El éxito de las misiones espaciales de la NASA es fruto de una enorme labor de investigación, pero antes de poner una misión de este tipo en marcha también hay un gran trabajo previo de simulación que permite comprobar si todos los sistemas se comportarán de forma debida durante esas misiones.
Uno de los aspectos más críticos en el éxito de esas misiones es el de los aterrizajes de las naves espaciales tanto en la superficie de los planetas que queremos explorar como en la de nuestro planeta a la vuelta de esas misiones. En esas pruebas desempeña un papel fundamental el Landing Impact and Research Facility (LandIR), unas instalaciones en las que la NASA literalmente estrella sus prototipos para evitar que las naves que recorrerán el espacio no lo hagan.
Este laboratorio nació en 1965 con otro nombre mucho más descriptivo: el Lunar Landing Research Facility (LLRF) estaba orientado a evaluar los sistemas de aterrizaje -o más bien, alunizaje- de las naves que tenían como objetivo alcanzar la Luna. Aquellas pruebas fueron las responsables de que entre otras cosas Neil Armstrong pudiera pronunciar sus famosas palabras en aquella legendaria misión del Apollo 11.
Estas instalaciones no eran demasiado conocidas hasta ahora, pero la NASA ha querido recordarnos su relevancia con un pequeño montaje en el que podemos comprobar cómo diversas aeronaves se estrellaban contra el suelo y el agua para comprobar los sistemas que permiten a los ingenieros evaluar su comportamiento y evitar -o al menos minimizar- los riesgos que implican estos complejos procesos.
Vía | Motherboard
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