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De cuando una monstruosa torre de telecomunicaciones y sus más de 4.000 cables tapaban el sol a los habitantes de Estocolmo

¿Os imagináis que todas las telecomunicaciones de hoy en día tuviesen que ir por cable? Obviamente no sería posible, pero de serlo probablemente no veríamos el sol bajo nubes inmensas de cables de un punto a otro. No hasta ese punto, pero algo así pasaba con la antigua torre de telecomunicaciones de Estocolmo.

Hablamos de cuento el teléfono funcionaba necesariamente por conexión física, para lo cual tenemos que viajar a finales del siglo XXI, en un momento que este medio de comunicación ya había experimentado un auge considerable para la época. A Miles de líneas, miles de cables, y el resultado fue una tremenda torre que según los habitantes sí llegaba a tapar literalmente el sol.

Un teléfono en cada casa y un cable para cada uno

Ese testimonio al menos recogen en Ericsson, en un repaso que el gigante de la telefonía hace de la misma y centrándose en esta torre, que fue protagonista en la capital de su tierra natal. Según cuentan, este monstruo de las telecomunicaciones fue construido en 1887 (e inaugurado en 1889) sobre el techo del edificio de las oficinas de Stockholms Allmänna Telefon (SAT), la compañía telefónica de Estocolmo fundada sólo cuatro años atrás.

¿Y por qué esta estructura? ¿Por qué esta mole de cables? Según explican, Estocolmo era en ese momento la ciudad con mayor densidad de líneas del mundo, con unos 4.832 suscriptores. Ante una demanda creciente, el fundador de la SAT tenía una sola misión y muy clara: "un teléfono en cada casa", y en ese momento las líneas aún no iban de manera subterránea.

Con banderines, al más puro estilo torre de castillo medieval. Así colonizaron por algunos años los cielos de Estocolmo esta torre y su cableado.

Así, puestos a colocar un teléfono en cada hogar se buscaron un aliado que lo pudiese llevar a cabo, optando por Ericsson (compañía con la que luego se fusionarían) e izando esa colosal estructura ante los ojos de Bell, la compañía que hasta ahora se encaraba de la telefonía en Estocolmo.

Estar en la vanguardia tecnológica no era del gusto de todos

La torre conectaba en ese momento unos 5.500 teléfonos, lo cual implicaba que existiese un grueso de 4.000 cables. Cables que no irían de manera subterránea hasta 1913, cuando la tecnología ya lo pudo permitir.

Y entonces los habitantes respiraron un poco más tranquilos, porque al parecer la torre no tuvo aceptación por parte de los ciudadanos, que veían el centro de su ciudad invadido por la colosal estructura. De hecho, viendo la situación en un mapa actual y pese a lo que ha crecido la urbe desde entonces, ya se percibe lo céntrico de su ubicación.

Tirando de archivo vemos que efectivamente variaba el perfil de la ciudad, y que entre la torre de la Iglesia Alemana (Tyska kyrkan, primer plano) y la de la Catedral de San Nicolás (a la izquierda, algo más al fondo) se erigía la antigua torre de telecomunicaciones de Estocolmo.

A la izquierda una foto de Estocolmo en la que se ve aún la torre (señalada en rojo, de Imgur), a la derecha una fotografía más reciente (imagen de Holger Ellgaard).

Fue un diseño del arquitecto Fritz Eckert y vio su ocaso por los propios problemas que experimentaba y por evolución, cuando como hemos comentado se empezaron a enterrar los cables. Su ocaso fue algo triste ya que se incendió en 1952, de modo que fue demolida al año siguiente por suponer una amenaza para la seguridad de los ciudadanos.

Imágenes | Imgur
En Xataka Móvil | La cabina de teléfono no morirá nunca

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