a llegar en absoluto. Y tienes que aceptarlo porque si no lo aceptas, estás loco. No se puede hacer ciencia si necesitas estar seguro de que vas a tener éxito, el fracaso siempre está ahí. Aun dando lo mejor de ti, pero puede ocurrir.
Muchas veces pienso en los primeros homínidos hace dos millones de años. Imagino a alguno de ellos mirando las colinas del horizonte y casi puedo ver cómo algo se ilumina en su pequeño cerebro diciendo "tengo que echar un vistazo". Ese instinto es el que nos permite explorar y hacer las cosas que hemos hecho. Lo que nos asegura, aunque no tengamos pruebas, de que hay algo más allá.
La aventura no ha hecho más que comenzar
Y, conectado ese algo que hay más allá, cada vez hay más físicos que dicen que quedan pocas cosas por estudiar, que ya hemos completado el modelo estándar. En parte, es verdad que nuestra forma de ver el mundo físico empieza a dar síntomas de cansancio, pero ¿no es el bosón, precisamente, una nueva puerta hacia lo que hay más allá?
Guido: Sí, Hay muchos colegas que están diciendo, "se ha descubierto esta partícula, así que el modelo estándar está completo". Dicen que hay poco por hacer. Y es cierto que, en cierto sentido, hemos completado el modelo. Tenemos una teoría sobre el universo que es cierta y que es muy potente.
Pero si miramos la cantidad de fenómenos que no acabamos de entender o de describir: la materia y la energía oscuras, o la inflación del universo o la supersimetría... Hay muchísimas cosas de las que no sabemos nada. Yo estoy convencido de que con estas nuevas herramientas como el bosón de Higgs o las ondas gravitacionales hoy estamos en mejores condiciones para resolver esos problemas.
"Si tuviera 20 o 30 años estaría entusiasmado por la aventura que nos espera"
Estoy convencido de que en algún momento nuestros estudiantes van a encontrar algo nuevo que va a destruir o, mejor dicho, actualizar nuestra forma de entender el Universo. Eso va a pasar.
Ahora mismo sólo puedo pensar en Jolly, el profesor de Max Planck que le dijo que le desaconsejó estudiar física porque estaba todo descubierto
Guido Claro, habían descubierto el protón, el electrón y estaba todo hecho. No, no podemos pensar que todo está hecho porque aún queda demasiado por entender. Si tuviera 20 ó 30 años estaría entusiasmado por la aventura que nos espera. Hay muchas ideas, muchas tecnologías, muchas líneas de investigación... la historia continúa.
¿Estamos preparados para continuar esa historia?
Y para que la historia continúe, estoy casi obligado a preguntarte por las relaciones entre política y ciencia. ¿Cómo ves todo este embrollo en el que estamos metidos actualmente?
Guido Yo siempre me pregunto lo mismo "¿dónde queremos vivir?". Vivimos en un mundo donde el conocimiento es el tema clave. Coge cualquier cosa: Google, Facebook... No son petróleo, no son oro, son conocimiento. Son cosas desarrolladas por estudiantes brillantes que tuvieron ideas revolucionarias. Y estamos solo en el principio, esto va a ir a más.
¿Cuál debe ser el rol de Europa en este mundo? Nuestro sistema educativo es bueno, nuestros estudiantes son buenos y somos buenos en muchas áreas de investigación. En particular, en física de partículas estamos liderando.
Y no siempre ha sido así. Cuando yo empecé en esto, tuve que irme a Estados Unidos porque entonces física y EEUU eran sinónimos. Hoy por hoy, solo en mi experimento en el CERN hay 700 estudiantes norteamericanos. El cambio es más que evidente.
Además, en el caso de la física de partículas se ve claramente cómo ese cambio tiene mucho que ver con la política. El día en que el Congreso Norteamericano canceló la construcción del SSC de Texas, ese mismo día estaban perdiendo esta carrera.
Guido: Exacto. Me gustaría decirles a todos los políticos sean de donde sea. Que depende de ellos. No quiero forzarles, ni pedirles nada concreto. Sólo que sean conscientes de que tienen dos opciones: que Europa siga liderando o que lo haga otro. Porque si no lo hacemos nosotros, habrá otro que lo haga.
La pregunta importante es "¿En qué mundo queremos vivir?"
Si quieren mantener este liderazgo, hay que invertir. Está claro que es dinero, mucho dinero, pero un dinero equiparable a otras grandes infraestructuras. Si no quiere mantenerlo, en pocos años nuestros estudiantes estarán investigando en China, Japón o Corea. Esa es la verdadera decisión política que hay que tomar.
Tenemos que hablar de la ciencia que existe, no de la que creemos que existe
Y quizá la imagen social del CERN (que aún hoy, para muchos, sigue siendo ese sitio donde unos científicos pueden destruir el mundo creando un agujero negro) puede ser un problema. ¿Qué estamos haciendo mal?
Guido: Aún hoy recibo correos de gente joven o de madres preguntándome si no tengo miedo de crear un agujero negro y destruir el mundo. Es desesperante, pero a la vez feliz. Porque esto significa que tenemos la atención del público, que somos relevantes.
En términos de esfuerzo comunicativo estamos en el buen camino. La semana pasada hubo un día que no pude comer en el restaurante del CERN por la cantidad de gente que había visitando las instalaciones en ese momento. Al año recibimos unas 120.000 visitas. Tenemos un gran ambiente y tenemos la atención del público.
"Tenemos que crear una cultura científica fuerte"
Pero supongo que el cambio importante debe ir dirigido a crear una cultura científica fuerte. No es sólo hablar del último gran descubrimiento, sino hacer una cobertura más natural, más pegada a la realidad.
Si nos paramos a pensar sobre la ciencia real de la que hablábamos antes, podemos ver que la ciencia no es tan distinta al deporte o la música. Hay pasiones, competencia, interés humano... ahí hay historias que se superan lo que hacemos hoy. Hablar de ciencia solo cuando hay grandes noticias. Es como si solo habláramos de fútbol cuando se juega la final de la Copa del Mundo.
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