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Comprar sin caja y con nuestra cara: así experimentan en Barcelona con los pagos del futuro

El futuro de los pagos móviles parece muy definido si vemos la expansión que estamos alcanzando de servicios como las tiendas sin cajeros de Amazon, Google Pay o Apple Pay; pero eso no significa que las grandes empresas hayan dejado de investigar modos de mejorar la experiencia de los pagos móviles todavía más. Ese es el objetivo del Payment Innovation Hub, una unión de esfuerzos entre varias empresas que busca innovar en los pagos digitales.

Esta unión de empresas (CaixaBank, GlobalPayments, Arval, Samsung y VISA) acaba de cumplir un año abarcando a más de 100 profesionales entre sus filas, y para celebrarlo ha mostrado algunos de sus experimentos y pruebas piloto en los que han trabajado. Desde Xataka nos hemos acercado a sus oficinas del puerto de Barcelona para verlo de primera mano y hablar con sus máximos responsables.

Eliminar los puntos de cobro como objetivo

Hemos podido ver una demostración para cada tipo de pago con el que se está probando. En primer lugar tenemos lo que llaman Scan & Go, un sistema con el que eres tú el que escanea el código de los productos que quieres comprar en una tienda mediante una aplicación móvil. Una vez has terminado de escanear esos códigos, puedes salir de la tienda tranquilamente sin tener que hacer nada más.

El segundo método de pago va más allá y se asemeja a las tiendas Amazon Go: no tienes que hacer nada. Coges los artículos que quieres y te vas de la tienda. Sólo haciendo eso ya pagas, de ahí el nombre Grab & Go. El truco lo hacen las etiquetas RFID que llevan los productos de la hipotética tienda, que se leen en unos arcos situados en la salida. Cada usuario también tiene una tarjeta RFID leída por esos arcos, de modo que se hace una simple relación. El usuario X sale con estos N artículos, y por lo tanto esos artículos se cobran. En el caso de que el usuario no lleve esa tarjeta RFID, puede confirmar la compra con una aplicación móvil al salir.

Uno de los sistemas de pago usados, Scan and Go, permite hacer la compra leyendo códigos RFID en cada producto.

Este sistema puede encajar muy bien en un supermercado, pero los responsables nos dicen que no es una idea viable para ese tipo de establecimientos. Al parecer no hay límite en la cantidad de productos que pueden leer esos arcos de la salida así que no es un problema técnico: las etiquetas RFID tienen un coste que hace que no sea económicamente viable colocarlo en todos los artículos que puede haber en un supermercado. En cambio la cosa cambia cuando hablamos de tiendas de ropa, de cosméticos o de electrónica, por ejemplo.

Las empresas no guardan fotografías del usuario en el sistema 'Face to Pay': sólo datos cifrados de sus rasgos faciales

El tercer método es quizás el más interesante. Lo llaman Face to Pay, y ya lo están poniendo en marcha con una prueba piloto en un pequeño establecimiento de la cadena Rodilla en el mismo edificio donde el Payment Innovation Hub tiene sus oficinas y 1.000 clientes. Gracias a él, los clientes sólo tienen que pedir lo que quieren e irse: una cámara analiza su rostro mientras están en el mostrador y confirma el pago identificando al usuario.

Es el propio establecimiento comercial el que almacena los datos (convenientemente cifrados) de los clientes, que consisten en una colección de parámetros que definen sus rasgos faciales. No se guarda ninguna imagen, de modo que no puedes engañar al sistema mostrando una fotografía de alguien o llevando una máscara en 3D. Además, los empleados de la cafetería siguen estando presentes para atender al cliente, de modo que ellos mismos se darían cuenta de que se está intentando hacer algo raro.

El sistema de pagos Face to Pay necesita tomar varias fotografías de los usuarios para registrar sus rasgos faciales.

Si por algún casual los rasgos faciales no son suficientes como para verificar la identidad de un cliente, entonces el sistema Face to Pay recurre también a analizar su voz. Cada usuario ha pronunciado una serie de frases clave al darse de alta, y el sistema también guarda patrones de datos basados en esa voz para poder identificarle. Sus responsables nos comentan que el sistema puede ampliar su base de usuarios dependiendo de quien guarde los datos identificativos de los usuarios: si lo hace una cadena de tiendas determinada sólo sus clientes podrán pagar de este modo. Pero si por ejemplo varias empresas comparten esos datos o incluso lo usan los bancos, el mercado podría ampliarse mucho más.

Son, con todo, soluciones de pago interesantes pero de momento focalizadas para tipos muy concretos de establecimientos. Y de momento están en pruebas internas muy restringidas, pero en el futuro bien podrían aparecer de algún modo u otro en tiendas que normalmente visitamos. Para 2019, el Payment Innovation Hub tiene pensado abarcar más mercados como el del turismo o la restauración, además de colaborar con fintechs para integrar sus sistemas.

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