La NASA va a desprecintar algunas de las rocas lunares recogidas en la misión Apollo 11 por primera vez en décadas

Atendiendo a la tecnología que hizo posible la llegada a la Luna por parte del ser humano, la evolución de la misma ha sido increíble, pero aún así aún no hemos vuelto allí y casi 50 años después lo que se recogió en aquella ocasión es lo único que se tiene de nuestro satélite. Tal es el valor de todo eso que se ha esperado décadas para reabrir parte de las rocas lunares que se recogieron en 1969.

Muchos de estos fragmentos de suelo lunar han sido tocados e incluso vistos por muy pocas personas en medio siglo. De hecho, más allá del simbolismo que implica reabrir estas muestras cuando se cumple este peculiar aniversario, el motivo principal es que los geólogos del siglo XXI puedan investigarlas debidamente con la tecnología y técnicas actuales.

Rocas y gases que se conservan desde hace casi 50 años

Estos tesoros tan especiales como espaciales se guardan en el Centro Espacial Johnson de la NASA, perfectamente aislados y conservados. Tanto que los pocos empleados que tienen acceso a ellos y se encargan de su conservación también van vestidos con trajes especiales y cubiertos de pies a cabeza, como muestran en Associated Press (AP).

Hay un total de 382 kilogramos de muestras, traídas de nuestro satélite vecino hasta la Tierra entre 1969 y 1972 gracias a los doce astronautas que pisaron suelo lunar. Algunas de ellas fueron envasadas al vacío, de modo que no han sido expuestas a la atmósfera terrestre o sometidas a la congelación con helio gaseoso, y el personal de laboratorio trata de establecer la mejor manera de desprecintarlas y extraerlas de sus contenedores sin que se contaminen haciendo prácticas con falso polvo lunar, según detallan en AP tras hablar con Ryan Zeigler, uno de los conservadores.

Además de los motivos obvios, el hecho de ir con tanto cuidado es que la tecnología actual es mucho más sensible, como matiza Zeigler, haciendo la comparación de que con las técnicas y dispositivos actuales puede hacerse más con un miligramo de lo que podía hacerse hace cincuenta años con un gramo. Concretamente, un 70% de todo lo recogido y conservado en ese laboratorio se encuentra en una caja fuerte con dos combinaciones que requiere a dos personas para su apertura, aunque lo más complicado será extraer las muestras de gases.

Las muestras de la Luna han permitido a los científicos conocer la antigüedad de las superficies de Marte y Mercurio, así como establecer ciertas ideas sobre la formación de Júpiter y otros grandes planetas de nuestro sistema solar. De ahí que tanto Zeigler como Andrea Mosie y otros científicos den tanto valor a lo que ahora va a poder investigarse más a fondo.

De la Luna a sólo nueve laboratorios

Son nueve el total de equipos de investigación que la NASA ha seleccionado para que reciban estas muestras. Ziegler establece que todo es aprovechable a partir de una masa equivalente a la de un clip de papel, de ahí que las 2.200 muestras originales se fragmentasen para poder ser estudiadas, habiendo actualmente hasta 100.000 muestras.

La expectación por el estudio de estas muestras no sólo se une a ese aniversario de la llegada del Apollo 11 a la Luna con Armstrong, Collins y Aldrin, coincide también con ese regreso a la Luna que está en boca no sólo de la NASA, sino de varias agencias espaciales y empresas privadas. Hace algunos meses China decidió explorar la cara oculta de la Luna y son muchas las misiones en torno al envío de rovers, con la fecha de llegada a la Luna en 2024 de la NASA para cumplir con los variables requisitos del gobierno estadounidense.

Así que veremos qué desvelan estas valiosas muestras mientras esperamos a ver si efectivamente el ser humano vuelve a pisar la Luna en los próximos cinco años. Por mucho que la tecnología haya evolucionado sigue siendo algo ambicioso y complejo, y sobre todo caro.

Imagen | NASA

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