Hay algo en los dinosaurios que estimula la imaginación. Impulsado por el éxito de sagas como la de Jurassic Park, varias generaciones los han asociado con colosales batallas y aterradores rugidos. Sabes de qué hablo.
Pero lo cierto es que, según revelan estudios recientes, es probable que al menos uno de los más famosos dinosaurios no sonara, en absoluto, como pensábamos. Más que gruñir o rugir, este dinosaurio… cantaba. Más o menos.
El estudio en mención se titula ‘An ankylosaur larynx provides insights for bird-like vocalization in non-avian dinosaurs’, y fue publicado a mediados de febrero en Nature Communications. Para hacerlo, biólogos y paleontólogos del Museo de la Universidad de Hokkaido en Japón y del Museo de Historia Natural de Nueva York, trabajaron en la laringe fosilizada de un espécimen de anquilosaurio que debió vivir hace 80 millones de años.
Según sus conclusiones, el anquilosaurio, un dinosaurio acorazado que recorría como un tanque las planicies de Montana, en EEUU, y de Alberta, en Canadá, en realidad cantaba con un gorjeo más parecido al de un pájaro.
Según reza el estudio, “La laringe del Pinacosaurus grangeri (un género de anquilosaurio del que se conservan algunos fósiles) poseía un posible modificador vocal, como las aves, en lugar de una fuente vocal como los reptiles no aviares.
Aunque la fuente vocal única de las aves (siringe) nunca se ha reportado en dinosaurios no aviares, el Pinacosaurus podría haber empleado una vocalización parecida a la de un pájaro con su laringe cinética grande, similar a la de un ave”.
Antepasados de las aves
Por años se ha especulado que las aves que conocemos hoy son, de hecho, descendientes de los dinosaurios que dominaban el planeta y que se extinguieron hace 65 millones de años. Aspectos como la estructura ósea de muchos dinosaurios, picos de pato y de loro, y hasta plumas sustentan esta teoría. En ese contexto, no debería resultar tan sorprendente que el anquilosaurio fuera por el mundo cantando despreocupadamente.
Pero no hay que imaginarse a un canario o a un ruiseñor sino, dicen los responsables del estudio, más algo parecido a un loro. Puede que su canto no fuera particularmente bello, pero los científicos creen que podría resultar útil para el cortejo, para llamar a los miembros jóvenes de la manada y para marcar su territorio.
Ahora, si quieres un dato que de verdad te vuele la cabeza considera esto: la estructura que lleva a los científicos a especular acerca del sonido que podría producir un anquilosaurio es la misma que usan los loros para imitar la voz humana.
BOOM.
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