Para alguien que consume tecnología, entrar al edificio de ladrillo ubicado en la 78 con 15, en Bogotá, siempre es una experiencia memorable. Lo primero que salta a la vista son los letreros de algunas de las marcas de tecnología más importantes, los avisos LED en muchos establecimientos y la sensación de llegar a un recinto que vive y respira tecnología.
Se trata de Unilago, un centro comercial que se construyó en un terreno en el que, alguna vez, por increíble que parezca, hubo un lago. En los 70, los empresarios propietarios del terreno, entre las calles 70 y 76, decidieron transformarlo y a la historia pasaron el lago, la noria y los senderos que disfrutaron miles de bogotanos.
Al comienzo de su historia, muchos locales de Unilago vendían ropa, zapatos y accesorios, pero poco a poco se hallaron rodeados de tecnología, al punto de que en 1988 el lugar se declaró como el primer centro comercial del país especializado en ese renglón. En 2003, una especie de 'segunda etapa' surgió con el Centro de Alta Tecnología, que hoy coexiste con Unilago, indistinguible a la vista, pero separado en nombre y funcionamiento.
Para expertos y novatos
En cualquier otro lugar, un computador de más de cinco millones de pesos sería, por lo menos, llamativo. En Unilago es posible ver tarjetas gráficas de ese precio, y de hecho hay multitud de diseños para escoger. Esa sensación de encontrar manifestaciones tan concretas, tan tangibles, de algo que a veces parece tan abstracto como la tecnología es parte esencial de la magia de este lugar.
Es también parte de la razón por la cual, durante décadas, Unilago se ha convertido en el epicentro de la tecnología de consumo, ya sea para los usuarios más avanzados o para quienes apenas tienen una vaga idea del tema.
Sebastián, quien atiende Enjoy PC, un local en el segundo piso, explica que factores como la garantía y los precios han hecho de Unilago un lugar más especial que sus equivalentes en otras ciudades. “En cuanto a centros de alta tecnología, Unilago no es el único en el país, pero sí tiene muy buenos precios”, dice.
La conexión humana
Caminar por Unilago se siente a veces como un ejercicio de paciencia y autocontrol. Paciencia para recorrer sus casi 250 locales hasta hallar lo que se necesita. Y autocontrol para no agotar la billetera en el proceso. Cada local tiene sus mejores productos al frente, ya sea una impresora de gran formato de 15 millones de pesos o un dinosaurio robot de dos millones. Algunos letreros están en inglés, otros en español, y en cada local siempre hay alguien dispuesto a explicar y, más que en otros lados, a asesorar a las personas en cuál sería la mejor compra.
Esto es lo que explica Luciana, de PC Power, un negocio pequeño que ha tenido su local 17 años en Unilago y que, curiosamente, ha encontrado que las conexiones humanas están en el corazón mismo de la tecnología. “Yo creo que todavía existen personas que desean ser atendidas. Hay familias que vienen a buscar una asesoría y sentir el servicio y la atención”, afirma.
Tal vez esta experiencia personal, de recorrer, preguntar y encontrar esa pieza perfecta que estábamos buscando es algo que comercios en línea como Amazon, con toda su sofisticación, no han podido replicar. Irónicamente, lo que ha mantenido vivo a Unilago ha sido la conexión humana, así como sus propias ventajas únicas.
En Unilago es común que la garantía de los productos sea inmediata y directa, sin tener que pasar primero por filtros, formatos o envíos. “Es una competencia, y nosotros a raíz de esa competencia empezamos a pelear precios con los mayoristas y tratamos de acomodarnos al mercado”, dice Sebastián.
Es por eso que, incluso hallando el mismo artículo en Amazon o AliExpress, miles de compradores todavía prefieren la garantía directa y el servicio al cliente personalizado que ni siquiera el e-commerce más grande del mundo puede igualar.
Pandemia y nuevos horizontes
La pandemia significó en muchos sentidos un cambio importante para los locales físicos. Unilago no fue la excepción, pero sus mismas bases tecnológicas le dieron una resiliencia por encima de otros centros comerciales y permitieron de hecho que los comerciantes aprovecharan la coyuntura.
Según los vendedores, la pandemia fue una época de ventas aceleradas, en donde mucha gente se enfocó por primera vez en los equipos tecnológicos del hogar. Para ellos, Unilago era por supuesto la parada más común.
A falta de locales, mucho del comercio y el servicio al cliente se llevó a cabo en redes sociales, vía teléfono o por WhatsApp.
“La pandemia para nosotros fue una reactivación importante, tal vez no para todo el sector en general, porque hay tiendas pequeñas a las que sí les dio duro, pero para empresas más posicionadas con redes les fue muy bien”, dice Sebastián de Enjoy PC.
De la misma forma, el voz a voz y las recomendaciones personales jugaron un papel importante para las tiendas, ya que los clientes no llegaban simplemente porque estaban caminando por la zona, sino porque un familiar o un amigo les había recomendado Unilago y les había dado instrucciones específicas para hallar determinada tienda.
Al igual que en otros sectores, las tiendas que lograron mantenerse a flote lo hicieron por elementos como una fuerte presencia en redes y en línea, combinados con varios años de existencia en Unilago y, de nuevo, el trato con los clientes.
“Siempre el contacto físico es muy importante. La gente se alegra de poder ver que volvemos a lo que era antes de la pandemia. Muchos locales no lograron sobrevivir a la pandemia, y es muy bonito ver cuando la gente se da cuenta que tú sí sobreviviste”, dice Luciana, de PC Power.
Incluso con los comercios en línea adquiriendo un porcentaje cada vez mayor de las ventas de dispositivos, Unilago se mantiene firme y optimista, como testimonio vivo de que a veces, en el terreno de la tecnología, el toque humano es el que hace la diferencia.
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