"Si notas que se te erizan los pelos de los brazos o ves alguna chispa, métete en el coche corriendo". Con esta alentadora advertencia me daba la bienvenida Joan Boscá, uno de los dos únicos cazatormentas profesionales de España. Al momento, su compañero Toni Rubio le quitaba hierro entre risas: "Si cae un rayo es más probable que le caiga a esa torre eléctrica que a nosotros". Me quedé mucho más tranquila. Bueno, en realidad no.
Toni y Joan son de Valencia y han hecho de su pasión su profesión. Juntos se dedican a recorrer la península montados en un pequeño Chevrolet Aveo cargado con el equipo necesario para poder capturar imágenes y datos de todos los rayos posibles. En Xataka hemos tenido la oportunidad de seguirles y comprobar de primera mano como es el trabajo de los cazatormentas.
Vámonos de caza
Lo primero que tienes que saber si planeas seguir a unos cazatormentas es que no te van a avisar con demasiada antelación. Lo segundo a saber es que conseguir dar con ellos una vez iniciada la caza puede ser más complicado que cazar la propia tormenta.
"Solemos estar de aquí para allí sin poder parar en ningún sitio", me comentaban por Twitter la noche anterior. Quedar iba a ser complicado pero finalmente conseguimos coordinarnos. Lo que hicimos fue dirigirnos hacia la zona en la que iban a estar trabajando y esperar a que nos enviaran una ubicación. Alrededor de las 13:00 nos reuníamos en un pueblo cerca de Castellón, pero el primer encuentro duró poco.
"Necesitamos unas condiciones concretas para conseguir nuestro objetivo y en este caso no son muy favorables. Las tormentas de hoy van a ser con mucha lluvia y además el interior de España está muy frío", nos explica Joan. Aunque suene paradójico, para estos cazatormentas y su equipo de grabación, la lluvia es su peor enemiga. "Tenemos que ir moviéndonos", concluye. Y eso hicimos.
La supercélula: esto se pone emocionante
El viaje en busca de la segunda ubicación fue bastante emocionante y es que, mientras conducíamos, pudimos ver como se formaba una tormenta delante de nuestras narices, aunque en ese momento lo que más me preocupaba era no perder al pequeño Chevrolet de Joan y Toni, que no veáis como corría.
El objetivo era anticiparnos a la tormenta y para eso teníamos que adelantarla. Durante unos 15-20 minutos, condujimos en dirección sur por la autovía bajo una fuerte tromba de agua mientras veíamos esa especie de espiral negra creciendo en el cielo. En ese momento no lo sabíamos, pero más tarde Toni y Joan confirmaron que se trataba de una supercélula, una tormenta en rotación. ¿Cómo lo hicieron? "Tenemos un 'topo' en AEMET", comenta entre risas Toni.
La "persecución" fue la parte más emocionante y es que, como decía, además de ir bastante rápido para que no se nos escapara, la lluvia fue ganando en intensidad conforme nos acercábamos. Toni cuenta al detalle como fue esta caza en Tiempo.com, un sitio sobre meteorología en el que escriben como colaboradores.
Parecía que alcanzarla iba a ser complicado pero poco después salimos de la zona de lluvia y cogimos el desvío a la altura de Sagunto, donde nos paramos en un camino de tierra a observar la supercélula, pero antes había que montar el equipo.
El equipo de los cazatormentas
En el caso de Toni y Joan el equipo que necesitan para poder realizar su trabajo se compone de cinco dispositivos: cámara, un portátil, una antena e-Field, antena GPS y un motor para alimentarlo todo.
El más importante es la cámara, pero no es una cámara normal, sino una que graba en cámara superlenta. Concretamente graba a 5.000 frames por segundo, pero puede alcanzar los 7.000 fps. Para que os hagáis una idea: un clip de 0,3 segundos a estas velocidades dura unos cinco minutos y puede pesar alrededor de 4 GB.
Con la videocámara capturan el rayo en imagen, pero su trabajo les exige que además lo registren con una antena e-Field que registra la radiación electromagnética, la cual colocaron en el suelo a unos diez metros del coche. "Lo que hacemos nosotros es, sobre el terreno, recoger rayos mediante una cámara superlenta y una antena de detección de rayos. Con estos datos sabemos de primera mano donde ha caído el rayo y la empresa para la que trabajamos puede calibrar sus detectores", nos dice Joan al preguntarle por la función de este dispositivo.
La empresa a la que se refiere Joan es Météorage y se dedica a la prevención de riesgos asociados al impacto de rayos. Para ello tienen muchos detectores repartidos por la zona del sur de Europa que registran rayos. El problema es que los detectores establecen el lugar del impacto por triangulación, un sistema que no es del todo preciso. Aquí entra en juego el trabajo de los cazatormentas. Con los datos que recogen, Météorage calibra sus detectores.
El tercer dispositivo es la antena GPS, que colocaron encima del coche y tiene una forma como de seta. La antena es necesaria para poder marcar la ubicación exacta de impacto del rayo. Por último arrancaron el motor y todo se puso en marcha.
Según nos dijeron y pudimos comprobar, la antena GPS es uno de los elementos que les suele dar algo de guerra en el montaje, aunque no es el único problema con el que se suelen encontrar.
Grabar un rayo es mucho más difícil de lo que parece (además de peligroso)
Encontrar una buena ubicación y montar la cámara apuntando hacia la zona de tormenta es lo primero para conseguir captar un rayo en cámara superlenta, pero hay infinidad de factores que juegan en su contra, tal y como pudimos comprobar.
