A mediados de los 80 IBM consolidó una corriente curiosa: la de la inclusión de candados con llave en las carcasas de sus PC. Aquel mecanismo de seguridad contagió al resto de la industria, que empezó a integrar ese sistema o derivados de él para garantizar cierta seguridad en el PC.
Aquello en realidad no era especialmente seguro, pero ciertamente planteaba una primera barrera para los usuarios curiosos que quisieran entrar en el ordenador de otros usuarios. En empresas tuvo cierto éxito, pero todo acabó una década después, cuando por fin pudimos meter contraseñas en la BIOS o, claro está, utilizar sistemas operativos con sesiones protegidas por el tradicional combo usuario/contraseña.
Seguridad, la justa
Aquellos candados fueron coetáneos de esos botones "Turbo" que permitían hacer ese "overclocking" a ciertos procesadores de Intel de forma sencilla, y aparecían habitualmente en los frontales de las cajas de aquellos viejos PCs junto a esos botones Turbo, el botón de encendido o las disqueteras de 5,25 o 3,5 pulgadas que irían integrándose en dichos equipos.
Aquellos candados no solo evitaban que otros usuarios abrieran la caja y accedieran a los componentes internos del PC: también contaban con métodos para bloquear por ejemplo la introducción de texto a través del teclado —haciendo contacto en ciertos jumpers de la placa base— o incluso bloqueando el encendido o el acceso al disco duro.
Sin embargo combinar la cerradura de la caja con el bloqueo del teclado era la solución más común y la que adoptó IBM en 1984 cuando lanzó al mercado su ya legendario modelo IBM 5170 PC/AT. Aquelo modelo incluía un cerrojo "tubular" que diseñó la empresa Chicago Lock Co. y que incluía una llave circular típica de máquinas recreativas o sistemas de alarma.
Los clónicos copiaron la tendencia
Aquel mecanismo no era gran cosa a nivel práctico, pero al menos ofrecía cierta tranquilidad a los usuarios empresariales para los que se destinó esta medida, y el resto del mercado siguió la estela de IBM: muchos acabarían lanzando clónicos con este mecanismo, pero con la ironía de que una misma llave acababa sirviendo para abrir distintos PCs de distitnas porque los abricantes acababan usando un diseño estándar.
Eso hizo que algunos acabaran usando llaves normales como las que usamos para abrir puertas varias en lugar de las llaves circulares, algo que no aportó nada especial más allá de que al menos esas llaves eran únicas para ese PC concreto con el que se incluían.
Hubo mecanismos que iban más allá como el Personal Computer Keylock Option que bloqueaba aquel gran interruptor rojo (seguro que algunos os acordáis) de encendido de algunos PCs de IBM. Otros se inventaron variantes para bloquear por ejemplo el acceso a las disqueteras, pero al final el propósito era el mismo: evitar que usuarios no autorizados entraran en el sistema.
El software dio una solución más elegante
Aquella necesidad acabó teniendo una solución más sencilla y potente: la posibilidad de bloquear el acceso al inicio del PC a través de contraseñas en la BIOS y por supuesto la opción de utilizar un usuario y una contraseña para proteger la sesión acabó casi totalmente con aquella tendencia en forma de candados físicos.
No lo hizo del todo, porque hoy en día muchos portátiles siguen incluyendo por ejemplo cerraduras Kensington para poder "encadenar" el portátil a una mesa o puesto de trabajo, una solución interesante en ciertos entornos y escenarios de trabajo.
Como en aquellos viejos PCs el problema era el mismo: que se te perdiese la llave de esa cerradura acaba siendo una pequeña pesadilla.
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