Hemos visto por primera vez el corazón de un gigante gaseoso: acabamos de encontrar el núcleo intacto de un planeta a 730 años luz

Decía un famoso planetólogo que "lo esencial es invisible a los ojos" y, al menos cuando hablábamos del núcleo de los planetas, esa máxima era esencialmente verdad. Solo se podía conocer cómo era realmente un núcleo "de oídas": haciendo cálculos y estudiando las particularidades de de sus dinámicas planetarias. Pero ahora eso ha cambiado.

Por primera vez en la historia, un equipo de astrónomos ha conseguido observar el corazón intacto de un planeta. Son los restos del naufragio de un gigante gaseoso que orbitaba muy cerca de una estrella a 730 años luz de nosotros. No está claro si es el resultado de perder la atmósfera gaseosa o ni si quiera pudo formar una en sus primeros años de vida. Pero lo que sí sabemos es que este hallazgo ofrece una visión sin precedentes del interior de los planetas.

De sorpresa en sorpresa

ESO

Un lugar 'imposible' "Está justo en la zona donde creíamos que los planetas del tamaño de Neptuno no pueden sobrevivir", explicaba Richard West de la Universidad de Warwick y efectivamente que el proyecto TESS fuera capaz de localizarlo fue una sorpresa. TOI 849 b, que es como se llama, tiene una órbita de solo 18 horas y un tamaño similar al de Neptuno. Por su cercanía a su Sol, tiene temperatura superficial de alrededor de 1.500 ºC.

Por ello, una vez localizado, los investigadores recurrieron al HARPS, en un instrumento que desde el Observatorio Europeo Austral de Chile utiliza el efecto Doppler para medir la masa de los exoplanetas infiriéndola de los pequeños cambios que se registran en el espectro de luz de la estrella que recibimos. Así descubrieron que tiene entre dos y tres veces la masa de Neptuno, pero que era tremendamente denso (y por eso tenía un tamaño similar al de nuestro vecino).

Un planeta con una historia muy inusual No solo se trata de un núcleo totalmente expuesto, ni de que esté en una zona de la órbita estelar donde nunca habríamos imaginado buscar. Es que, además, Concretamente, se trata del objeto más masivo que conocemos con ese tamaño.

¿Qué pasó? La pregunta clave es esa, ¿qué le pasó a TOI 849 b? ¿Cómo es posible que un núcleo planetario acabe expuesto de esa manera? Ahora mismo hay dos teorías encima de la mesa. La primera es que en su momento tenía una configuración similar a Júpiter, pero que en algún momento perdió todo el gas que lo rodeaba. Hay varios motivos que podrían explicar esto, desde la evaporación a la colisión con otro planeta.

Sin embargo, la teoría más cautivadora es la que dice que algo salió mal durante su proceso de formación y nunca se conformó la atmósfera gaseosa. ¿Qué podría hacer que un planeta de ese tamaño se convirtiera en algo fallido? Sea como sea, no es lo más interesante que TOI 849 b puede enseñarnos.

Mirar un núcleo planetario sin hacer muecas Lo primero es, evidentemente, los mecanismos y particularidades sobre la formación de nuestros planetas gaseosos. Pero, más allá de eso, "tenemos la oportunidad de mirar el núcleo de un planeta de una manera que no podemos hacer en nuestro propio sistema solar" y debemos recordar que los núcleos son esenciales. No podremos terraformar planetas sin una ingeniería espacial capaz de entender los secretos más básicos de los núcleos planetarios. Este es un lejano, pero excelente paso.

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