El cargador USB-C que usas para tu móvil de última generación podría llevar al hombre a la Luna. Eso es lo que nos ha descubierto un detallado informe de un programador que ha estudiado el chip que encierran algunos de estos cargadores para compararlo a la Computadora de Guiado del Apollo 11 (AGC) que llevó por primera vez al hombre a pisar la Luna.
Hace tiempo que los cargadores y adaptadores actuales con los que alimentamos nuestros ordenadores y nuestros dispositivos móviles cuentan con pequeños microprocesadores para gestionar todo el proceso. Ahora resulta que esos microprocesadores, aunque muy limitados, superan la potencia de proceso de lo que aquella misión logró en 1969.
Quién se lo hubiera dicho a la NASA
Un desarrollador llamado Forest Heller detallaba en su blog —HTML puro y duro, sin florituras— la arquitectura interna de esos microprocesadores.
En su estudio comparaba el cargador del Google Pixel con uno de Huawei y otro de Anker, y los enfrentaba a la computadora de guiado que se usó en la misión Apollo 11 de la NASA.
Es una comparación difícil ya que la arquitectura y tecnología de aquel ordenador eran muy distintas a los sistemas con los que se trabaja actualmente incluso en estos adaptadores, y que varían según el fabricante.
Como indica Heller, el procesador más potente de los que estudió fue el Anker PowerPort Atom PD2: la frecuencia de reloj de su Cortex-M0 es de tan solo 48 MHz, que es más o menos la frecuencia de trabajo de los (mucho más potentes) Intel Pentium de mediados de los 90. En cambio el ordenador del Apollo 11 trabajaba a una frecuencia de reloj de apenas 1 MHz.
Chips sencillos para misiones complejas
Al comparar con más detalle el chip de Anker con la documentación del AGC, Heller descubría cómo en ambos casos la arquitectura era relativamente simple: sin caché, con acceso a memoria a velocidad constante y sin hardware dedicado para instrucciones de coma flotante o de vectores (AVX/SSE).
Gracias a ello pudo establecer cuántos ciclos se necesitaban para operaciones sencillas como una multiplicación, una división o el almacenamiento en memoria deun dato. La conclusión era contundente: el AGC necesitaba 12 veces más ciclos de reloj que el Cortex-M0, lo que unido a su velocidad de reloj hacía que ese cargador sea 563 veces más rápido que la Computadora de Guiado del Apollo 11.
También había ventajas en la capacidad de esos chips para almacenar programas: el cargador de Anker tenía 1,78 veces la capacidad para almacenar instrucciones que el AGC, algo que también da más margen de maniobra para esa hipotética misión espacial. Como explicaba Heller parecía poco probable lograrlo con los 8 KB de almacenamiento del cargador del Google Pixel.
En la misión Apollo 11 se usaron 2 AGC, un computador para el Saturn Launch Vehicle (LVDC) y un Sistema de Abortado de Guiado: esos cuatro "ordenadores de a bordo" podrían haber sustituido probablemente por uno solo de los adaptadores USB-C de Anker, aunque eso sí, se necesitarían otros dos para añadir la lógica redundante que se encontraba en el Apollo 11 por si había fallos. Y habría que adaptar el código fuente (bromas incluidas) que estaba desarrollado para el AGC, por supuesto.
Y aún así, parece claro que la tecnología ha avanzado una barbaridad, aunque Heller lo ve de otra forma: que hasta un adaptador USB-C integre un microchip como este no es más que otra demostración de la complejidad que se ha añadido a un producto aparentemente simple.
No sabemos si con un chip como el del cargador de Anker podríamos ir a la Luna —no está diseñado para ello, por supuesto—, pero al menos en términos de potencia bruta la respuesta parece clara.