El presupuesto no siempre es el deseado en las misiones espaciales y ya hemos visto que a veces puede jugar malas pasadas en la planificación, pero también pueden llevarse a cabo proyectos interesantes con cantidades relativamente pequeñas y un ejemplo es la misión CHEOPS, cuyo principal protagonista es un satélite construido en España.
Se trata de un proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA) dentro del programa Cosmic Vision centrado en el estudio de los exoplanetas, cuyo censo cada vez es más extenso pero cuyo estudio entraña cierta dificultad al estar muy alejados de nuestro planeta y de nuestros observatorios. Eso sí, nada de ponerse a la caza de nuevos exoplanetas, Cheops subirá al espacio con una agenda ya establecida para aprovechar su tiempo desde el instante en el que se ponga en marcha.
Un pequeño satélite para ampliar el conocimiento sobre nuestros vecinos
CHEOPS suena a faraón del antiguo Egipto pero en realidad son el acrónimo de CHaracterising ExOPlanet Satellite, denominación en la cual se resume su cometido. Se trata de la primera misión espacial internacional dirigida desde España tras haber ganado el contrato de 25 millones de euros la división española de Airbus Defensa y Espacio en 2014, según recordaban en El País.
CHEOPS mide aproximadamente un metro y medio de largo, alto y ancho, por lo que es relativamente pequeño. Básicamente se trata de un emplazamiento para llevar un fotómetro de alta sensibilidad que sea capaz de medir la luz que se produce en otros sistemas planetarios, de modo que pueda determinar el tamaño de exoplanetas y pueda calcularse así su densidad y composición.
La plataforma de CHEOPS fue construida en su totalidad por Airbus DS España, pero el telescopio de altas prestaciones Ritchey-Chrétien que integra fue concebido, desarrollado y fabricado en Suiza por la Universidad de Berna, como explican en FLY NEWS. Tras completarse la integración del mismo, el satélite se sometió a una serie de pruebas (fuera de España).
Como hemos comentado hablando de algunos exoplanetas llamativos e interesantes, gracias a los instrumentos de los telescopios y a las distintas ondas que usan pueden determinarse aspectos como la temperatura o la composición de cuerpos celestes aunque estén a años luz. Y la idea es que midiendo la reducción de brillo que se produce en una estrella cuando un planeta se cruza por delante de ella pueda realizar todos esos cálculos.
El aspecto diferencial de CHEOPS es que se centrará en exoplanetas ya conocidos, de modo que sus tres años y medio de vida útil se aprovecharán al máximo al ya haber una agenda de a qué apuntar y no tratarse de una búsqueda per se. De este modo, se maximizará la recogida de datos esperando determinar con mayor precisión y exactitud el radio de cada uno de los exoplanetas estudiados.
Más planes por parte de Europa para el conocimiento del espacio
El satélite se ubicará a unos 700 kilómetros de la Tierra para iniciar sus observaciones. La misión tiene un coste relativamente bajo, 50 millones de euros, y se ha desarrollado en colaboración con Suiza, Portugal, Italia, Hungría, Reino Unido, Suecia, Alemania, Austria, Bélgica y Francia.
El lanzamiento está previsto para octubre de este año, desde la Guyana Francesa. El equipo de la misión se aprovechará de un 80% del tiempo de observación, que será dedicado a esa lista predefinida de exoplanetas, y el 20% restante estará disponible para la comunidad científica mundial.
El relevo lo tomará un futuro satélite con un espectrógrafo que se centrará en analizar la composición química de la atmósfera de los planetas. Estaremos atentos en unos meses para el lanzamiento, el cual de hecho estaba previsto en un principio para 2017 pero se aplazó hasta este año, en parte para que diese tiempo a finalizar CHEOPS.
Imagen | ESA - S. Corvaja
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