El espacio es inmenso y maravilloso, y uno de los fenómenos llamativos que nos podemos encontrar son los púlsares, estrellas de neutrones que emiten chorros de radiación desde sus polos (en la imagen de portada vemos el de la nebulosa Cangrejo). Estas particulares estrellas giran sobre sí mismas y aún no se conocen del todo, y ahora un grupo de investigadores ha descubierto que el púlsar ultra-lento XB091D ha empezado a acelerar.
Se trata del trabajo de unos científicos de la Universidad Lomonosov de Moscú, publicado ayer, en el que explican que la aceleración de este púlsar empezó "sólo" hace un millón de años, cuando se emparejó con otra estrella. Este emparejamiento es el que permite que los púlsares roten, y en este caso se trata de la detección de que éste empezó a acelerar, lo cual se traduce como una especie de "rejuvenecimiento".
Como los tiburones: mientras te muevas, estás vivo
La galaxia Andrómeda es una de nuestra vecinas (hablando en términos espaciales), estando a 2,5 millones de años luz de la Tierra. Y es en uno de sus clústeres más antiguo (de su billón de estrellas) es donde se encuentra este púlsar ultra-lento (el más lento que se conoce hasta hoy), siendo un clúster un cúmulo de estrellas.
Lo que ocurre con los púlsares es que giran sobre sí mismos a velocidades que pueden alcanzar los 70.000 kilómetros/segundo, y debido a su intenso campo magnético (provocado por el propio giro de las partículas) y a su densidad, las partículas situadas alrededor de él se aceleran hacia los polos magnéticos de la estrella. Estos polos son lugares de actividad muy intensa, y a medida que se pierde la energía de rotación se van ralentizando y emitiendo chorros de radiación (rayos X o gamma), de ahí su denominación (pulsating star, al emitir pulsos cortos, de unos milisegundos).
¿La solución para que vuelva a acelerar su giro? Que una compañera tire de ella, es decir, que se forme un sistema binario de dos estrellas (un púlsar y una estrella joven), de modo que una produce viento estelar y radiación y el púlsar los atrapa, acelerándose, subiendo la temperatura y produciendo rayos X. Y lo que los científicos creen es que el púlsar de Andrómeda se enlazó a una compañera hace un millón de años y ha estado acelerando su rotación desde ese momento.
Lo que lograron observar fue este momento de "rejuvenecimiento" del XB091D (lo que llaman "reciclaje") en el que volvía a acelerar su giro, el cual había sido el más lento detectado hasta la fecha (siendo una rotación de 1,2 segundos). Un hallazgo gracias a las observaciones realizadas entre los años 2000 y 2013 por el telescopio espacial XMM-Newton, por el cual también se descubrió que el púlsar NGC 5907 X-1 era 1.000 veces más brillante de lo que se creía.
Lo que hace especial a este púlsar además de su lentitud es su tamaño, según los científicos mucho mayor de lo habitual. Y lo que concluyen es que la alta densidad de estrellas en el clúster B091D fue lo que facilitó la unión a la estrella compañera (la "aceleradora") hace aproximadamente un millón de años.
Una aguja en un pajar espacial
Son las emisiones de radiación lo que pasa periódicamente por la tierra y lo que detecta el XMM-Newton, pero no se trata de una lectura de datos sencilla ni mucho menos. Europa Press recoge las declaraciones de uno de los investigadores, Ivan Zolotukhin, que explica que los detectores del telescopio sólo pueden detectar un fotón del pulsar XB091D cada cinco segundos, de ahí que la búsqueda de datos se pueda comparar con "la de una aguja en un pajar".
Explica además que tuvieron que "crear nuevas herramientas matemáticas" para determinar la señal periódica. Además de la rotación de 1,2 segundos, lograron averiguar que el sistema binario tiene un periodo de rotación de 30,5 horas y que tardará unos 50.000 años en rotar a una velocidad convencional para un púlsar (vueltas en milisegundos y no en segundos).
Vía | TechiWire
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