En la primavera de 2017 un equipo de investigadores escudriñaba el cielo buscando el dichoso planeta “número nueve”, el misterioso y escurridizo planeta gigante que debe haber más allá de la órbita de Plutón (y que explicaría por qué hay tantos cuerpos con órbitas tan excéntricas allá fuera). No lo encontraron, pero se encontraron con Júpiter.
O Júpiter los encontró a ellos cruzándose por la zona donde buscaban. Así fue como Scott S. Sheppard y su equipo descubrieron doce lunas nuevas alrededor de Júpiter - 11 lunas normales y otra tan "rara" que parece destinada a estrellarse con alguna de sus ‘vecinas’.
El gigante de las muchas lunas
Desde entonces han tardado más de un año en confirmar que esos objetos son realmente lunas. No es nada sencillo. Muchas de estas lunas tardan más de dos años en completar una vuelta al planeta, por lo que se necesitaban muchas observaciones.
Pero según los investigadores, ya está confirmado. Nueve de estas lunas forman parte de un enjambre que gira en sentido contrario a la rotación del planeta. Este enjambre se organiza en tres grupos distintos y se cree que son restos de un satélite más grande que existió (y se destruyó) en algún momento.
Pero quizás lo más interesante es el descubrimiento de una luna realmente extraña, un "bicho raro", un "kamikaze estelar". Esta luna tiene una órbita mucho más excéntrica que el resto y se mueve en un plano distinto (aunque atraviesa la de numerosas lunas). Probablemente se trata de la luna conocida más pequeña del planeta.
Pero poco tiempo. Como explican los investigadores esta es una situación inestable: tarde más o tarde menos, “las colisiones frontales [con otros cuerpos celestes] la reducirán a polvo”. Mientras tanto, cuatrocientos años después del descubrimiento de las primeras lunas de Júpiter, el gigante gaseoso ya cuenta con 79. Eso sí que es una familia numerosa.
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