Los hitos espaciales lo seguirán siendo siempre por mucho que se vaya logrando a posteriori, pero eso no quita que también vayamos descubriendo curiosidades y datos que habían permanecido ocultos por algún motivo. Y el interés quizás es mayor si el motivo fue que no trascendiese el peligro real vivido en dicho hito, como ocurrió con los alarmantes mensajes que se escribieron durante el vuelo de Yuri Gagarin.
Poniéndonos un poco en situación y para refrescar por qué será recordado para siempre, corría el año 1961 cuando el en ese momento teniente primero de las Fuerzas Aéreas y cosmonauta de la Unión Soviética Yuri Alexeiévich Gagarin realizaba el primer vuelo espacial tripulado. Un viaje del que se cumplen hoy día 12 de abril 52 años y que no fue precisamente un camino orbital de rosas, aunque en ese momento no quisieran contarlo.
Los recursos del momento
Cuando hablamos de la tecnología que nos llevó a la Luna ya vimos que, aunque se tratase de lo último en ese momento, fue un tanto milagroso que con ello se pudiese no sólo llegar, sino estar en constante comunicación con la nave. Eso hablando de 1969, así que si pensamos en los ordenadores y materiales que se usaban ocho años antes las cosas se ponen aún más "interesantes".
En caso de Gagarin lo que lo llevaría por encima de los cielos fue el cohete Vostok 1. Éste pondría los propulsores a la cápsula a modo de bola de cañón en la que iba el primer cosmonauta ruso de unas tres toneladas, a la cual se unía una estructura que incorporaba entre otros elementos los retropropulsores para disminuir la velocidad de la nave.
Todo era irremediablemente prematuro y era imposible que dejase de tener ese halo de ensayo (por muchas pruebas que se hiciesen antes) cuando se trataba del primer vuelo espacial tripulado, de hecho aunque la NASA lo adjudique al "Mercury" de Alan Shepard en el vuelo suborbital con la nave Freedom 7, es el de Gagarin el que se considera el primer traje espacial. Los recursos eran lo que eran y la proeza es innegable, aunque por muy bonito que parezca según las transcripciones de las grabaciones que se fueron viendo las anotaciones del coronel Yevgueni Karpov (que dirigió partes de todo el proceso) que salieron a la luz posteriormente hicieron ver que el logro tuvo bastantes tintes de milagro.
Tyuratam, tenemos un problemón
Sobre ellas hablaron en el New York Times en 1996 con motivo de que parte de los objetos que quedaron de ese viaje salían a subasta en la casa Sotheby's. Las anotaciones formaban parte de los más de cien objetos de "parafernalia soviética espacial", sobre todo cuando el director de Sotheby's en Nueva York en ese momento, David Redden, y un traductor llegaron a una página llena de signos de exclamación y la expresión "mal funcionamiento" entre muchas otras.
Dieron con una página llena de signos de exclamación y la expresión "mal funcionamiento"
En esas notas vieron aspectos como que la separación de los dos componentes de la nave no ocurrió diez segundos tras el encendido de los retropropulsores de freno como estaba previsto, sino que se hizo tras diez "agonizantes" segundos. Después de esto, la nave empezó a girar de manera descontrolada sobre ella misma, al parecer cuando ya se precipitaba a la Tierra.
Esto lo contaron en detalle en Naukas, que detallan que debido a que la cápsula no se separó como estaba previsto la nave giró bruscamente en todas las direcciones con una velocidad angular de 30 grado por segundo. Lo que ocurrió es que el ordenador concluyó que el encendido de frenado había fallado y no autorizó la separación de la cápsula ya que éste no disminuyó lo suficiente la velocidad orbital de la nave, aunque afortunadamente las cinchas metálicas que unían ambas partes se derritieron por el calor y pudo completarse el vuelo.
Así, los problemas en el sistema de frenado (por los que el ordenador concluyó que su encendido falló) e debieron a un fallo de una de las válvulas del sistema de presurización, que hizo que la velocidad disminuyese menos de lo calculado y que alejó al astronauta de la zona de aterrizaje prevista (aunque "sólo" 180 kilómetros y no los 350 kilómetros que podrían haber sido).
Gagarin sufría todo esto atado, por cierto, porque no se quiso arriesgar nada en cuanto a los entonces desconocidos efectos de la ingravidez sobre el cuerpo humano. Y al final lo único que hubo que "lamentar" es que la trayectoria de reentrada a la Tierra fue con un ángulo mayor de lo previsto y Gagarin experimentó una deceleración de 12 g en vez de los 9 g previstos.
A esto añadía James E. Oberg, ingeniero y periodista que atestó la autenticidad de las notas, que según sus fuentes se forzó la unión de las dos secciones de la nave con un grueso de cables (conocido como "cordón umbilical") que aparentemente causó que las dos partes girasen sobre sí mismas y que cupiese la posibilidad de que una chocase contra otra.
No es de extrañar que en esas notas se leyesen expresiones como "¡¡¡Mal funcionamiento!!!", "Impacto repentino" (cuando la nave empezó a girar), "Situación de emergencia" o "¡No tema!", casi todas durante esos interminables diez minutos de drama a 30 grados por segundo.
La importancia del silencio
Más allá del logro a nivel de ingeniería y de terquedad humana está lo que en ese momento supuso en cuanto a la rivalidad internacional: Rusia había adelantado a Estados Unidos y le había tocado donde más le dolía, en el orgullo. De hecho, poco después del vuelo del ruso el entonces presidente estadounidense, J. F. Kennedy, anunciaba que antes de que acabase la década los estadounidenses pisarían la Luna.
Pero quizás igual (o más) importantes fueron los silencios que los anuncios, porque todos estos errores y problemas en el primer vuelo espacial tripulado fueron saliendo posteriormente en parte por no sembrar miedo en lo que era el germen de una próspera carrera espacial (claro que en ese momento no imaginaban que así iba a serlo). De hecho, Oberg dijo tras examinarlas que tanto el haber escrito esas notas como el haberlas conservado personalmente suponía "una violación severa de la seguridad" por parte de Karpov.
El experto en materia espacial dijo también en referencia al vuelo que el cosmonauta estuvo bastante cerca de la muerte, que "había varias maneras de que [el vuelo] lo hubiese podido asesinar", de ahí que según citaba el periódico haya expertos (entre ellos el propio John Glenn, el primer estadounidense en completar una órbita a la Tierra) que consideran que de haberse conocido los detalles de la problemática del viaje el curso de la historia hubiese cambiado, quizás con retraso por tener más cautela y menos prisa por lograr ciertos objetivos.
Imagen | Sputnik
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