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Ross 128 b, el planeta con posibilidad de albergar vida que quiere arrebatarle el puesto de más cercano a Próxima b

Si ayer hablábamos de llevar vida a planetas potencialmente habitables, hoy lo hacemos del que podría ser otro candidato más para albergarla. No le arrebata el título de vecino más próximo a Próxima b, pero el recientemente descubierto Ross 128 b es el segundo planeta templado más cercano a la Tierra (y el más "tranquilo").

Como suele ocurrir con la nomenclatura de los planetas que se van descubriendo (Próxima b orbita a Próxima Centauri), la denominación se corresponde en este caso a Ross 128, la estrella a la que orbita este planeta y que se trata de una enana roja inactiva. La distancia a la que se encuentra son once años luz y según los indicios tanto temperatura como superficie podrían ser aproximadas a las de la Tierra.

Un segundón que aspira a la pole en cercanía

El descubrimiento ha venido de la mano de un equipo de científicos que ha recurrido al denominado High Accuracy Radial velocity Planet Searcher (algo así como "cazador de planetas") del Observatorio Europeo Astral (ESO), situado en Chile. El hallazgo se ha hecho público en un comunicado en la página de dicho observatorio, así como en la revista Astronomy & Astrophysics del mismo donde han publicado el trabajo.

Se trata del planeta templado de masa reducida más cercano a nuestro planeta descubierto hasta la fecha

Lo que ahí cuentan es que se trata del planeta templado de masa reducida más cercano a nuestro planeta descubierto hasta la fecha, por detrás de Próxima b (a unos cuatro años luz de la Tierra). Pero al parecer esto podría cambiar y convertirse en una pequeña competición entre estos dos por ser nuestro vecino más inmediato, dado que la enana Ross 128 se desplaza poco a poco hacia nosotros, con lo que acabaría convirtiéndose en la estrella más cercana a nuestro Sol.

Esto ocurrirá dentro de un tiempo, concretamente unos 79.000 años (lo cual a escala espacial es más bien poco), de ahí que lo que se espere es que al final suba a lo más arriba del podio Ross 128 b, haciendo que Próxima b entonces pase a tener la plata en lo que respecta a nuestra cercanía. Mientras tanto, al parecer Ross 128 b orbita su estrella con un periodo de 9,9 días.

Representación artística de Ross 128 b con la enana roja al fondo. (Crédito: ESO/M. Kornmesser)

El alumno aventajado

Pero Ross 128 b no es sólo un alumno aventajado en cuestión de distancia. Una de las diferencias con Próxima B está, en realidad, en la relación con su estrella. Como decíamos, la enana roja a la que orbita el "nuevo" planeta se considera inactiva, con lo que el planeta no sufre las olas de radiación que sí emite Próxima Centauri a Próxima b.

Esto hace que los propios astrónomos responsables del descubrimiento hablen ni más ni menos de la posibilidad de Ross 128 b de albergar vida. Según han estimado Ross 128 b tendría una temperatura que oscilaría entre los -60 y los 20 grados centígrados, y recibiría una radiación sólo 1,28 veces más intensa que nuestro planeta.

Las condiciones del planeta y la estrella a la que orbita lo hacen un posible candidato para albergar vida

De hecho, las enanas rojas, explican, son uno de los tipos de estrella más frío y menos energético (y también común) del universo, por lo que suelen ser un buen "reclamo" para encontrar exoplanetas. A este respecto añade Xavier Bonfils (Institut de Planétologie et d'Astrophysique de Grenoble/ – Université Grenoble-Alpes/CNRS, Francia) que es más fácil encontrarle hermanos a la Tierra atendiendo a estas estrellas que a otras más parecidas al Sol.

El cielo alrededor de la enana Ross 128 en la constelación de Virgo, creado a partir de imágenes del Digitized Sky Survey 2. (Crédito: Davide De Martin)

Así, todas estas conclusiones las sacan tras más de diez años de monitorización con el HARPS, pero eso no significa que el estudio de Ross 128 b acabe aquí. Lo que queda ahora es, como siempre, saber más, y por ello pasará a ser objetivo prioritario del Extremely Large Telescope del ESO, capaz de proporcionar información de biomarcadores en la atmósfera del planeta.

Quién sabe si en unos años podremos enviar pequeñas semillas de "vida" a Ross 128 b, o si al final la sorpresa es que hay algún tipo de desarrollo biológico ya en marcha en el planeta. De momento es demasiado pronto para determinar nada en este sentido, y queda ver la composición de su atmósfera así como si hay agua en su superficie.

En Xataka | Y si tenemos que abandonar el planeta, ¿dónde nos vamos?

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