Es más que probable que el teclado que uses para acceder a Xataka sea un teclado QWERTY: este tipo de disposición de teclado se ha convertido en el estándar de facto de la industria y nos acompaña en todos nuestros dispositivos, pero hay todo un mundo de alternativas.
Entre ellas la más destacada es la de los teclados Dvorak, que fueron diseñados no para las máquinas de escribir tradicionales, sino para facilitar una escritura más rápidam confortable y con menos errores. ¿Cumple Dvorak su promesa?
Así nació QWERTY
Las primeras máquinas de escribir empezaron a aparecer en el mercado en 1860. En aquellos primeros modelos la disposición era similar a la de los pianos, pero aquellos diseños evolucionaron para lograr que la escritura a máquina fuera pronto más rápida que la escritura a mano.
El problema de aquellas máquinas de escribir con sistemas mecánicos era que cada una de las teclas provocaba que la letra a imprimir quisiese ocupar el mismo espacio con otra pulsada al mismo tiempo. Eso hacía difícil escribir aún más rápido y provocaba "atascos" que había que reparar manualmente.
Así fue como Christopher Latham Sholes acabó creando el teclado QWERTY, en el que lo importante era precisamente la disposición de las teclas. Para lograr evitar esos atascos, Sholes creó un "mapa del teclado" en el que separaba lo más posible las teclas que aparecían con más frecuencia en un texto.
Eso permitió que efectivamente se redujesen esos atascos del teclado, lo que a su vez permitió que las velocidades de escritura a máquina se incrementasen. Los teclados QWERTY pronto ganaron popularidad, lo que provocó que todos los fabricantes comenzasen a utilizarlos en sus máquinas. Incluida entre esas máquinas de escribir estuvo la Remington Standard 2 de 1878, la primera máquina de escribir con tecla de mayúsculas (Shift) para poder cambiar rápidamente a este tipo de letras cuando fuese necesario.
El éxito de esa disposición de teclado fue absoluto, y pronto los teclados QWERTY se convirtieron en un estándar de facto en la industria, algo que se hizo aún más patente con la llegada de los primeros ordenadores personales. Esa disposición acabó en los teclados de nuestros PCs, portátiles, y por supuesto, en los teclados virtuales de nuestros smartphones y tablets.
Buscando alternativas: Dvorak entra en escena
El problema es que los teclados QWERTY fueron diseñados para máquinas de escribir tradicionales con sus sistemas mecánicos, no para los actuales teclados de ordenador en los que esa disposición no tiene por qué ser la más adecuada. Eso es precisamente lo que han tratado de demostrar una serie de disposiciones de teclado distintas que han ido apareciendo a lo largo de las últimas décadas, pero el más relevante de todos ellos es el teclado Dvorak.
El teclado Dvorak fue inventado en 1936 por August Dvorak. El objetivo era muy distinto al que se pretendía con los teclados QWERTY: en los teclados Dvorak se busca precisamente mejorar la velocidad de escritura con estos teclados, además de minimizar los errores y reducir al mínimo el movimiento de los dedos, algo que puede acabar provocando lesiones en las manos.
En Dvorak las teclas más utilizadas están en la fila central del teclado, con las vocales a la izquierda y las consonantes a la derecha. En esta disposición del teclado el 70% de las teclas presionadas se encuentran en esa fila, mientras que el 22% está en la fila superior y el 8% en la inferior. En el caso de QWERTY la fila central ocupa el 32% de las pulsaciones por el 52% de la superior y el 16% de la inferior.
Si quieres probar Dvorak, puedes hacerlo ya
La forma más fácil de probar Dvorak es la de utilizar un teclado mecánico en el que es posible cambiar las teclas de lugar para ajustarlas a la disposición que más nos apetezca, porque la mayoría de sistemas operativos también permiten que utilicemos esta disposición de teclado sin problemas.
El problema de cambiar a este tipo de teclados es el hecho de que hay que acostumbrarse a la nueva disposición, algo que puede llevar semanas e incluso meses. Lo normal es que un usuario tarde precisamente meses en lograr las mismas velocidades que en QWERTY con Dvorak, pero además está la realidad de una industria que ha aceptado los teclados QWERTY por ejemplo para el mundo de los videojuegos.
Los atajos de teclado de repente cambian de posición, así que la otra opción es simplemente usar un teclado QWERTY físico pero usarlo como un Dvorak por software: el teclado seguirá mostrando las etiquetas de las teclas como si fuera un QWERTY, pero la disposición real será Dvorak, y podremos retornar al teclado convencional si lo necesitamos con facilidad.
Dvorak frente a QWERTY, el debate está servido
Aunque los teclados Dvorak parecen ser más coherentes al tratar de escribir más rápido con estos teclados, siempre ha existido un debate sobre si ese objetivo realmente se lograba y la diferencia era tan importante. En estudios como el que llevaron a cabo dos investigadores del IBM Research Laboratory, "ninguna de las alternativas ha mostrado una ventaja realmente significativa sobre QWERTY para escenarios de propósito general".
Ni siquiera parece que haya una mejora clara en el ámbito de la ergonomía o en la velocidad de escritura, y Stella Pajunas-Garnand logró llegar a las 216 palabras por minuto en 1946 con una IBM Electric con disposición QWERTY. El récord Guinness (en inglés) lo tiene Barbara Blackburn, que con un teclado Dvorak logró mantener una velocidad de 150 palabras por minuto durante 50 minutos, y que llegó a lograr picos de 212 palabras por minuto.
Se han observado velocidades en pruebas online de 241,82 palabras por minuto en teclados QWERTY, pero se trata de pruebas de un minuto de duración, y en cualquier caso no parece que la disposición del teclado parezca favorecer la velocidad especialmente, aunque los defensores de una y otra disposición argumentan a favor de cada uno de ellos a menudo.
De hecho las experiencias de quienes cambian a teclado Dvorak indican que efectivamente sí que hay mejoras en la velocidad. ALgunos usuarios hablan de velocidades un 40% superiores, pero de lo que realmente presumen es del confort que aprecian al escribir con estos teclados. Otros son más prácticos y tras sufrir la curva de aprendizaje del cambio llegaron a una conclusión práctica: si ya estás contento con tu disposición de teclado, no la cambies.
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