El primero es conseguir montar a tiempo. Mientras Joan y Toni conectaban el equipo pudimos ver varios rayos nube-tierra (los que les interesa capturar) que no pudieron captar porque la cámara todavía no estaba en marcha. Con el equipo ya conectado, hubo un impacto de rayo que la cámara captó, pero se produjo un error y el archivo no llegó al ordenador. Murphy haciendo de las suyas...
"Lo más complicado es conseguir que todo salga bien" nos explica Joan. "Tenemos un material técnico específico pero no está diseñado para exteriores. A veces falla el material, a veces fallamos nosotros o nos falla la tormenta (...) Es algo que no podemos controlar, pero nos intentamos adaptar".
Queda claro que grabar un rayo no es tarea fácil, pero además de la complicación también existe peligro de que el rayo impacte demasiado cerca o, en el peor de los casos, directamente sobre uno de ellos. Joan reconoce que "existe el riesgo de que nos caigan rayos encima, pero sin ese riesgo no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo. Cazar tormentas por afición se puede hacer sin salir del coche, pero nuestro objetivo es recoger datos".
El día en el que les acompañamos no tuvimos ningún susto, pero Toni y Joan ya llevan un tiempo cazando tormentas, primero por afición y ahora por trabajo, y se han visto en situaciones de peligro más de una vez. "He tenido más sustos persiguiendo tormentas por afición que por trabajo. Por ejemplo una vez estábamos en una montaña al lado de un pararrayos esperando a que cayera un rayo y efectivamente cayó. Se escuchó el 'boom' pero si estás dentro del coche no pasa nada, la onda expansiva no te afecta a los oídos".
Mucho antes de dedicarse a esto, Joan tuvo un susto importante mientras observaba una tormenta lejana desde su pueblo: "Cayó un rayo al lado de los que salen de la nube, que son los más peligrosos. Me dejó un oído pitando durante tres minutos. Me hizo coger miedo a las tormentas pero obviamente lo superé. Es una sensación de adrenalina que quieres volver a vivir". Después añade "Llevamos un botiquín para emergencias, pero de momento no hemos tenido ninguna. De todas formas serviría de poco si nos cae un rayo".
Sin embargo, aunque el impacto de un rayo es sin duda el mayor peligro al que se enfrentan, a veces es la propia lluvia la que les pone en situaciones complicadas. "El año pasado nos quedamos incomunicados en un camino, pero pese a la lluvia tan fuerte y granizar tanto que casi nos aboya el coche, no cayó ni un solo rayo nube-tierra", lamenta Toni.
Estos no son los únicos problemas a los que se enfrentan, hay otras dificultades menos peligrosas pero tan básicas como encontrar un sitio para dormir o comer que a menudo les traen de cabeza. "Hay veces que acabamos la caza por la noche y cuando vamos a buscar un sitio para dormir como no haya hoteles 24 horas cerca tenemos un problema. Otras veces estamos en medio de la meseta y no hay ningún restaurante ni un pueblo en 30 kilómetros a la redonda. Ya hemos escarmentado y normalmente vamos al súper a comprar unos sándwiches o lo que sea", nos cuenta Toni.
La paciencia es otro componente clave de este trabajo. Tras el primer intento fallido esperamos un rato a ver si había otro impacto pero la supercélula se 'desacopló' y tuvimos que ir a una tercera ubicación donde tampoco hubo suerte. "Ahora lo que hacemos es mirar modelos, mirar radar e intentar calcular la próxima zona donde crecerá algo" comenta Joan. Mientras esperábamos a conocer más detalles, fuimos a la playa que, según Joan y Toni, es el mejor punto para ver hacia dónde se va a desplazar la actividad. Tras un rato sin novedades (y mojándonos bastante), nos despedimos y les deseamos toda la suerte del mundo en la caza.
Cazatormentas hay muchos, profesionales sólo dos
Es importante aclarar esto, ellos mismos nos lo recalcaron varias veces. "No digas que somos los únicos cazatormentas que hay en España que sino luego se enfadan. Cazatormentas hay muchos, nosotros somos los únicos profesionales".
Como decía antes, tanto Toni como Joan se aficionaron a la observación de tormentas mucho antes de que se convertiera en su actividad profesional. Toni asegura que siempre le ha apasionado, tanto como para acabar estudiando Ciencias Ambientales y un máster en meteorología. Joan se licenció en Comunicación Audiovisual pero su pasión por las tormentas se remonta a cuando, de niño, le contaban historias sobre el desbordamiento del pantano de Tous en el 82.
El nexo de unión de estos dos apasionados de las tormentas fue AVAMET, la asociación valenciana de meteorología. A partir de aquí surgió la colaboración con Météorage y empezaron a dedicarse a la caza de tormentas de forma profesional. No obstante, no es una actividad que les dé mucha seguridad; sólo cobran si hay tormentas y consiguen cazar rayos.
Además de su trabajo para Météorage, Joan y Toni también colaboran con la web Tiempo.com donde publican artículos e imágenes sobre sus cazas. Con esto complementan una actividad que a día de hoy es pionera en España, aunque reconocen que el futuro es incierto. "Estamos haciendo algo que nos gusta, pero es un trabajo muy experimental y novedoso aquí. Seguiremos este año y a ver si el próximo nos contratan, es muy raro que alguien haga esto en España. Nos ha tenido que contratar una empresa de fuera" lamenta Joan.
Como pudimos comprobar, el trabajo de cazatormentas es arriesgado y a menudo frustrante. Durante el tiempo que estuvimos con ellos no pudieron captar ningún rayo, bien por algún fallo o porque las condiciones no lo permitieron, pero la perseverancia tiene premio. Aquella noche la pantalla de mi móvil se iluminó con una buenísima noticia: "Al final hemos cazado tres rayos!!!". Buena caza.
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