Después de pasar nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI), los astronautas Sunita “Suni” Williams y Barry “Butch” Wilmore finalmente tienen una ruta de regreso a la Tierra tras la llegada de la misión Crew-10, operada por la compañía privada SpaceX en colaboración con la NASA.
La nave permitirá su retorno después de que complicaciones técnicas en la nave Starliner de Boeing convirtieron una semana de trabajos en la EEI en literalmente una odisea en el espacio. Y aunque la aventura está por concluir, tanto Williams como Wilmore, muy probablemente se enfrentarán a algunas complicaciones físicas cuando regresen.
Recordemos que durante estancias prolongadas en el espacio, el cuerpo humano experimenta diversas adaptaciones y desafíos fisiológicos, que deben ser atendidos por especialistas una vez los dos astronautas toquen tierra.
Las posibles afectaciones físicas
En primer lugar, es importante destacar que la microgravedad experimentada en la EEI provoca una disminución en la carga que soportan los músculos y huesos del cuerpo de quienes la habitan, lo que puede conducir a la atrofia muscular y a la pérdida de hasta el 1 por ciento de densidad ósea al mes.
Y aunque los astronautas realizan rutinas de ejercicio diario para mitigar estos efectos, es común que experimenten cierta debilidad muscular y mayor riesgo de fracturas óseas al regresar a la Tierra.
En este ambiente el sistema circulatorio también experimenta cambios significativos. La redistribución de los fluidos corporales provoca una reducción del volumen sanguíneo y puede llevar a una disminución en la presión arterial, por lo que los astronautas suelen experimentar mareos y desmayos debido a la dificultad del cuerpo para readaptarse a la gravedad.
Por su parte, el síndrome neuro-ocular asociado a los vuelos espaciales (SANS, por sus siglas en inglés) es un problema recurrente entre astronautas que pasan largos periodos en el espacio.
Asimismo, se ha observado que la presión intracraneal aumenta en ausencia de gravedad, lo que puede comprimir el nervio óptico y afectar la visión. Además, el sistema vestibular, responsable del equilibrio y la orientación espacial, sufre alteraciones que pueden provocar vértigo y problemas de coordinación motora al regresar a la Tierra.
La exposición prolongada al ambiente espacial también puede debilitar el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones. Estudios recientes sugieren que un entorno completamente estéril en las naves espaciales podría afectar negativamente la respuesta inmunológica de los astronautas, provocando erupciones cutáneas, alergias e infecciones.
Para contrarrestar estos efectos, los astronautas deben someterse a un riguroso programa de rehabilitación tras su regreso. Este proceso incluye ejercicios físicos para recuperar la fuerza muscular, terapia de reeducación vestibular para mejorar el equilibrio y seguimiento médico para evaluar la recuperación ósea y cardiovascular.
Cuándo será el retorno de los astronautas
El regreso está programado para el 18 de marzo, con un amerizaje previsto en la costa de Florida. Sin embargo, la NASA y SpaceX monitorean las condiciones meteorológicas, ya que el descenso depende de la estabilidad atmosférica y del estado del océano.
Si todo sale bien, se marcaría el cierre de una misión que evidenció los desafíos técnicos en la exploración espacial y la importancia de contar con sistemas de respaldo.
Aunque también confirma el compromiso de la NASA con la colaboración público-privada, destacando el papel de SpaceX en la rotación de tripulaciones y el avance de la industria aeroespacial comercial.
Para la agencia espacial son alianzas que están “allanando el camino para exploraciones que abarcarán desde la órbita terrestre baja hasta la Luna y Marte”.
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